A finales de la semana pasada el Partido Socialista Búlgaro (BSP por sus siglas en búlgaro) advirtió en tono perentorio que no participaría en sesiones plenarias del Parlamento a menos que éstas se hicieran para votar la dimisión del jefe parlamentario Dimitav Glavchev, el Presupuesto Público 2018 y la petición de moción de censura al Ejecutivo. Tras presentar Glavchev su dimisión por su propia voluntad, quedando la misma aceptada con rapidez incluso por los gobernantes, el BSP se vio enfrentado a la necesidad de actualizar su postura de contraposición. A nivel de Consejo Nacional, el sábado, día 18 de noviembre, los socialistas resolvieron que Kornelia Ninova, lideresa del BSP, votara a favor de la propuesta del partido GERB de cambios en la Constitución, capaces de eliminar la prescripción de delitos en la privatización en el país pero que al mismo tiempo el grupo parlamentario del Partido Socialista Búlgaro votase en contra de esta revocación. De esta manera el BSP pretendería manifestar, por una parte, no temer los reproches de una participación de Kornelia Nínova en turbias transacciones de privatización, y, por el otro, respetar la posición de los juristas socialistas de que la propuesta del partido GERB era anticonstitucional. Esta maniobra táctica resulta tan ambigua que ha provocado reacciones negativas en el propio Partido Socialista Búlgaro, y los círculos opositores en su seno han comenzado a referirse a un debilitamiento de las posiciones de la lideresa.

Los socialistas no desisten de la moción de censura que han promovido y la depositarán, junto con el Movimiento por Derechos y Libertades al término de los debates en torno al Presupuesto Público 2018. La causa de la moción de censura, sin embargo, se ha ido diluyendo tras conocerse que el BSP insiste en ella movido por el deseo de confrontarse con el partido GERB, y que el Movimiento por Derechos y Libertades lo hace con el afán de apartar del poder a los nacionalistas Patriotas Unidos. Mientras, el partido Volia ha abandonado sus intenciones iniciales de respaldar la moción de censura.

Entretanto, el sábado, cuatro formaciones extraparlamentarias de derechas anunciaron una iniciativa llamada “Manifiesto búlgaro por Europa”, deseosas de subsanar la falta de prioridades y visión claras tendentes a afirmar a Bulgaria como un Estado europeo moderno. Ocho meses después de haber fracasado la idea de acudir conjuntamente a las elecciones parlamentarias, ahora las formaciones “Demócratas por una Bulgaria Fuerte-Nueva República”, “Sí, Bulgaria”, los Verdes y los liberales del DEOS hacen un nuevo intento por mancomunar sus actuaciones. Sin embargo, a consecuencia del descalabro sufrido en el intento anterior, hoy “la derecha auténtica” se encuentra fuera del Parlamento y, aunque prospere su nuevo esfuerzo de unión, sus frutos no se podrán ver ahora sino dentro de mucho tiempo, eventualmente en las próximas elecciones .Hasta entonces el gabinete “Borisov 3 “ seguirá gobernando sin ser molestado por la oposición, y sus nuevos e importantes retos no serán ni la aprobación del Presupuesto Público ni la promovida moción de censura sino los que implica la presidencia búlgara del Consejo de la UE a partir del 1 de enero de 2018.

Sobre el telón de fondo de las recientes tensiones políticas en Bulgaria, resulta curioso destacar que con vistas al desarrollo exitoso de la presidencia búlgara todos los partidos políticos en el Parlamento han prometido previamente y en reiteradas ocasiones su respaldo a esta presidencia. La declaración más reciente de tal apoyo la ha hecho hace sólo una quincena de días Denitsa Zlateva, vicepresidenta del Partido Socialista Búlgaro. Entrevistada por Radio Nacional de Bulgaria Zlateva ha señalado que la presidencia del Consejo de la UE no es responsabilidad exclusiva de los partidos en el poder y que tras declarar su respaldo al éxito de la presidencia búlgara, por sus actuaciones hasta el momento el BSP ha demostrado que el tema es suprapartidista y nacional. ¿Es así, de veras?

Versión en español por Mijail Mijaiov