Durante largo tiempo llamaron en Bulgaria el 22 de septiembre “Fiesta del zar” puesto que un día como hoy, en el año 1908, el entonces Príncipe Fernando daba lectura al histórico Manifiesto, dirigido al pueblo, con lo cual el país rechazaba oficialmente su dependencia de vasallo del imperio otomano. Así, 30 años después de la Liberación del dominio otomano en 1878, Bulgaria, uno de los Estados más antiguos de Europa, volvía a aparecer en el mapa del Viejo Continente tras cinco siglos de dominación otomana.

Sin embargo, la celebración de la Independencia de Bulgaria no es únicamente una “fiesta del zar”´, sino la conmemoración de un éxito y un triunfo significativos de la joven diplomacia nacional. Ésta se había aprovechado hábilmente de las circunstancias surgidas en el plano político exterior y los deseos de los países de no permitir un nuevo conflicto bélico en los Balcanes.

Tras actuaciones diplomáticas inmediatas por parte de Bulgaria, la Sublime Puerta acabó reconociendo la independencia búlgara sólo un año después. Hicieron otro tanto las Potencias Europeas que en el marco de los 10 días posteriores a la Proclamación de la Independencia fueron reconociendo a Bulgaria como Reino y Estado independientes.

El aniversario 109 del memorable Manifiesto de Proclamación de la Independencia, leído en Tarnovo, antigua capital de Bulgaria, es buen motivo para preguntarnos si los búlgaros hemos sido continuadores dignos de aquella obra sagaz y patriótica de nuestros antepasados. En este sentido, hemos conversado, en Sofía, con representantes de los círculos académicos.

Presenta muchas dimensiones la cuestión de por qué hoy no sentimos con nuestro corazón, nuestra piel y nuestra alma la Independencia de Bulgaria, dice Todor Popnedelev, profesor en la Facultad de Historia, de la Universidad de Sofía “San Clemente de Ohrid” y agrega: Pasa así debido a un gran número de razones. Durante un prolongado período, en la educación búlgara, en los años posteriores a 1944, el acto del 22 de septiembre de 1908 había sido concebido como actuación de una parte de la elite política. Incluso en períodos anteriores se consideraba que desde aquel año la burguesía búlgara había comenzado a librar guerras que obedecían a sus objetivos chovinistas. Es una idea extrema pero ha calado hondo en la conciencia de varias generaciones de personas que no han profundizado en sus conocimientos sobre la historia. En los tiempos modernos, el apresurado y ajetreado día a día, que en ocasiones se reduce simplemente a la supervivencia del individuo, nos mueve a atender a esa fecha, a poner mientes en ella, pero haciéndolo únicamente el día de la independencia. Se trata de un acto importante, que se inserta en una sucesión de acontecimientos de la historia búlgara, se relaciona con el Renacimiento Nacional, con la Liberación del dominio otomano en 1878 y con la Unificación, en 1885 y así, las acciones de la sociedad renacentista, de la Bulgaria Nueva lograron el resultado final: la Independencia de Bulgaria. Los búlgaros hemos tenido instituciones aún antes de tener un Estado. Por ejemplo, el Exarcado búlgaro lo tenemos desde el año 1870, la Sociedad Literaria Búlgara, precursora de la Academia de Ciencias, desde el año 1869. No hay que olvidar tampoco las numerosas escuelas que se fueron abriendo en muchas regiones del país. Todo ello es una expresión de nuestra espiritualidad, de nuestro afán de libertad. La emanación de aquellas ideas se produjo con la proclamación de la Independencia. Es una fiesta magna para todos los búlgaros porque el primer paso hacia ella había sido la Unificación del Principado de Bulgaria con Rumelia Oriental. Es que la Independencia resultaba indispensable para que se lograra la unificación integral de la nación.

Daniel Dinev, estudiante en la Universidad de Arquitectura y Construcciones, dice que no tiene motivo para sentirse independiente en el plano personal, y concibe la independencia como una categoría manejada en la historia y la política. Dice: Soy una persona dependiente, en lo financiero, de las reglas en este Estado, de la universidad. La dependencia significa que uno se atenga a unas decisiones que toman los superiores. Nosotros, por mucho que nos esforcemos, no tenemos derecho ni capacidad para cambiar algo. Somos dependientes también por el hecho de que no haya castigo para gran número de irregularidades y que tengamos que tenerlas en consideración. El sistema judicial no funciona bien aunque el derecho esté de tu lado, el sistema judicial no le protege justamente a uno y así uno se vuelve dependiente de intereses y decisiones subjetivas de Fulano y Mengano.

Gabriela Ivanova cursa estudios universitarios de cuarto año y opina que son las cualidades y la individualidad de uno las que lo hacen independiente. Mientras nos encontramos estudiando nos resignamos con las circunstancias, dice ella, pero confía que las dificultades robustecen y desarrollan más al individuo. Gabriela opina que ser independiente significa crear el mundo nuevo antes que ser seguidor de modelos anticuados, pese a que los innovadores tengan que pagar un precio elevado por su independencia.

La independencia debe convertirse en valor esencial de la gente joven de Bulgaria”, dice Ani Dikliovska, estudiante universitaria de la ciudad de Stara Zagora, y agrega: Esto significa que los jóvenes confíen más en sí mismos, conozcan bien sus derechos y sepan defenderlos. Cualquier persona joven, todo estudiante universitario, depende, en lo económico, de sus padres, pero es el Estado quien debe propiciar mejores condiciones para que los estudiantes puedan trabajar, mantenerse y sentirse más libres.

Según otro estudiante universitario, Gueorgui Gueorguiev, el Día de la Independencia es una de las fiestas más importantes de Bulgaria en el cual debemos desvincularnos de la cotidianeidad, olvidarnos de nuestros apuros y recordar que también podría irnos peor. Toda persona tiene derecho a concebirse como individuo independiente, siempre y cuando no estorbe a las demás personas, asegura.

Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: Guergana Mancheva y BGNES