En el siglo VII, los protobúlgaros, liderados por el kan Asparuj, cruzaron al sur del Danubio y en el año 681 establecieron en el territorio de la actual Bulgaria nororiental su Estado. La primera capital del mismo fue Pliska y, más tarde, Preslav. Más o menos por aquellos tiempos legendarios aparecieron en tierras búlgaras los balvan, estatuas monolíticas antiguas cuyos orígenes y datación más precisa son, durante más de un siglo, objeto de investigaciones y polémicas en los círculos arqueológicos y lingüísticos. En los escritos búlgaros antiguos de la época del Primer Reino Búlgaro (681–1018) aparecen testimonios de la palabra bluvan. Algunos lingüistas consideran que la raíz de la palabra es, probablemente, de origen túrquico y significa “estatua, ídolo, columna”, otros, que proviene del vocablo persa pehlivan que significa “luchador, hombre fuerte, héroe”.
La palabra balvan se puede aplicar tanto a las estatuas antiguas conocidas como piedras babás como a las piedras devtashlar encontradas en la región de la primera capital búlgara, Pliska”, comenta el Prof. Asociado Dr. Zarko Zhdrakov, de la Cátedra de Estudio de la Historia del Arte de la Academia Nacional de Bellas Artes. El Dr. Zhdrakov esboza una de las posibles interpretaciones del origen y destinación de estos monumentos:
Las piedras babás recuerdan a los bodhisattvas tibetanos. En ellos la iconografía presenta los símbolos de la fertilidad –vientre grande, pechos grandes, la prosperidad mediante las formas– , y, desde Mongolia hasta el mar Negro, deberían representar a los soberanos.
El vocablo babá es de origen túrquico y significa “padre”, como también “héroe”. El culto a los antepasados era muy desarrollado en los pueblos túrquicos. Las piedras babás son una señal en el espacio que los protobúlgaros dejaban como testimonio de la presencia del clan. Dos monumentos de culto –piedras babás– del siglo XI: de un hombre con un casco en la cabeza y de una mujer de pelo largo, ambos con los brazos cruzados por delante y sujetando sendas copas, son unos de los objetos raros expuestos en el Museo Regional de la nororiental ciudad de Shumen. Las estatuas fueron descubiertas durante las excavaciones de un montículo funerario al este de la aldea de Tzarev Brod (provincia de Shumen), detalla el Dr. Zarko Zhdrakov y prosigue:
Los devtashlars son monolitos de piedra mínimamente tallada, profundamente enterrados en la tierra. Devtashlar es el nombre local turco de estas piedras, que significa “fantasmas de piedra”. Se colocaban en proximidad de las tumbas de los soberanos para glorificarlos. Representan el espíritu de los enemigos que aquéllos habían matado y los acompañaban en el más allá para servirlos.
Según el Dr. Zhdrakov, la ubicación de las piedras devtashlar en el espacio es uno de los argumentos esgrimidos por los investigadores que consideran que los protobúlgaros no son un pueblo túrquico. Los devtashlars en las tierras búlgaras están formados en cuadrado, a diferencia de los hallados en el macizo de Altái, en Asia Central. Sin embargo, en Asia Central, los enemigos son jinetes a caballo, desplazándose en columnas o desplegándose en fila, mientras que aquí se interpreta de manera creativa la victoria sobre los legionarios romanos, que se formaban en cuadrado.
En el territorio de Bulgaria una gran mayoría de las piedras devtashlar ha sido localizada principalmente en la zona de Pliska y Madara, donde se ubica una de las fortalezas que rodeaban la antigua capital del país. Pero, ¿qué es lo que permite determinar que las estatuas monolíticas balvan son obra de los protobúlgaros, y no de otros pueblos que atravesaron estas tierras?
Datar las piedras babás es el mayor problema –explica Zarko Zhdrakov– . Una de las argumentaciones principales es su ubicación geográfica; están situadas cerca de la primera capital búlgara, Pliska. Algunos investigadores pretenden relacionar el par de piedras babás del Museo Regional de Shumen con pueblos túrquicos más tardíos que poblaron las tierras búlgaras, de los que tenemos información, como los pechenegos y los cumanos. Sin embargo, es poco probable que tanto unos como los otros hayan colocado semejantes monumentos funerarias en el Imperio Romano cristiano. Es lógico suponer que los bizantinos no los fueran a conservar. Esto nos permite asociarlos al período protobúlgaro temprano, o sea, a la época de los primeros kanes, Asparuj y Térvel. En las estepas, al norte del mar Negro ha sido encontrada una gran cantidad de idénticos monumentos. La mayoría no están en sus lugares originarios, por eso es difícil conectarlos con un centro concreto. El lapidarium de la ciudad de Poltava, en Ucrania, recoge una colección. Los investigadores rusos, en su conjunto, remiten las piedras babás a los cumanos y, eventualmente, a los pechenegos pero otros científicos las asocian a un período más temprano.
Versión en español por Daniela Radíchkov
Fotos: Cortesía del Dr. Zarko Zhdrakov
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