Posiblemente, cualquiera haya visto en la calle, en el metro o en la cafetería a gente que se comunica entre sí en el lenguaje de señas y gestos. Quienes no entienden este lenguaje representan una mayoría y esto se transforma en una barrera ante la comunicación entre los seres humanos. Un equipo de estudiantes programadores de la Facultad de Matemática de la Universidad de Sofía “San Clemente de Ohrid” ha creado un dispositivo que ofrece a personas sordas la oportunidad de comunicarse con palabras. Según la Organización Mundial de la Salud, hay en el mundo unos 360 millones de personas sordas o de facultades auditivas deterioradas. Integran el equipo de innovadores 8 personas cuya ambición apunta a colocar el producto en el mercado mundial y ayudar a millones de personas en todos los puntos del planeta. El dispositivo es una pulsera que traduce el lenguaje de signos convirtiéndolo en habla o viceversa, gracias a un teléfono inteligente. Oleg Kamenshtik, estudiante de la Facultad de Matemáticas y dirigente del proyecto señala:
En el último año y medio nos encontramos trabajando en este proyecto: pulsera sujetada a la palma de la mano para reconocer señas y traducir los signos en lenguaje acústico. Hubo, anteriormente, varios equipos que estaban intentando, sin éxito, resolver este problema, o sea, hacer posible la libre comunicación de esta importante comunidad en el marco de nuestra sociedad. El brazalete será de ayuda para gente con deficiencias auditivas. Son personas a las que les cuesta encontrar empleo, tienen dificultades para estudiar en una universidad, etc. Cosas que son absolutamente rutinarias resultan para esa gente inalcanzables. Nuestra concepción ya se ha traducido en un prototipo que funciona. La pulsera se sujeta a la palma de la mano. Cuando uno gesticula, el dispositivo se conecta con su teléfono inteligente. Lo que esas personas pretenden decir con signos se convierte en sonido y viceversa, el sonido se transforma en animación de señas. Por cierto, la traducción no sería la ideal porque el lenguaje de los sordos presenta una estructura más singular, pero la comunicación sería soportable. Ofreceremos a esas personas la oportunidad de contactar con nuestro mundo, y nosotros, podremos enterarnos de sus historias. Es que estas personas son iguales a nosotros, lo que pasa es que no las notamos, no las oímos.
Actualmente, el equipo trabaja en reducir el tamaño del dispositivo para que éste se vuelva más elegante, cómodo de usar y que pueda caber en un bolsillo. Hasta ahora los inventores jóvenes han financiado ellos mismos su proyecto. Recientemente, ocuparon el segundo puesto en una competición tecnológica para diseño de proyectos de soporte lógico y fueron distinguidos con un premio en metálico, del orden de 2500 euros. Con mucho trabajo y continuos experimentos, el equipo procura perfeccionar su producto para que éste se pueda colocar en el mercado, siendo de utilidad para la gente con deficiencias auditivas. Refiriéndose a la inspiración y a la idea que los mueve, Oleg dice:
La idea no se nos ocurrió en la forma tan romántica que cabe esperar del alumbramiento de las grandes ideas. Mientras estábamos sentados durante uno de los recesos en la cafetería, a nuestro lado había unas personas que gesticulaban impetuosamente. No entendimos nada de su conversación. Tuvimos luego un período de búsqueda de información y no logramos toparnos con información sobre algún dispositivo, adecuado para este fin, ya comercializado. Ha habido gran número de concepciones pero cada una de éstas presenta sus deficiencias. Comenzamos a diseñar un guante pero luego caímos en la cuenta de que, esas personas, con su sentimiento inherente de ser distintas, tendrían incrementada esta sensación si llevaran un guante. Decidimos luego diseñar algo de pequeñas dimensiones, un clip que se sujetaría a la palma de la mano, suficientemente diminuto para que no se le notara. Queremos reunir una comunidad, la más numerosas posible, en torno al proyecto, avisar a la gente sobre este grave problema. Actualmente, estamos trabajando con una realidad virtual.
Por muy atractiva que suene la idea de estos entusiastas jóvenes, no cabe duda de que afrontan también problemas. ¿Cuáles son éstos?
Uno de los problemas básicos es poder transformar el gesto en un modelo matemático, dice Oleg. A simple visita, la idea parece fácil: interceptamos signos y los transformamos. Parece estupendo, pero no es así, porque en este sentido se ha trabajado muy escasamente, así que debemos ir descubriendo, nosotros mismos, muchas cosas. Otro problema reside en el propio lenguaje de señas, sólo en el lenguaje búlgaro hay nada menos que 7600 signos y, además, cada país tiene su modelo. A estas alturas, estamos estudiando cuáles algoritmos resultarían los más eficientes. Por otra parte, debemos tener la seguridad de que la propia comunidad de los sordos mostrará deseos de utilizar un tal dispositivo. Ahora hemos agregado un sistema de formación por medio del cual las personas sordas estudiarán el lenguaje de signos. Queremos que ellos estén bien instruidos en el uso de su propio lenguaje.
Respecto a los deseos que los innovadores jóvenes tienen con respecto al porvenir, Oleg dice:
Nuestro mayor deseo es que el producto llegue a la comunidad de los sordos y que éstos hagan uso de él. Será para nosotros el premio máximo, que nos compensará por todas las noches pasadas en vela y por todos nuestros fracasos.
Versión en español por Mijail Mijailov
Diseño gráfico: Maxim Mardar
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