Recientemente, el muftí principal de los musulmanes en Bulgaria, Mustafa Hadji, anuncio que más de 600 imanes llevaban ya cinco meses sin cobrar sueldos y que emigraban en masa en búsqueda de sustento en el extranjero. En el seno de quienes se quedan en Bulgaria late una fuerte tensión social y se están preparando protestas, asegura el muftí principal .Una semana después, Kemil Ramadan, antiguo candidato a presidente, quien se presenta como amigo allegado de personalidades árabes de alto copete, lanzó la idea de construir una mezquita en una de las zonas históricas de Sofía, la de las Reales Caballerizas, si el Ayuntamiento daba su beneplácito. En el plano privado, uno de los jeques del “Abu Dhabi Investiment”, habría prometido aportar con este fin de 50 a 60 millones de dólares estadounidenses y asistir a la primera palada de las obras. Ramadan no ha consultado el asunto con el Muftiado principal, pero fuentes asociadas a éste, aseguran que el Muftiado se encuentra de acuerdo en principio si el asunto es encauzado a través del culto musulmán en diálogo con el Ayuntamiento de Sofía. Desde el partido nacionalista VMRO, socio de coalición en el Gobierno, han manifestado tajantemente que en el centro de Sofía no cabe una nueva mezquita y han calificado la propia idea de Ramadan de una falta de respeto, incluso a los musulmanes en Bulgaria, cuyo islam tradicional difiere bastante del profesado en los Emiratos. Sea por que se está ahora en el paréntesis de verano, sea por otra causa, las cosas no han desembocado en una virulenta politización, pero sí han hecho recordar que sigue pendiente el tema de la financiación musulmana en Bulgaria y que, quizás, este asunto se haya vuelto ya muy acuciante.

La pasada primavera se informó que ya no existía un acuerdo entre la Dirección para los Cultos religiosos de Bulgaria y el Alto Consejo de Asuntos Religiosos, Diyanet, de Turquía en lo tocante a una ayuda financiera para el culto musulmán en Bulgaria .En junio, el Gobierno informaba que, de existir un acuerdo de asistencia entre el Muftiado Principal en Bulgaria, y el Diyanet, de Turquía, se trataría de un documento jurídico de carácter privado y desconocido para la Dirección para los Cultos Religiosos de Bulgaria. En realidad, se trata de una ayuda, del orden de un millón de euros, del Diyanet que se destina básicamente al mantenimiento de educandos en escuelas medias religiosas pero no a sueldos de imanes. Mientras tanto, el Gobierno interino, entre el segundo y el tercer Gobiernos de Boiko Borisov habían confeccionado un proyecto de enmiendas legislativas que contemplaban una prohibición de la financiación foránea, pero no se llegó a un debate parlamentario en torno a las mismas.

Las causas por la suspensión de la financiación por parte de Turquía no se han esclarecido aún pero, probablemente, hayan tenido connotaciones políticas. Según fuentes del Muftiado, el Diyanet ha suspendido la ayuda a causa de la tensión entre los dos países durante el referendo en Turquía y las recientes elecciones parlamentarias en Bulgaria. En aquel momento surgió la necesidad de que Sofía hiciera recordar que, en virtud de la Ley de Partidos Políticos: “Los cultos religiosos no pueden promover actividades que apunten contra la soberanía, la integridad territorial y el orden constitucional en la República de Bulgaria , incluso por medio de prédicas y difusión de literatura y materiales informativos”.

Por otra parte, el número de los funcionarios extranjeros que permanecen en Bulgaria, por invitación de diferentes cultos religioso, suman, según datos oficiales, centenares en diversas instituciones religiosas como son: la Iglesia Católica, el Culto Judío, la Iglesia Apostólica Armenia, el Culto Musulmán, las Iglesias Evangélicas, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, los Testigos de Jehová, entre otras, incluida la Iglesia Ortodoxa Búlgara. Esto sugiere decididamente que el problema no se puede solventar únicamente en el plano bilateral con Turquía, sino que hay necesidad de una ley que regule las cosas en forma simultánea para todos los cultos.

Mientras las instituciones oficiales de Bulgaria y Turquía no salen de su mutismo a este respecto, varios expertos han comentado que la solución del problema beneficiará a ambos países. Algunos de ellos consideran que es bueno que Bulgaria asuma compromisos con respecto a los musulmanes en su territorio, movida por la comprensión de que invertir en unas relaciones interreligiosas serenas es invertir también en la seguridad del país. Los expertos que opinan esto señalan que permanecer negligente ante los problemas de los musulmanes, en el contexto de la guerra de Europa contra el terrorismo, sería no sólo una muestra de estupidez, sino también de irresponsabilidad.

Versión en español por Mijail Mijailov