El 19 de julio de 1879 el príncipe Alejandro I de Battenberg nombraba a los primeros agentes diplomáticos de la Bulgaria recién liberada: Dragan Tsankov, Evlogui Gueorguiev y Dimitar Kirovich. Ciento veinte años después, Nadezhda Mijailova, entonces ministra búlgara de Asuntos Exteriores, ratificaba la fecha 19 de julio como Día del Servicio Diplomático de Bulgaria.

Con una conferencia de tres días en Sofía, dedicada a la próxima presidencia búlgara del Consejo de la UE en el primer semestre de 2018, los embajadores búlgaros en el mundo conmemoran el Día del Servicio Diplomático, y el Instituto Diplomático en esta capital hace entrega de su premio anual por contribución al desarrollo de la institución. La distinción se llama “Docendo discimus”. Es nuestro lema que significa “educando a los demás, nos educamos a nosotros mismos”, precisa Tanya Mijailova, directora del citado instituto. Este año el honorifico galardón es otorgado a Slavcho Neykov, presidente de la junta directiva del Instituto de Gestión Energética.

En los últimos 5 a 6 años Slavcho Neykov aportó sustancialmente al desarrollo de la diplomacia energética, esfera en la cual el Instituto Diplomático disfruta de popularidad, dice Tanya Mijailova. No en último lugar, por medio de su peritaje, el Instituto Diplomático aportó su granito de arena a compartir lo que habíamos logrado y señalar en qué habíamos errado durante las negociaciones de adhesión a la UE. Esta experiencia la fuimos compartiendo con países de nuestra región como Macedonia, Montenegro, Kosovo y Ucrania.

La distinción anual honorífica del Instituto Diplomático otorgada a un ciudadano o una organización extranjeros con aportación notable al desarrollo del Instituto fue entregada a finales de junio pasado al Profesor Doctor Eckart Stratenschulte, director de la Academia Europea en Berlín. En ceremonia especial fue resaltada su contribución como conferenciante y moderador en las actividades de formación.

El Instituto Diplomático en Sofía fue creado en 2003 y está funcionando con el fin de mejorar la preparación profesional de los futuros diplomáticos de este país como la de otras dependencias de la Administración que se desempeñan en el terreno de las relaciones internacionales. El entorno moderno de las comunicaciones y la forma en que se presentan los diferentes países sitúan la profesión diplomática ante nuevas pruebas.

Se considera que se trata de una profesión conservadora que frecuentemente se ejerce a puerta cerrada. Desde luego, esto es también válido hoy en día pero, no obstante ello, los pasos que da cada Estado en sus relaciones internacionales, resultan más visibles. El reto consiste en cómo conservar esa parte sumergida del iceberg que a menudo constituye la esencia de la labor diplomática, explica Tanya Mijailova.

Según la directora del Instituto Diplomático, la diplomacia búlgara actual se comporta con gran solidez, ostenta buen nivel pericial y tiene gran capacidad. Aportan a ello también los programas, seminarios y debates temáticos de actualidad, organizados por este instituto.

Hemos introducido cursos de formaciones temáticas que antes hubieran sido impensables, por ejemplo, los de diplomacia económica, diplomacia pública, diplomacia energética, todas ellas esferas ignoradas por la diplomacia búlgara, o bien, no empleadas como herramientas en la labor diplomática. Ésta es la forma para mantenernos flexibles. Nuestro instituto es partidario de mantener contactos permanentes con semejantes escuelas y academias diplomáticas en Europa y el mundo. Seguimos atentamente las tendencias en la formación de diplomáticos para poder afrontar los desafíos que actualmente hay en el mundo. De manera que, en cualquier momento, estamos dispuestos a ofrecer lo que el Ministerio de Asuntos Exteriores y el resto de la Administración necesitan con el fin de tomar decisiones informadas y sentirse preparados y de buen potencial, concluye Tanya Mijailova, directora del Instituto Diplomático de Sofía.

Versión en español por Mijail Mijailov