El Parque Natural de los Balkanes de Vratza, en el noroeste de Bulgaria, destaca por sus muchos atractivos naturales. Protegidas por densos bosques de hayas, y hábitat natural de especies de plantas raras sus laderas forman parte de la porción occidental de la cordillera. Desde la llegada de la primavera hasta inicios del verano esta parte de la montaña es particularmente atractiva para los turistas porque, tras haber subido los empinados senderos serranos, volviendo la mirada hacia las llanuras ante sus ojos, como en la palma de la mano, se revela la belleza de Bulgaria.
Por muy larga que fuera la escalada, los turistas llegan a la meta sin darse cuenta y sin demasiado esfuerzo fascinados por los paisajes y las grandes y fragantes fresas que recogen por el camino. Y cuando el calor del verano se hace difícil de soportar nunca faltan la densa sombra de algún nogal o una cueva naturalmente climatizada que ofrecen su frescor.
En el territorio del Parque Natural de los Balkanes de Vratza hay más de 500 grutas y barrancos –dice el guía Yulián Tananov– . La abundancia se debe a la naturaleza cárstica de la montaña constituida por completo de rocas sedimentarias. Son principalmente sedimentos de calizas de diferentes épocas geológicas y piedra arenisca. Esta superposición de capas de tierra se observa en la zona de la estación de Lakatnik, donde se pueden ver las deposiciones de distintos sedimentos de las respectivas épocas.
Una de las grutas más famosas en el territorio de los Balkanes de Vratza es Ledenika, considerada la perla del Parque Natural. En ella se observan las tres formaciones principales de las cuevas, que son las estalactitas, las estalagmitas y las columnas geológicas. Durante el invierno la temperatura en las dos primeras galerías de la cueva desciende hasta aproximadamente 15 o 16 grados centígrados bajo cero y el agua que gotea del techo se congela, convirtiéndose en formaciones de hielo etéreas, que han dado, de hecho, nombre a la cueva: Ledenika.
La gruta tiene unos 300 metros de longitud y cuenta con diez galerías. Antes de su apertura oficial a los visitantes en 1961, los pastores de la zona conservaban en ella la leche fresca de sus ovejas. En 1962 Ledenika fue declarada Monumento Natural. Majestuosa y extraordinaria, la cueva desboca la imaginación humana con sus insólitas formaciones rocosas esculpidas por la acción del agua. Así uno acaba encontrándose frente al Cocodrilo, La Cabeza del Ogro, El Halcón, La Casita de la Bruja, etc. En la primera galería, llamada La Antecámara, se eleva una enorme columna de hielo con un diámetro de casi 21 metros. Luego, atravesando la Pequeña Galería y un pasillo, el visitante llega a la Sala de Conciertos, donde las obras musicales, aunque breves, debido a la humedad muy alta, suenan como melodía divina.
A continuación sigue la llamada Galería Blanca donde están las formaciones rocosas La Lengua de la Suegra, La Mujer del Ogro, El Elefante y La Moza Bañadora. Con el nombre magnético de El Séptimo Cielo es bautizado el punto más alto de la gruta de Ledenika, accesible únicamente para los turistas más experimentados.
En la zona de Gorno Osirovo se ubica una de las grutas abismales más profundas de Bulgaria, Bárkite 14 –prosigue Yulián Tananov– . El desnivel desde la entrada hasta el punto más bajo de la cueva es de 354 metros. Se trata de una cueva muy interesante pero de difícil acceso. Por eso allí entran sólo espeleólogos experimentados. En el área de la estación de Lakatnik se halla una de las cuevas más largas del país: Témnata Dupka (El agujero oscuro). Los amantes de las experiencias extremas pueden contratar un guía en el Centro de Visitantes del Parque Natural de los Balkanes de Vratza.
Las galerías de la gruta Témnata Dupka, con una longitud total de unos 2750 metros, se sitúan en 4 plantas. En la parte inferior de la cueva fluye un río cuyas aguas han formado galerías dobles, lagos abiertos y cerrados, rápidos y cascadas.
Otra de las grutas más interesantes del Parque Natural de los Balkanes de Vratza es la Zméyova Dupka (El agujero del dragón) –cuenta Yulián Tananov– . Es una sima de 70 metros con dos lagos en el fondo. La naturaleza ha esculpido allí hermosas formaciones que semejan lirios de agua. En el ejido de la aldea de Chelopek, cerca del Monasterio de Cherepish se localiza la gruta Dyádova Dupka (El agujero del abuelo) de estructura totalmente dendrítica. Las dendritas son formaciones cavernarias secundarias parecidas a bolitas moldeadas por la pulverización del agua, rica en carbonato de calcio, y se adhieren a las paredes y las demás formaciones. El resultado son unas hermosas formas de racimos que realmente merece la pena ver.
Versión en español por Daniela Radíchkova
Fotos: Darina Grigorova, Parque de recreaciones Ledenika y archivo
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