La idea para el espectáculo “Un verano en un pantano” pertenece a Margarita Shoselova, coreógrafa musical del Estudio infantil-juvenil para ópera el ballet “Margaritas”. Participa en el espectáculo también la Ópera Estatal de la ciudad de Stara Zagora.

La acción en este musical se desarrolla durante las vacaciones de verano en la aldea Baikal, en proximidad a la cual se encuentra el pantano de Choklio. Tres niños llegan cada año a las orillas del embalse. Les gusta jugar en las márgenes del pantano y observar los animales. Dos de los chavales tienen conocimientos increíblemente extensos sobre la naturaleza y sueñan con ser biólogos, de mayores. Un día a la aldea llega otro niño, hijo mimado de un acaudalado inversionista que tiene la intención de secar el pantano y construir en su lugar un hotel. El chico advenedizo no sabe nada sobre los animales y no deja de presumir de lo muy influyente que es su papá. Aparece en aquel momento una buena hada que transforma al niño presumido en murciélago. El chico-murciélago se enfrenta a la necesidad de elegir su camino en la vida. En este mes de junio quienes asistan al espectáculo en el Teatro de la Juventud, de Sofía, conocerán si ha optado por el buen camino o por el malo.

El libreto del musical lo escribió Maya Dulgucheva, y la idea sobre los protagonistas y el decorado partió de los círculos de los biólogos más jóvenes del Museo Nacional de Ciencias Naturales, quienes participan como asesores científicos en la puesta en escena. En un principio la idea de Margarita Shoselova se asociaba más bien a animales como pandas, focas, delfines, señala Violeta Zheliazkova, bióloga y asesora del museo. Por idea de ésta los animales en el espectáculo han sido sustituidos por otros , más conocidos y familiares para los niños búlgaros.

Hemos decidido orientar la atención de la gente a las cosas que existen y ocurren en nuestro país y con las cuales todos estamos relacionados directamente y somos capaces de incidir en ellas. Por prototipo del pantano en que transcurre la acción hemos elegido el pantano de Choklio, en la reserva Baikal, del municipio de Radomir, aclara Violeta Zheliazkova y continúa: La historia es la del drama típico en la protección de la naturaleza, que viene ocurriendo en los últimos años en multitud de territorios protegidos de Bulgaria. Aparece un inversor que pretende construir un hotel lujoso en un terreno que es hábitat de gran número de especies biológicas raras y protegidas. La pieza, por estar preparada para se4r vista por niños, debe tener un final feliz. En última instancia, el hijo del inversionista, tras una sucesión de aventuras acaba convirtiéndose en un murciélago. Tras una serie de sucesos muy divertidos el chico consigue persuadir a su padre a que suspenda las obras. El mensaje que lanza nuestra pieza es que hay que respetar la naturaleza y buscar su belleza hasta en los lugares más inopinados. En las ideas de la gente el pantano es muy frecuentemente, un lugar en que hay únicamente ranas y mosquitos, es un embalse sucio en el que no hay nada interesante. Sin embargo, esto no es así, en absoluto. Las zonas húmedas constituyen unos de los hábitats más importantes para las aves y revisten suma importancia para la conservación de éstas.

El llamado más vigoroso que hacen los ecologistas jóvenes de dotes artísticas es que los niños y sus padres no pasen su tiempo de ocio únicamente en los centros comerciales porque en sus recintos no ocurren cosas interesantes.

Internarse en el regazo de la naturaleza es algo mucho más saludable, educa y carga de emociones positivas a los niños, dice Violeta Zhelizakova y agrega: Así es como ha de ser el enfoque en lo tocante a la protección de la naturaleza, es decir debe ser racional, presentar conocimientos científicos auténticos pero, al mismo tiempo, ser emocional e impactante. Toda persona debe sentir el vínculo que existe entre ella y el medio ambiente. Ya es hora de que nos acordemos con más frecuencia de que debemos desvelarnos por la naturaleza, y no referirse a las cosas importantes únicamente en el Día de la Tierra o en el marco del Festival de la Ciencia, de Sofía. Es posible que nuestro espectáculo suene de manera ingenua, como sucede en los cuentos infantiles, pero cuando uno establece contacto con la montaña, el lago, el mar, su reacción más natural es que desee vivir en armonía con la naturaleza y preservarla. Estoy convencida que muchos de los problemas en la protección de la naturaleza se deben al hecho de que la gente no se da cuenta de lo que existe extramuros. Cuando fuimos a Stara Zagora para ver el estreno de “Un verano en un pantano” me sentía enormemente emocionada por lo que le pasa al protagonista al final del espectáculo. Creo que habrán sentido la misma emoción los espectadores en la sala. Me cuesta señalar un momento único que sea mi preferido de la puesta de escena, pero, se trata, al parecer, del momento del cambio en la mentalidad de nuestro protagonista quien tras sólo pasar una noche en el pantano acaba cogiéndoles cariño a todos sus moradores.

Versión en español por Mijail Mijailov
Foto: mlt.bg