El estornino, en búlgaro "skorets", es un pájaro cantor muy común en los bosques búlgaros, el que ha dado su nombre a un club universitario de biólogos y amantes de la naturaleza. Para ellos las letras SKORETS significan, en búlgaro "Club Universitario de Educación y Desarrollo con Centro Ecológico". La idea del club partió de entusiastas de la especialidad de Biología, que han transformado uno de los laboratorios abandonados de la facultad en su lugar en la universidad para reunirse y cuidar de especies pequeñas de animales.
Los objetivos del club son muchos, pero el principal es el estudio del comportamiento y las relaciones entre los animales. Empezaron a reunir a sus mascotas hace nueve años, y los primeros moradores los llevaron al club los propios estudiantes desde sus casas. Ahora hay alrededor de 50 animales, sin contar los peces, de los cuales hay muchas especies. El número de universitarios que frecuentan el club y ayudan en el cuidado y estudio de los ejemplares aumenta constantemente. Incluso sus colegas que se han ido a estudiar al extranjero contribuyen a distancia al desarrollo de la actividad del club con materiales y contactos profesionales. La comunidad universitaria de SKORETS cuenta unas 500 personas, incluyendo los graduados de la Facultad de Biología y los nuevos estudiantes de primer año. Lo más valioso que nos aporta ser miembros del club es que aquí tenemos nuestro lugar reservado en el campus, dice Lina Paunova, de 4º curso de Biología. Según ella, el club hace que los universitarios se sientan bienvenidos y útiles, y además es un recinto en el que pueden pasar el tiempo libre en vez de regresar a casa tras las clases.
Lina visita a los animales del laboratorio cada día, incluso durante las vacaciones, para que no pasan hambre ni sed durante el período no lectivo. A veces acuden a la Facultad niños pequeños para quienes éste es el primer contacto con el mundo de los reptiles. El lugar es ideal para encuentros con niños y sus padres, afirma Lina Paunova, y continúa:
Empezaron con mascotas que tenían los estudiantes, que no podían cuidarlos en casa pero querían observarlos. Por ejemplo, tenemos un conejo que lleva ocho años con nosotros. Sus propietarios desarrollaron una alergia, por lo que tuvo que ser trasladado al laboratorio. Es uno de los animales más viejos del club. Hacemos experimentos con nuestros animales, observándolos a lo largo de las estaciones. Del mismo modo, en la ventana tenemos un comedero de pájaros que a menudo utilizamos para investigación. Publicamos un artículo de investigación sobre qué tipo de pájaros acuden al comedero durante el invierno y la relación entre las distintas especies. Es un tema interesante, por igual, para estudiantes, profesores y expertos del país y del extranjero. Ahora en el laboratorio hay muchos tipos de peces, porque en los ejercicios de Biología se investiga el comportamiento de las diversas especies. La idea de este club es principalmenteeducativa. Aquí los universitarios pueden ver animales reales para que luego puedan reconocerlos en la naturaleza. También damos cobijo a animales heridos. Mantenemos contactos con una clínica veterinaria con la que podemos contar día y noche, porque a veces la gente no sabe dónde llevar, por ejemplo, un pájaro caído de un árbol. Nuestros profesores nos han enseñado y sabemos cómo reaccionar y qué hacer. Esta experiencia la transmitimos constantemente a los más jóvenes que tomarán el relevo después de nosotros. Incluso si sólo vienen una vez por semana, para nosotros es una gran ayuda.
Lina Paunova asegura que en el laboratorio del club universitario no hay ningún animal que pueda herir a una persona, y es por esto que los biólogos se sienten tranquilos cuando permiten a los niños tocar a alguna de sus mascotas . Los pequeños se han encariñado tanto de su pequeño rincón zoológico que han empezado a poner nombres a sus animales favoritos. De este modo, el caracol gigante africano ha sido bautizado “Bobi”, y el jeco, “Sharo”, debido a su aspecto colorido. A través de la cercanía a los animales enseñamos a los niños a no tenerles miedo y que aprendan más sobre la Naturaleza, afirma Paunova:
Nuestros animales más interesantes y curiosos son los exóticos. Tenemos una boa, una pitón real, una culebra real coralillo, y varios tipos de gecos. Todos ellos están tan acostumbrados a la presencia humana que los usamos durante las charlas con los niños pequeños. Los niños al principio tienen miedo, pero cuando les enseñamos cómo comunicarse con los reptiles de la forma correcta, empiezan a caerles bien e incluso muestran deseos de tenerlos por mascotas. Esto para nosotros es lo más útil, porque enseñamos a los niños a desvelarse por la conservación de la naturaleza. Les enseñamos también por qué deben poner comederos para los animales y cómo colocarlos correctamente. Nuestro club organiza muchas excursiones para nuestros pequeños amigos, durante las cuales les mostramos los animales en su hábitat natural. Intentamos concienciar a los padres, porque muchos de ellos sienten miedo y escepticismo hacia los reptiles, por ejemplo.
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