El Espacio y los cuerpos celestes siempre han despertado la curiosidad y las inquietudes de la humanidad. Por muy hermoso que parezca el cielo tachonado de estrellas, encierra, con todo, no pocos peligros que, frecuentemente, obedecen a las relaciones geopolíticas exacerbadas aquí, en la Tierra. Imaginemos, por un instante, a un asteroide que impacta contra la Tierra en una zona de hostilidades. Esto podría ser interpretado como un ataque del bando enemigo y, de ahí, desencadenar una respuesta con el uso del arsenal nuclear de la contraparte beligerante. Un conflicto semejante fue evitado por los pelos en 2013 cuando un asteroide golpeó la Tierra en las afueras de la ciudad rusa de Cheliábinsk.

Un peligro de estas características fue descrito como hipótesis en “Cosmos: un viaje personal”, una serie documental de divulgación científica, de los años 80 del siglo pasado del legendario astrónomo estadounidense, Carl Sagan. La obra ha inspirado a centenares de jóvenes del mundo entero quienes dicen que Segan ha alterado su cosmovisión y ha despertado su interés, de por vida, por la ciencia.

Forma parte de los científicos búlgaros de la Academia Búlgara de Ciencias, inspirados fuertemente por las ideas del astrónomo norteamericano, el doctor Pencho Markishki. A su juicio, los conocimientos teóricos sobre el planeta son importantes pero resulta mucho más útil poder, en la práctica, descubrir las constelaciones al mirar hacia el cielo. Recuerda que, además de por las estrellas, se había sentido atraído por la óptica y así llegó a ensamblar su primer telescopio con materiales que tenía a mano.

Hace cuarenta años en Bulgaria no había una gran variedad de instrumentos fabricados para la observación. El doctor Markishki hizo sus primeras observaciones de aficionado con la ayuda de lentes para espejuelos y proyectores de diapositivas .Actualmente, la ciencia ha avanzado mucho, y un par de buenos prismáticos para observaciones astronómicas cuesta unos 50 euros.

Actualmente en Bulgaria hay varios observatorios astronómicos que se han convertido en sendos centros de atracciones para los turistas en la temporada de verano. En las ciudades de Varna, Smolian, Dimitrovgrad y Kardzhali paralelamente a las observaciones científicas se organizan charlas para aficionados a la astronomía con el fin de popularizar esta ciencia. Se ofrecen proyecciones de cintas y se hacen simulacros de diferentes fenómenos cósmicos, dice el doctor Pencho Markishki y agrega: El observatorio búlgaro más famoso, el de Rozhen, comenzó a funcionar en marzo de 1981, año en que se celebraba el aniversario 1300 de la fundación del Estado búlgaro. Con este motivo fueron inauguradas también otras instalaciones importantes en el país. Desde entonces hasta hoy en día, se está trabajando cada noche serena en los observatorios de Rozhen y Belgoradchik.



Se hace la observación de galaxias y de cuerpos celestes muy distantes. En Bulgaria existe la tradición de trabajar en el terreno de las llamadas estrellas variables. Es una labor que reclama observaciones durante años seguidos y luego generalizar los resultados recogidos durante mucho tiempo, por medio de una estadística. Los cambios en las estrellas y en su brillo se deben a diversos procesos que se verifican en su superficie. Nuestro cometido básico es explorar esta categoría de estrellas, y, con ellas, los descubrimientos no se producen así, de repente, que es como posiblemente muchas personas se lo imaginan.

El primer observatorio en Bulgaria es del año 1897, está ubicado en el Parque Central de Sofía y en él siguen formándose hasta hoy en día los estudiantes de astronomía de la Universidad de Sofía “San Clemente de Ohrid”. Los observatorios universitarios también trabajan en el marco de diferentes proyectos científicos. Hay un problema y es que en las grandes aglomeraciones urbanas no se pueden instalar telescopios grandes, ya que en ellas el alumbrado público es un impedimento para las observaciones. Si uno se encuentra lejos de la ciudad y tiene deseos de observar el cielo nocturno sobre Bulgaria podrá llevarse sorpresas muy agradables.

El astrónomo doctor Markishki nos dice cuáles son: Después del anochecer y con tiempo sereno y cielo despejado en dirección al sureste se podrá divisar el planeta Júpiter. Se trata del segundo planeta más brillante después de Venus. Hasta no hace mucho éste estaba siendo observado como Lucero Vespertino pero ahora a finales de abril ya se le observa como Lucero del Alba. Ya Pitágoras se había dado cuenta de que tanto éste como aquél eran un mismo planeta, Venus. Un planeta muy interesante es Júpiter, con un aumento de 70 a 100 veces, con el manejo de un telescopio amateur, uno podrá ver sus satélites. Con aumentos mayores se pueden distinguir las franjas de nubes en la atmósfera de este planeta. Todo esto tendrá efecto espectacular para personas que se asomen por vez primera a un telescopio. A eso de las 2 horas 30 minutos de la madrugada sale, siempre al sureste, Saturno. Es un planeta interesante por sus emblemáticos anillos que se pueden divisar hasta con un catalejo. Además de estos planetas, actualmente se pueden observar dos cometas que revisten interés para personas con conocimientos un tanto más especiales en astronomía.

Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: BGNES, nao-rozhen.org y archivo personal