Los organizadores no ponen condiciones especiales a los participantes. Las fotos admitidas en el concurso deben ser de buena calidad y su historia debe impresionar al público.

No hay un tema concreto, no es necesario que sean fotos de viajes, pueden ser retratos y cosas abstractas. La mayoría de fotógrafos son aficionados, aunque algunas imágenes están tomadas con un dominio sorprendente. El concurso está abierto, lo que lo hace masivo e interesante, dice la redactora jefa de la revista, Ganeta Sagova. Explica, además, quién es el autor de las obras más destacadas de la selección de imágenes:

El favorito es Krasimir Matarov. En un momento resultó que entre las fotos seleccionadas había no una, sino dos suyas. Incluso nos resultó complicado elegir cuál de ellas incluir en la exposición. Cuando hablé con él me dijo que no es fotógrafo profesional, sino aficionado. Entonces me di cuenta de lo que es un hobby y cómo uno puede entregarse a su pasión hasta convertirse, no exactamente en profesional, sino en un auténtico artista en su campo. Este hombre es un artista de la fotografía. Refracta las imágenes de un modo que en sus fotografías puedes ver distintas cosas que te llevan a soñar. En ellas hay fantasía, hay macroimágenes hechas con gusto y mucha fantasía. Por ejemplo, en una de las fotografías hay una mosca gigante que nos recuerda a la obra de Frantz Kafka, pero en obras de ficción. Él también fotografía monumentos naturales. Nosotros no limitamos a los fotógrafos, también aceptamos fotografía conceptual, todo lo que la gente ve de forma no convencional, pero presentado de una manera suficientemente bonita como para que llegue al corazón del público. Uno de los premios fue para Desislava Ignatova, que mandó una fotografía muy bella en blanco y negro. En comparación con las de color, a mí personalmente me gustó mucho. En ella se ve una casa con césped alto entre el que corretea un niño. En el concurso hay incluso imágenes tomadas con cámaras de teléfonos. Personalmente no soy partidaria de ese forma de fotografiar, a pesar de que la tecnología es cada vez mejor. Ahora ya todo es posible, lo importante es no poner límites ni restricciones. Tomar fotografías es algo de mucha responsabilidad, es casi como pintar un cuadro que quieres regalar a alguien, añade Ganeta Sagova.

Su explicación es que cada una refleja el mundo interior del autor. Por eso hay que ser muy cuidadoso al poner una foto o un cuadro en casa. Todo está lleno de energía y puede cargarte, o por el contrario, quitarte fuerzas y buen humor.

Un año más, Elisabet Ilieva, representante de una empresa de equipo fotográfico, es miembro del jurado. Ella también manifiesta entusiasmo por el enfoque creativo de muchos de los participantes del foro de fotografía de este año:

Me duele que hay mucha gente con talento en Bulgaria pero somos un mercado muy pequeño y pasamos desapercibidos. Veo cómo colegas de otros países anuncian obras de sus embajadores a través de la fotografía. En no pocas ocasiones los fotógrafos búlgaros les aventajan en ideas y en la calidad de sus imágenes. Independientemente de la técnica con la que fotografíen, no pueden contar con los ingresos que obtienen colegas suyos en el extranjero, pero tienen la posibilidad de viajar fuera del país para buscar nuevos lugares que fotografiar.

Versión en español por Marta Ros