Desde hace unos días se vienen observando sucesos dramáticos en el seno de las formaciones políticas de derechas en Bulgaria tras el fracaso de éstas en las elecciones anticipadas. El lunes dimitió de sus puestos de presidente de los Demócratas por una Bulgaria Fuerte y de presidente de la coalición “Nueva República”, Radan Kanev. El martes trajo la noticia de que el presidente de la Unión de Fuerzas Democráticas, Bozhidar Lukarski, y todos los directivos de la misma también dimitían por la derrota electoral sufrida por esta Unión como parte de la coalición “Bloque Reformista –Voz del Pueblo”. El jueves se ha producido la dimisión del Consejo Político del Bloque Reformista.
En todos y cada uno de estos tres casos, la retirada de las funciones de responsabilidad ha sido nítidamente motivada con el hecho de que, a consecuencia de los flojos resultados electorales, más de 300 mil electores simpatizantes de la derecha en Bulgaria se habían quedado sin representación en el nuevo Parlamento. Se han quedado sin representación alguna justo en el momento en que Bulgaria deberá forjar y defender activamente posiciones con respecto a temas del futuro de la UE y, sólo dentro de algunos meses, este país deberá también ejercer, por vez primera, las funciones de país presidente rotatorio de la UE. Estos electores han sido privados de representación también en el momento en que en el Parlamento se perfila una presencia dos veces más nutrida de la izquierda nacional.
Tras la dimisión del Consejo Político del Bloque Reformista, desde la coalición han anunciado que están entablando nuevas conversaciones sobre la unión de la derecha y la búsqueda de cualquier tipo de formas para la unidad de acción. Será en lo sucesivo cuando se irá precisando si se trata de una interacción funcional, de actuaciones coordinadas o de una plataforma común.
Las conversaciones en torno a la unión deben empezar con rapidez pero no se ha precisado el círculo de los participantes en ellas. Según Boshidar Lukarski, líder dimisionario de la Unión de Fuerzas Democráticas, tienen la culpa por la deplorable situación de la derecha todas las formaciones del Bloque Reformista. Obviamente, discrepan de esta crítica los militantes del Movimiento “Bulgaria de los Ciudadanos”, ya que aseguran que Meglena Kúneva, lideresa de este Movimiento, no se retirará de su puesto, dado que no fue su Movimiento, sino el Bloque Reformista quien ha participado en las elecciones. En lo tocante a la responsabilidad, no se ha pronunciado todavía la Unión Agraria Popular Búlgara, y no cabe esperar declaraciones en este sentido por parte del partido popular “Libertad y Dignidad”. Este partido abandonó a comienzos de marzo la coalición Bloque Reformista con la intensión de aliarse al partido DOST que actualmente tiene por causa demandar a Bulgaria ante el Tribunal de Estrasburgo por haber obstaculizado este país la votación de los ciudadanos turco-búlgaros residentes en Turquía.
No obstante lo anterior, resulta mucho más importante entender si participará en las conversaciones sobre la unión de la derecha la formación “Sí, Bulgaria” de Jristo Ivanov. A pesar de que se autodefine como “ni de izquierdas ni de derechas”, esta formación es un socio pretendido por el Bloque Reformista y es posible que ahora, tras los resultados electorales, desaparezcan las reservas que las dos formaciones abrigaban respecto a una eventual alianza entre las dos. El propio Ivanov considera como causa fundamental por el varapalo sufrido por el Bloque Reformista su hasta no hace mucho equivocado modelo de coalición y pregunta qué hubiera sucedido si durante la campaña electoral su formación no hubiese sido blanco de un “fuego amigo” por parte de la derecha. Declara, al mismo tiempo, que su formación, “Sí, Bulgaria”, “no ha quemado ni un solo puente y que se aprovechará de estos puentes muy activamente”.
Versión en español por Mijail Mijailov
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