Desde comienzos de marzo, la Unión Europea ya no es la misma. El pistoletazo para el cambio dramático lo dio el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, quien hizo público el llamado Libro Blanco que recoge opciones sobre el futuro de la UE tras el abandono de Gran Bretaña. Se produjo después una cumbre informal en Versalles de los líderes de las cuatro economías europeas más poderosas: Alemania, Francia, Italia y España. Los interlocutores se mantuvieron más unánimes que nunca antes. Han señalado que la actual UE resulta inaceptable y que se necesitan geometrías variables -concepto utilizado en todo el sector de las construcciones mecánicas-, o sea, cambiando la geometría de determinadas partes cambiar determinadas características, que impriman un impulso nuevo al Viejo Continente. Así en Versalles ha sido alumbrada la Europa de dos velocidades y se ha comenzado a hablar -además de sobre geometrías variables y velocidades distintas- de un núcleo y una periferia, de un equipo “A” y un equipo “B”, etc.
En este contexto se celebró a finales de la semana pasada en Bruselas la cumbre informal de los líderes de 27 países miembros de la UE. Bulgaria estuvo representada por el jefe de Estado, Rumen Radev.
Estoy aquí para expresar la clara posición búlgara en apoyo a los valores fundacionales de la UE -la unidad y la solidaridad- y para oponerme a la tendencia a una Europa a dos velocidades con la formación de un centro y una periferia. Así lo manifestó el presidente de Bulgaria ante los medios informativos y agregó que la UE, de una alianza de principios y valores, iba camino de transformarse en una unión de cálculos y regateos. No hay manera de que exista un cuerpo a dos velocidades, de las leyes de la física se desprende de que se trata de dos cuerpos, dijo, además, el jefe de Estado búlgaro.
Nobles son las ideas del presidente de Bulgaria, pero parece que ya ha sido preanunciado que el Viejo Continente pronto se dividirá en dos porciones, cada una de las cuales abordará rumbo diferente. Por un lado estarán los países fundadores de la UE que insisten en una integración económica y política, y del otro bando formarán parte los países miembros que se aferran únicamente al mercado común pero se muestran reacios a delegar a Bruselas derechos para el resto de políticas.
Respecto a Bulgaria, se puede decir que este país, ya con su adhesión a la UE hace 10 años, quedaba incorporado a ésta a una baja velocidad. Sólo eran una cortina de humo las habladurías de que Bulgaria accedía a la “familia” como miembro de plenos derechos. Hasta hoy en día, Bulgaria no ha podido acceder a la Eurozona, tampoco se ha incorporado al espacio Schengen, se le ha impuesto un mecanismo de Monitoreo y Control en el terreno de la Justicia y el Interior. Cada año que pasa, Bruselas no se cansa de repetir cual disco averiado que en Bulgaria existe delincuencia organizada y corrupción en las más altas esferas del poder. Pero, ¿en cuáles países de la UE estas lacras no existen? A estas alturas parece que los países de Europa Occidental ya se están arrepintiendo tácitamente del acceso a la UE no sólo de Bulgaria, sino también del resto de países del antiguo bloque soviético, por unas u otras razones.
¿Habrá, pues, un BGexit? Rotundamente NO, según quien suscribe este comentario. A lo mucho, al vegetar en la periferia, Bulgaria posiblemente quede eliminada, de hecho, de las estructuras de la UE. Los políticos que Bulgaria ha tenido hasta ahora han demostrado en el período de preadhesión, y también en los 10 años de pertenencia del país a la UE que carecen de voz y voto ante Bruselas y que se ajustan sin rechistar a los “puntos de apoyo” fijados por los fuertes de “la familia”. Estos puntos muy frecuentemente no se corresponden y hasta están en contradicción con los intereses nacionales de Bulgaria. No se divisa en el horizonte una formación política capaz de eliminar a corto plazo este estatus quo. De modo que, también en esta ocasión, Sofía se adecuará a la situación y los políticos se inmovilizarán aguardando el enésimo nuevo destino de Bulgaria.
A estas alturas sigue en pie la pregunta: ¿en cuál periferia se verá metida Bulgaria en la configuración futura de la UE? Es que hay una periferia pero también hay una “periferia plus”, hay velocidades diferentes pero también hay velocidad cero, hay equipos “A” y “B” pero también equipo “C”. Respecto a las geometrías variables cabe decir que se emplea este concepto también para el diseño de las turbinas de los actuales motores de combustión interna de los automóviles. Frecuentemente, la geometría de la turbina cambia a tal extremo de que bloquea el funcionamiento del vehículo y esto trae la necesidad de cambiar todo el motor, o bien, destinar el vehículo a la chatarra.
Versión en español por Mijail Mijailov
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