En enero de este año Bulgaria celebra el décimo aniversario de su adhesión a la Unión Europea. ¿Qué cambios se han producido en la esfera cultural del país durante ese período? Según el Profesor asociado, Dr. Ventsislav Velev, jefe del Dpto. de Actividades Regionales en el Ministerio de Cultura, un cambio positivo para Bulgaria es la oportunidad de recibir financiación presentando proyectos enmarcados en diversos programas europeos.
Antes, cuando queríamos crear un producto de valor, experimentábamos gran escasez de fondos. Eso creaba una serie de problemas –señala Ventsislav Velev– . Otra cosa que hay que destacar es que se ha fomentado el intercambio y el apoyo entre los artistas de diferentes países de la UE. No es que hasta el momento no haya habido tal intercambio pero la mayoría de los artistas nacionales recibieron un estimulo para demostrar que son parte del proceso global europeo y de la red cultural europea. Se puede decir que mediante la incorporación del sector no gubernamental a la esfera de la cultura se ha hecho posible la existencia de otro enfoque sobre la gestión de los procesos culturales. Porque, por un lado está el Estado, el Gobierno local, que ayuda y fomenta la cultura pero no se involucra en la creación del producto cultural que incumbe a los propios artistas. El sector no gubernamental también ayuda a crear cultura dando opiniones alternativas cuando se toman decisiones de gestión.
Cuando Bulgaria se convirtió en miembro de la UE, al proceso previo de armonización legislativa sucedió la aplicación de las normas legales en el ámbito cultural.
Desde luego, se siguen haciendo cambios –explica Ventsislav Velev– pero el país ya ha adoptado varias directivas europeas relativas a los medios de comunicación, los servicios audiovisuales, los derechos de autor, etc. Algunas directivas se aplican también en la actualidad, otras serán desarrolladas y probablemente serán adaptadas a las condiciones específicas de este país. Una de las ventajas es que el producto cultural de Bulgaria puede competir en un mercado libre gracias a la adhesión a la UE. Los artistas búlgaros pueden presentar el producto creado por ellos, compararse con sus homólogos de diferentes países; me refiero no sólo a los países de la UE, sino a escala mundial. En Bulgaria se presentan cada vez más modelos de la cultura extranjera, de diversos países europeos, y ambas partes fomentan el intercambio cultural.
Por ejemplo, el Estado proporciona ayuda, inclusive financiera, para los viajes de los artistas búlgaros al extranjero, ya que el contacto directo es de gran importancia. Sin embargo, la cultura no consiste sólo en crear productos culturales, sino también en construir, mantener y modernizar la infraestructura cultural.
Ha empezado la renovación de una serie de instituciones culturales –comenta Ventsislav Velev– . Las nuevas tecnologías como la digitalización, por ejemplo, irrumpen en diversos sectores de la cultura. Todo eso son innovaciones. Pero hay que tener en cuenta que somos parte del proceso global de desarrollo de la cultura. Y eso es una necesidad, motivada no por la afiliación de Bulgaria a la UE sino por los procesos europeos comunes y mundiales. Participamos en estos procesos, nuestro desarrollo se basa en ellos, todos los positivos y negativos también existen en el mercado cultural búlgaro.
En los últimos años los servicios multimedia y audiovisuales se han apoderado de nuestra rutina diaria debido a las nuevas tecnologías y comunicaciones. El cine búlgaro, por ejemplo, durante muchos años fue un género sumamente interesante y favorito en la cultura del país.
Lamentablemente, hubo un período en el que casi no había salas de cine que funcionaran –dice Ventsislav Velev– . Ahora han empezado a recuperarse. En las grandes ciudades abrieron puertas nuevas salas de cine. Pero no hay que olvidar que en las poblaciones más pequeñas quizás una o dos generaciones de búlgaros apenas sí saben lo que es la pantalla grande.
Y otra cosa más; según destaca el Profesor asociado, Dr. Ventsislav Velev, en Europa, como también a nivel mundial tendemos volver a nuestras raíces. Por una parte, somos una generación tecnológica que aprecia las innovaciones pero, por el otro, cada vez más buscamos la tradición. Eso no es típico únicamente para los búlgaros. Ese proceso influye en el desarrollo de los procesos modernos y en el turismo cultural. Actualmente, parte de la cultura está vinculada precisamente a este tipo de turismo.
Versión en español por Daniela Radíchkova
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