“Con Bulgaria en el corazón”. Esta inscripción en las camisetas de los turistas japoneses que llegaron a este país para presenciar el Festival Nacional de Folklore de Koprívshtitsa resume la impresión y los sentimientos de los miles de participantes que cada cinco años se reúnen en los siete prados alrededor de esta hermosa villa que conserva el ambiente del Renacimiento Nacional Búlgaro (siglos XVIII a XIX) y distante 110 km al este de Sofía. No obstante, la preparación de los competidores empieza mucho antes porque hay audiciones preliminares a nivel regional para decidir quiénes de los artistas aficionados obtendrán el derecho de mostrar sus dotes artísticas. En la más reciente edición del evento, en 2015, actuaron 14.000 artistas de todas las regiones etnográficas de Bulgaria, y también búlgaros residentes en el extranjero. El reglamento del Festival permite, asimismo, la participación de extranjeros que interpretan folklore búlgaro. De esta posibilidad se aprovecharon 500 artistas de grupos folklóricos de 16 países, entre ellos Suiza, Bélgica, Holanda, Francia, Reino Unido, EE.UU., República Checa, Ucrania, Argentina, hasta los Emiratos Árabes Unidos.
La reciente inclusión del Festival Folklórico de Koprívshtitsa en el Registro de Buenas Prácticas de Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO es un éxito extraordinario para todos los búlgaros, los residentes en el país, y también extrafronteras. La incorporación a la lista es resultado de la seria labor de un equipo de investigadores del Instituto de Etnología y Estudios Folklóricos con Museo Etnográfico (IEFEM, por sus siglas en búlgaro), adscrito a la Academia de Ciencias de Bulgaria, que consiguió defender la candidatura del Festival.
Nikolay Vukov, del Instituto de Etnología y Estudios Folklóricos con Museo Etnográfico, ofrece más detalles.
El Festival de Koprívshtitsa se celebra desde 1965 y tiene ya 11 ediciones. El foro reúne a decenas de miles de portadores del conocimiento folklórico de diferentes rincones del país que presentan danzas, artesanías, folklore oral, ritos. Ofrece un panorama completo del patrimonio tradicional que tiene Bulgaria. Concretamente sobre el apuntamiento del Festival Nacional Folklórico en el Registro de Buenas Prácticas de la UNESCO, se puede decir que, pese a las dificultades que hubo a la hora de evaluar y aceptar la candidatura, la propuesta fue valorada merecidamente por el Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial. La alta valoración se relaciona al hecho de que ésta es una práctica que no se limita a las ediciones del Festival, sino a su resistencia en el tiempo.
La XI sesión del Comité Internacional para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial adoptó la decisión después de un debate difícil durante el cual el Festival de Koprívshtitsa fue defendido como una buena práctica para la conservación del patrimonio cultural.
Un dato que pocos conocen es que la canción “Izlel e Delyo jaydutin” (Salió el rebelde Delyo al monte), de la región de la montaña Ródope, interpretada por Valya Balkánska e incluida en el disco de oro que vuela a bordo de la lanzadera espacial Voyager en busca de otras civilizaciones, fue grabada precisamente en Koprívshtitsa. Sucedió durante la primera edición del Festival, en 1965, cuando los etnólogos norteamericanos Ethel Reim y Martin Koenig escucharon el tema por primera vez. Desde entonces, cada cinco años por doquier en la villa resuena la música, en tanto que los artistas y los visitantes bailan juntos las danzas típicas búlgaras joró y cantan temas folklóricos en los escenarios y por toda la ciudad durante tres días con sus noches.
Sin embargo, por muy impacientes que estemos de experimentar la magia de este certamen, hay que esperar hasta el 2020, cuando los bailarines, los cantantes, los instrumentistas, los narradores y los guardianes de las costumbres nacionales se reunirán de nuevo para que todos puedan disfrutar juntos de esta fiesta singular. Los deseosos de participar o presenciar el Festival Folklórico de Koprívshtitsa deben planearlo con anticipación porque el año pasado el número de los visitantes rebasaba 400.000.
Versión en español por Daniela Radíchkova
Fotos: BGNES
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