Krasimir Karakachanov, copresidente del Frente Patriótico, advirtió, entrevistado por Radio Nacional de Bulgaria, que la política sobre la migración ilegal constituirá uno de los temas esenciales que planteará ante el Bloque Reformista si este acepte el mandato para formar Gobierno en este Parlamento. Siempre ante Radio Nacional de Bulgaria, el ex ministro de Defensa, Nikolay Nenchev, comentó que Europa está consciente de que la frontera entre Bulgaria y Turquía difícilmente resistiría al flujo de refugiados y por esto ya va concentrando sus esfuerzos en la frontera serbia. Iliana Yotova, vicepresidenta electa, reveló en la mañana del lunes que Bulgaria se ha comprometido ante la CE a construir tres nuevos campos de refugiados de tipo cerrado. Ahora cuando Bulgaria está encarando el relevo en el Gobierno y en la presidencia de la nación y ya están a la vuelta de la esquina las elecciones parlamentarias anticipadas, los problemas causados por la migración incrementan complementariamente la tensión y repercuten fuertemente sobre la vida política y social del país. Recientemente, un motín de afganos en el centro de acogida de migrantes en Jarmanli abocó al país a la necesidad de ampliar y diversificar la capacidad para el alojamiento de extranjeros y de distinguir con nitidez entre los verdaderos refugiados y los migrantes económicos. Defensores de los derechos humanos han acusado a las autoridades de haber ejercido violencia contra los refugiados, pero impugnadores de esta tesis han insistido en que los policías que han llegado a domeñar el motín no sólo sean premiados, sino que también se apliquen medidas de mayor severidad respecto a los migrantes ilegales entrados en Bulgaria.

La Iglesia Ortodoxa, que por lo general suele distanciarse de los problemas mundanos, ahora ha expresado una posición concreta y así en una declaración extraordinaria, el Santo Sínodo ha lanzado la advertencia de que la oleada de quienes huyen de los conflictos en el Oriente Próximo y en el Norte de África ya va cobrando las características de una invasión y que el Gobierno no debe permitir la llegada de más refugiados y ha de atender a los ya llegados ofreciéndoles un trato humano conforme sus capacidades. Presionado por organizaciones patrióticas y nacionalistas y por acciones de protesta contra los migrantes y los refugiados, el Gobierno se ha vuelto más activo en la extradición de los migrantes ilegales y el alojamiento en campos de tipo cerrado a refugiados que entrañan peligro. En conversación telefónica con su colega afgano, Abdula Abdula, el primer ministro, Boiko Borisov, reclamó la firma de un acuerdo para la readmisión de migrantes y se acordó que los ministros del Interior de los dos países comiencen a trabajar activamente en la redacción de este documento. Sin embargo, el Alto Comisionado para los Refugiados de la ONU tiene otra opinión y se ha proclamado en contra de los llamados de expulsión y a favor del mejoramiento de las condiciones de vida en los centros de alojamiento. Todo esto está ocurriendo sobre el telón de fondo del debilitamiento temporal del flujo de refugiados rumbo a Bulgaria, por el invierno pero, al mismo tiempo, se está produciendo un aumento del flujo migratorio desde el territorio búlgaro rumbo a Europa Central y Occidental. Se ha arribado a la situación absurda en la que junto con el abandono masivo de los centros de acogida de migrantes se ha comenzado a notar un auto alojamiento de migrantes en estos centros. Esto ha traído la necesidad de que el Ministerio del Interior refuerce el control sobre la entrada y salida de estos recintos y también refuerce la vigilancia sobre la circulación de extranjeros dentro del país. Las autoridades, además de tratar de resolver la dura situación política, deberán movilizar recursos materiales, técnicos y humanos para extremar el control, en las fronteras de Bulgaria con Turquía y Serbia. El hecho de que quienes entran en Bulgaria procedentes de Turquía llegan más temprano que tarde a la frontera con Serbia, es indicativo, según los expertos, de la existencia de un grave problema migratorio dentro del país. También han sido indicio de tal problema los disturbios en el centro de alojamiento de Jarmanli, cuyos inquilinos han reclamado, entre otras cosas, también un corredor para su libre circulación con destino a Europa Occidental, vía Serbia.

Sin embargo, el problema migratorio interno de Bulgaria reviste especial gravedad también por su carácter caótico. El pasado mes de octubre en los centros de la Agencia para los Refugiados fueron alojadas nuevas 1178 personas, y casi 2400 los abandonaron a su antojo. En lo que va de año han cursado solicitudes de amparo 16 800 extranjeros, pero la mayoría de ellos, 12 500, se han ido antes de obtener tal estatuto y sólo lo han obtenido 423. Las detenciones de migrantes ilegales se han reducido a la mitad, de 4500 en octubre de 2015 han bajado a 2123 en octubre de 2016, y esto es testimonio de un aumento de la libertad de circulación. En los diez meses de 2016 han sido extraditados 784 migrantes ilegales, pero sólo 64 han abandonado Bulgaria voluntariamente y con recursos propios. Esto a su vez es testimonio de que el problema migratorio interno, además de presentar dimensiones organizativas y sociales, acarrea graves consecuencias financieras. En el contexto de esta situación en la que continúan los conflictos generadores de flujos de refugiados y se perfila la negativa de Turquía a respetar sus compromisos con la UE en la contención de la presión migratoria a Europa, el búlgaro de a pie no sólo debe aguantar las cuitas actuales, sino que también ha de irse preparando para dificultades nuevas. Es que estar en la encrucijada entre Oriente y Occidente no sólo trae ventajas, sino también genera aprietos.

Versión en español por Mijail Mijailov