En Año Nuevo se podrá ver en el Museo Nacional de Historia una magnífica exposición: “Puentes de la luz”, que reúne más de 50 obras del famoso artista búlgaro Valchan Petrov y valiosas piezas del rico fondo del museo. La idea de reunirlas se ha madurado durante años. Habíamos vistos sus cuadros, y posteriormente vimos mucho más, explica la Dra. Elka Penkova del Museo Nacional de Historia. Él ha recreado historias, iglesias y vasijas tracias, y decidimos organizar una exposición. En ella se podrán ver monumentos significativos, objetos de los tesoros de Panagyurishte y Rogozen, de la necrópolis de Apolonia Póntica, baldosas de mármol del jinete tracio, iconos y esculturas antiguas.

El equipo ganó un proyecto del Ministerio de Cultura para una exposición temporal. Se decidió darle continuidad entre los monumentos tracios, paganos y cristianos. Y entonces nació la idea de presentar la exposición como el círculo del sol.

Nuestra idea partió de las cuatro estaciones que Valchan pinta en sus cuadros con distintos símbolos, cuenta Elka Penkova. “Naturalmente, él como artista interpreta los símbolos fuera de su contexto histórico. Pero hemos hecho toda la estructura temática con el sentido que tenían en la antigüedad. Es importante cómo ese significado ha ido cambiando en el cristianismo y cómo se refracta a través de la perspectiva que tiene del mundo un artista búlgaro actual, de los Balcanes, que siempre hace hincapié en ello. Se empieza con el círculo del sol y con las estaciones, hemos relacionado también la fe tracia órfica con el cristianismo, ya que hay muchas cosas que pasan por ahí. Incluso la propia imagen de Orfeo en las catacumbas romanas, en el cristianismo temprano, se representaba como el buen pastor o como el mismo Jesucristo. Por eso elegimos esta estructura temática. Y el círculo del sol, que es divino, también es humano. El equipo estaba preocupado por cruzar los límites de la fe, y también por no sobreexponer nada. Por eso nos fue relativamente difícil recopilar los textos y preparar todo el material a exponer. Sin embargo, creo que nos las hemos arreglado para dar continuidad sin traspasar los límites de la fe.

El equipo de la exposición, al unísono con la tendencia moderna de combinar exposiciones con recursos en otras artes, en esta ocasión confía en la iluminación teatral. Además, la artista Elena Boyadzhíeva ha actuado como escenógrafa. Los cuadros tratan sobre temas eternos como el ciclo de la vida, la muerte y el nacimiento, para alcanzar el verdadero conocimiento, el fruto divino en distintas filosofías. Y respecto a las celebraciones, conservan las tradiciones y las costumbres seculares que llegan hasta nuestros días.

La exposición es una causa común de Valchan Petrov, de la Dra. Elka Penkova y su colega, la Dra. Lyubava Georgieva, que trabajan en el campo de la Historia y la cultura antiguas. Como jóvenes historiadoras del arte, ambas doctoras recibieron su “bautismo de fuego” con el trabajo de la exposición.

La propia exposición implica la colaboración de personas de campos muy diversos. Por ejemplo, ya se ha mencionado el nombre de nuestra artista Elena Boyadzhíeva, con la que hemos podido realizar la escenografía de la exposición, declara Lyubava Gueorgieva. De hecho, admito que esto fue un gran reto, un experimento, un primer intento de combinar así las cosas. Quisiera decir también que en la exposición, además de objetos bien conocidos por el público, como el tesoro de Rogozen y una copia del tesoro de oro de Panagyurishte, iconos y objetos eclesiásticos del fondo del museo, se muestra por primera vez un fresco que representa la escena de la Asunción de la Virgen María de la iglesia de Botevgrad, así como un relieve de piedra excepcionalmente interesante que representa un dragón de siete cabezas con coronas de Ivaylovgrad. Ambos forman parte de la exposición gracias a los esfuerzos de nuestro colega del museo, que investigaba en esa región y pudo arreglar que se expongan aquí.

Versión en español por Marta Ros
Fotos de la exposición de Veneta Pavlova