Según los datos oficiales más recientes, el crecimiento económico en Bulgaria en lo que va de año es de un 3,5%, mientras las inversiones extranjeras directas en el país han tenido una bajada inédita, de más de un 21%. Los ritmos del crecimiento puede que no sean capaces de cortarle el aliento a uno pero, no obstante ello, sitúan a Bulgaria en el segundo puesto en Europa, donde la media del crecimientos es de un 1,8%. Estos ritmos resultan aún más impresionantes sobre el telón de fondo de los dramáticamente escasos capitales foráneos que han entrado en Bulgaria en el mismo período. Suman poco más de 600 millones de euros. Y, además, para colmo, la balanza de pagos de Bulgaria es positiva, del orden de más de 400 millones de euros y el año concluirá sin déficit presupuestario.

La mayor cuantía de dinero ha llegado a Bulgaria desde la pequeña pero económicamente poderosa Holanda, seguida por Alemania, socio económico y comercial básico de Bulgaria, detrás de la cual se sitúa la vecina Grecia, país sumido en una grave crisis de deuda. Para este último país, el tercer puesto que ocupa entre los inversores más importantes en Bulgaria aparece como un tanto extraño. Sin embargo este hecho es indicativo únicamente de la fuga de capitales y de empresas de Grecia. Corren rumores de que decenas de miles de empresas helenas se han trasladado a Bulgaria con el fin de zafarse al recrudecimiento del régimen fiscal en su país y beneficiarse de las condiciones tributarias favorables aquí. Hay también otra cosa curiosa y es que casi un 10% de las inversiones extranjeras en Bulgaria se están haciendo en bienes inmuebles. Por este indicador y con una demoledora delantera se sitúan en el primer puesto los solventes suizos.

A simple vista todas estas cifras están en contradicción y suenan ilógicamente .Un sector económico pequeño y de flojo capital nacional como es el búlgaro, no podría, según la ciencia, desarrollarse con éxito sin el aflujo de dinero fresco desde el extranjero. Y sin tal aflujo de dinero desde fuera la balanza de pagos debería ser negativa ostentando un déficit presupuestario. Esto es así, según la teoría, pero la práctica en Bulgaria demuestra que el efecto que surten las leyes económicas depende de su aplicación acertada por las personas y por las habilidades de éstas de utilizarlas en beneficio de la nación.

Esta es la política y a lo anterior cabe agregar la situación internacional favorable en medio de la cual progresa la economía búlgara: todos los socios económicos y comerciales de Bulgaria en la UE registran un auge económico y esto incentiva la demanda de bienes de consumo y de servicios que producen y ofrecen empresas de Bulgaria.

Este hecho presenta un aspecto sustancial respecto a las inversiones extranjeras. Primero, cuando existe un crecimiento económico y buenas condiciones para que uno invierta en su propio país, todo inversor preferirá meter su dinero en la industria nacional, por una serie de razones psicológicas, económicas, jurídicas, culturales y eminentemente humanas. Esto significa que los capitales libres propenderán menos a abandonar el país en pos de destinos más ventajosos pero, al mismo tiempo, de mayor riesgo e ignorados. Esto posiblemente explique hasta cierto punto el débil aflujo de capitales foráneos a Bulgaria. Sin embargo, a estas alturas habrá que enfocar la situación desde otro ángulo. Se ha dicho y reiterado en numerosas ocasiones que Bulgaria es un país extraordinariamente abierto en lo económico lo cual significa que es muy sensible y dependiente frente a lo que ocurre en los diferentes mercados internacionales. Pero esto significa asimismo que , por mantenerse tan abierta la economía búlgara, muchos se habrán aprovechado de la hospitalidad económica búlgara y se habrán instalado aquí. Y esto es lo que precisamente ha pasado.

Crecimiento económico encomiable y bajas inversiones extranjeras. Esta es la situación actual. Según los expertos, sin embargo, se producirán cambios paulatinos ya a partir de 2017.Se considera que el sector económico búlgaro ha llegado al apogeo del ciclo económico y que en lo adelante se producirá un enfriamiento gradual. Resulta prematuro augurar cómo repercutirá esto en el aflujo de capitales extranjeros, los que se volverán aún más indispensables para el país.

Además, Bulgaria tiene por delante también varios meses de precariedad política hasta las próximas elecciones parlamentarias anticipadas y la formación de un Parlamento y un Ejecutivo nuevos.