Bulgaria es uno de los países más pro europeístas y en esto difiere radicalmente del Reino Unido que va camino de abandonar la Europa unida. No hay amigos eternos, sólo hay intereses eternos, había dicho un político sabio en su época y esto, en medio de la situación actual, encuentra su plena confirmación. Gran Bretaña se retira de la integración europea por considerar que esto no le beneficia. Bulgaria se queda por haber considerado que seguir se ajusta a sus intereses. En ambos extremos de Europa la gente piensa en forma diametralmente opuesta.
Desde su acceso a la UE en 2007 hasta la fecha, Bulgaria ha obtenido bastantes beneficios, pero también ha sufrido bastantes preocupaciones, reproches, acusaciones y amenazas. El balance, en su conjunto, es positivo. Gran Bretaña no ha tenido una contribución especial a ello, ya que ese país, en principio, era miembro con estatuto especial en la comunidad europea, se mantenía un tanto al margen de los problemas del continente, y Bulgaria no figuraba en absoluto en la lista de países importantes para Reino Unido, ni desde el punto de vista estratégico, ni político, ni tampoco económico. Bulgaria tampoco se interesaba particularmente por los problemas de la isla, excepto el interés que tenía por el fútbol y la familia real.
Visto así, el Brexit no significa casi nada para los contactos oficiales búlgaro-británicos, salvo algunas pequeñas pero, con todo, importantes excepciones. No hay que olvidar que ambos países siguen siendo miembros de la OTAN y, de hecho, aliados, algo que, en los tiempos que corren, puede resultar más importante que el volumen del intercambio comercial o de las inversiones.
Por muy confusas que resulten todavía las cosas relacionadas con la retirada de Reino Unido de la UE y por muy numerosos que se vuelvan los escenarios posibles sobre la situación en los próximos meses, persistirá como efectiva la amenaza de que el dinero del Presupuesto de Bruselas se reduzca sensiblemente cuando Londres suspenda el pago de sus cuotas anuales. No son nada despreciables y, según algunos expertos, 500 millones de euros de los subsidios que Bulgaria recibe a través de los fondos europeos, provienen directamente del erario público británico. Es decir, es real el peligro de que en la misma cuantía se reduzca el dinero europeo para la atrasada Bulgaria y que, respectivamente, aumente la cuota a pagar por Bulgaria, puesto que el hueco británico en el presupuesto de la UE deberá ser llenado.
Es muy importante saber, desde el punto de vista eminentemente humano pero también financiero, qué pasará con los búlgaros residentes en Gran Bretaña. Suman más de 200 mil, estudian o trabajan y envían remesas regulares a al menos otros tantos parientes y familiares en la patria. Algunos ya tienen pasaportes británicos, otros, licencias provisionales como ciudadanos de un país miembro de la UE, otros más, residen y trabajan en forma francamente ilegal. Todos ellos se verán afectados, de una u otra forma por los cambios inminentes en la legislación británica en lo tocante a la migración y, en consecuencia, el dinero que llegue a Bulgaria irá mermando.
En el terreno del intercambio comercial bilateral, las inversiones extranjeras directas y el libre movimiento de capitales y bienes de consumo casi no cabe esperar ciertos cambios notables. Primero, porque Gran Bretaña y Bulgaria hasta ahora no han mantenido unas relaciones económicas y comerciales especialmente activas y, segundo, porque a pesar del abandono no es realista esperar un aislamiento económico total de Londres del continente. Dicho en otros términos, los efectos no serán dramáticos y los ciudadanos británicos seguirán formando parte de los turistas más numerosos en los balnearios y centros de montaña búlgaros, por las condiciones ventajosas en los mismos.
Los cambios más importantes y sensibles se esperan en el estatuto de la City londinense, que es uno de los tres centros financieros más importantes en el mundo. Gran número de bancos foráneos y locales ya han manifestado sus intenciones de trasladar sus operaciones a países de la UE, por ejemplo, a París o a Francfort. Son éstos, empero, problemas que a muy poca gente preocupan en Bulgaria, país que no tiene ni la capacidad, ni la pericia para intervenir activamente en los mercados monetarios y financieros mundiales. Además, el grueso de los bancos búlgaros, son propiedad de entidades financieras de la UE.
El escenario pésimo, mencionado con mucha frecuencia, apunta a la desintegración paulatina de la UE tras el Brexit o a la refundación de la misma, a tal punto, que Bulgaria prácticamente se quede fuera de ella. Tal posibilidad no es de descartar, pero nadie sabe aún qué precisamente ocurrirá en última instancia. Por esto carece de sentido aventurar pronósticos sobre las consecuencias que tan calamitoso vaticinio tendría para este país. Sin embargo, sí se puede afirmar, a ciencia cierta, que realmente resultará catastrófico.
Versión en español por Mijail Mijailov
En una sesión récord que se ha prolongado durante 18 días, los diputados han realizado un séptimo intento fallido de elegir al presidente de la Asamblea Nacional. Tras varios descansos y una nueva votación, el diputado de mayor edad, Silvi Kirilov, de Hay..
El presidente de GERB, Boyko Borisov, ha reiterado que la fórmula para formar un gobierno regular pasa por el apoyo de GERB-CDC, Continuamos con el Cambio - Bulgaria Democrática (PP-DB), el Partido Socialista Búlgaro (BSP) - Izquierda Unida y Hay Tal..
Ante el próximo intento de elegir al presidente del Parlamento, los diputados se muestran bastante escépticos. Los candidatos a presidente de la Asamblea Nacional son nuevamente cuatro: Raya Nazaryan del GERB-CDC, Natalia Kiselova del BSP-Izquierda..