El 31 de mayo en el Palacio Nacional de Cultura, como parte del programa de Semanas Musicales de Sofía, los melómanos tuvieron la posibilidad de oír obras de Bach, Mozart y Mendelson interpretadas por la orquesta de cuerdas “La Cámara Órfica”, de la Nueva Universidad Búlgara. Director y solista fue Philippe Bernold, flautista de Francia. Los otros solistas fueron el maestro Mario Hossen, en el violín, y Adrian Oetiker, de Suiza, en el piano.
Me alegro mucho de que pudimos ofrecer un programa interesante y pretencioso ante el público de Sofía, dice el catedrático Hossen. El concierto es del ciclo Solistas-Intérpretes, una producción de la Nueva Universidad Búlgara y el Palacio Nacional de Cultura. Ofrecimos un calidoscopio musical a través del tiempo, desde Bach y la clásica de Mozart, hasta el romántico Mendelsson. Nuestro huésped, el catedrático Philippe Bernold, es una figura emblemática de la escuela francesa de flauta, uno de los más importantes artistas que ofrecen conciertos que desarrolla una actividad muy intensa como concertista y profesor por el mundo. Me alegro de que recibiera nuestra invitación para encabezar este concierto. El programa incluyó la Suite número 2 para Flauta de Bach, Concierto para Piano, Violín y Orquesta de Cuerda, de Mendelsson, en que el solista soy yo y Adrian Yoticker toca el piano. La culminación del acontecimiento fue la sinfonía número 40 de Mozart, una obra favorita y querida del austriaco genial. Me siento muy feliz de que precisamente con el maestro Yoticker ejecutáramos el concierto de Mendelsson que grabamos hace unos años con la Cámara Órfica para la compañía discográfica suiza Doron. Es uno de los pianistas mundiales de primera fila y profesor en la Academia Superior en Basilea y en la Universidad de Música en Munich. Es uno de los más importantes intérpretes de Brahms y Beethoven. Nos une una prolífera cooperación artística.
El ciclo Solistas-Intérpretes en el Palacio Nacional de Cultura siempre está vinculado con el Centro festivalero de congresos de Varna donde ofrecemos el mismo programa. Me alegro mucho de que las salas siempre están repletas y con impaciencia espero las reuniones con el público de Sofía y de Varna. El concierto es un proceso creativo en sí, es como una magia artística y es algo único, ya que parte de éste es el público, los mecenas, las personas que acuden a la fiesta musical donde el público y los intérpretes son un todo. La magia consiste en la fuerza de las emociones y en los momentos creados por compositores geniales que perduran en el tiempo. Es así porque una obra musical transcurre en el tiempo y después desaparece. Sigue viva en nuestra mente y recuerdos. La energía de un concierto puede durar una o dos horas y la simbiosis entre intérpretes y público es tan grande en el proceso de interpretar un pensamiento genial que podría decir que las reuniones con el público búlgaro son una magia y una vivencia que es difícil de ser expresada con palabras.
El catedrático Hossen dice lo siguiente sobre los mecenas y los músicos jóvenes que difunden la fama de Bulgaria por el mundo.
Soy optimista, ya que creo que en Bulgaria hay personas que llevan el espíritu renacentista. Lo que sucedió en el siglo XIX en nuestra sociedad puede suceder también a principios del siglo XXI. Hay personas que tienen unas ideas más globales del lugar de las artes y la vida en el contexto humano y de allí de la aportación búlgara a éstas. Estoy seguro de que habrá personas con actitud correcta hacia el futuro de la cultura búlgara, ya que a través de ella creamos la imagen de la futura Bulgaria. Esto puede incidir en los procesos histórico-culturales. Estos búlgaros y sus hijos que estudian en el extranjero y regresan para continuar su labor aquí tienen una visión renacentista. Vistos desde fuera los procesos son trágicos, ya que vemos que personas jóvenes abandonan Bulgaria a causa de la falta de una política cultural. En los últimos 25 años perdimos las bases sentadas por la antigua escuela musical búlgara que creó una pléyade de excelentes músicos. En estos momentos tenemos algunas personas jóvenes y bien motivadas que ganan concursos en el extranjero. Estos músicos regresan a Bulgaria para hacer las delicias al público. Los universitarios y los profesores trabajamos en simbiosis sobre una bella causa: el renacimiento de la escuela de violín en Bulgaria.
Versión en español por Hristina Taseva
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