Hace muchos siglos, en el Imperio Romano, convocar a los romanos para que emitieran su opinión sobre tal o cual asunto se llamaba referéndum, del verbo referre. Esto traducido al español significa “te convido a que digas”. Hoy en día el referéndum es una herramienta de la democracia directa que les permite a los electores pronunciarse, sin mediador, con respecto a determinado asunto de enjundia de la vida pública. Suiza es ejemplo de cómo un país puede ser gobernado también a través de referendos, si es rico, eso sí.
Por otra parte en la Wikipedia leemos que Son un mock-up, o imitación, los objetos especialmente elaborados-entre esculturas, muebles, recipientes, adornos, armas etc.-empleados en funciones teatrales en vez de los objetos verdaderos. Se recurre a esta imitación no sólo en los espectáculos teatrales sino también como una representación festiva barata y efectista. Tiene visos justamente de tal el tema de los plebiscitos en Bulgaria, que es, desgraciadamente, uno de los países más pobres en la UE.
No acabamos de explicarnos por qué durante más de un cuarto de siglo después de la caída del régimen totalitario de Todor Zhuvkov, los políticos búlgaros huyen, como el diablo al incienso, cada vez que se trate de referendos. En 2004 Solomon Passy, entonces ministro búlgaro de Asuntos Exteriores manifestó descaradamente que el pueblo búlgaro aún no había “madurado” para referendos. Se trataba en aquella ocasión de si celebrar o no una consulta popular sobre el acceso de Bulgaria a la UE. Movidos por una vetusta costumbre totalitaria, numerosos políticos como Passy aseguraban que existía “un envidiable consenso nacional” a ese respecto porque las agencias demoscópicas habrían comprobado más de un 80% de respaldo popular al ingreso de Bulgaria en la UE. Fue en 2007 cuando Bulgaria accedió a la Unión Europea y fue uno de los pocos países que, junto con Chipre, habían prescindido de celebrar un referéndum sobre un tema de tanta importancia.
Hoy somos testigos de actuaciones en el extremo opuesto en las que se exhorta, a bombo y platillo, a celebrar consultas populares por cualquier motivo. El pasado jueves en Parlamento de Bulgaria admitió la celebración de un plebiscito propuesto por Slavi Trifonov, personalidad conocida del mundo del espectáculo, para su organización este otoño simultáneamente con las elecciones presidenciales. Trifonov ha reunido las firmas de un mínimo de 400 mil búlgaros , número exigido para un referendo. Los diputados ni siquiera discutieron las seis preguntas del referendo propuesto por Trifonov, algunas de las cuales incluso podrían ser interpretadas como anticonstitucionales, como por ejemplo, que los diputados sean elegidos en base al sistema mayoritario por mayoría absoluta y en dos vueltas. Entre las preguntas figura también si votar o no por vía electrónica remota. Es que una consulta popular sobre este tema se celebró en octubre pasado, promovida por el presidente de Bulgaria Rosen Plevneliev. Me siento preocupado, me pregunto cuántas veces más habría que preguntar al pueblo búlgaro sobre un mismo asunto , manifestó el jefe de Estado. Es harina de otro costal si el voto electrónico remoto es la cosa más importante para la prosperidad del pueblo búlgaro. La sexta pregunta en el referendo propuesto por el citado hombre del espectáculo, provoca auténtica estupefacción. Dice así ¿Respaldará Vd. la idea de que los directores de las direcciones provinciales del Ministerio del interior y los jefes de las direcciones regionales del mismo sean elegidos conforme el sistema electoral mayoritario por mayoría absoluta en dos vueltas? Huelgan los comentarios. Si uno siguiera esta lógica se podría organizar, por ejemplo, un referendo sobre si Bulgaria es un Estado o mero concepto geográfico.
Ahora se divisa en el horizonte otro referendo más, de cinco preguntas, promovido por el empresario y comerciante Veselin Mareshki. Es cuestión de pocos días el término de la verificación de si se ha recolectado el número justo de las firmas indispensables para su celebración. Desde la mayoría gobernante en el Parlamento ya han manifestado que también será admitida esta consulta popular. De manera que este otoño es muy probable que se celebren , en un mismo día, unas elecciones presidenciales y dos referendos. A propósito, hay que decir que en cada uno de éstos se formula una misma pregunta, la de si hay que reducir el número de los escaños en el Parlamento de los actuales 240 a 120.
La situación relacionada con los referendos parece realmente ridícula. Es así porque tras haber rehuido los políticos ,durante tantos años , exhortar a los búlgaros a emitir su opinión, ahora hombres del mundo del espectáculo y comerciantes están haciendo, como mejor les plazca, juegos malabares con la democracia directa.
Versión en español por Mijail MijailovNo hay estadísticas exactas sobre el número de búlgaros en el extranjero, pero un informe del Ministerio de Asuntos Exteriores del año pasado indica que hay unos 2,8 millones de búlgaros viviendo fuera del país. Según el censo de 2021 realizado..
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