Como todas las cosas serias ocurrió por casualidad. Cuando era pequeño mi padre a menudo me encerraba en casa. ¿Qué podía hacer yo? Entonces no había ordenadores o televisión, así que yo dibujaba. Así surgió el fenómeno Petar Michev. El encuentro de este artista autodidacta con la pintura fue amor a primera vista. A la pregunta de cómo describiría su estilo responde con franqueza:
No puedo definirlo. Mi padre decía: "Dibuja también este año, y el próximo haz algo serio", y para mí la vida pasaba con la promesa de que era el último año que pintaba. Así que nunca he pensado seriamente que tengo que tener un estilo concreto. Otros opinan que sí tengo uno, pero eso mejor que lo decidan los críticos de arte.
Nosotros tampoco nos comprometemos a encasillar su arte. Una cosa es cierta, sin embargo. Viendo sus cuadros está claro que son inconfundibles. Armonía, reciprocidad, satisfacción, paz mental, esa es la sensación que se siente al verlos. Un sentimiento que todos anhelamos, pero que aún nos rehúye con la tensión diaria. Le preguntamos si la armonía que emanan sus cuadros tiene lugar en su vida real, a lo que Petar responde:
Por supuesto. Esa armonía viene de los errores de mi vida. Uno aprende de sus errores, no de los ejemplos. Toda mi vida he sido un pecador y me esfuerzo por mejorar. Pero no se trata sólo de desearlo sino de cumplirlo, es decir, crear cuadros, emociones positivas, darlas a quienes no tienen. Como dice un amigo mío, director de teatro francés, "Tú no eres artista, eres un sanador de heridas de almas insensibles.
Estoy de acuerdo con las palabras de ese director. ¿Cuál es la clave, sin embargo?
No sé cómo lo consigo. Mi vida es como la suya. La vida cotidiana de todos es igual, sólo que por la mañana usted va a la radio, y yo a mi taller, y ahí sucede esa química, esa magia. Porque yo no hago bocetos previos, debo ver aquello que voy a crear en el lienzo, si no, ni siquiera me siento a pintar.
Un tema importante en su obra es la mujer, subida en un pedestal. La mujer tentadora, la mujer amada, la mujer madre... En la conversación Petar explica que todo en la vida se basa en el amor. ¿Y cuando no llega?
¿No sabe lo que dicen los sabios? Sobre el amor y sobre el arte nadie enseña a nadie. Es algo que se te da, tu lo tomas y lo das. Es decir, si no das, no recibes. El amor es reciprocidad. Nuestra gran cantante Lili Ivanova dice: "Si dejo de amar, dejo de vivir". Lo mismo es válido para mí como artista, y para muchos de mis compañeros, y para los poetas. ¿Puede imaginar un poeta que no ame? ¡Dejaría de escribir poesía! El poeta escribe porque ama.
Pero la creatividad no es sólo amor, es libertad. Por ello mi siguiente pregunta al artista es si para él, después de una larga transición a la democracia, hoy somos libres.
No. Antes el Estado incentivaba las actividades creativas: teatro, música, arte. Nosotros, los artistas, hacíamos una exposición regional o nacional cada año. Esto ahora no es nostalgia por el pasado, por supuesto. Pero ten en cuenta que trabajas todo el año para participar en una exposición, y el Estado te compra un cuadro. Naturalmente, no se puede sobrevivir vendiendo un único cuadro, pero al menos tienes el estímulo para seguir luchando, para crear 50 o 100 cuadros, destacar lo mejor, ofrecerlo, emular a los compañeros, y entre todos esos artistas gana uno, uno es mejor que los demás. Y ahora sucede lo contrario. En Sofía hay 20 o 30 artistas que se creen que están por encima de los demás, aunque nadie haya oído hablar de ellos. No aparecen en ninguna parte, ellos mismos se definen así.
¿Hasta qué punto pueden hoy los búlgaros descubrir y valorar sus talentos?
Esta pregunta es muy especial, responde Petar Michev. Aquellos que pueden descubrirlos no pueden disfrutar constantemente del arte de los artistas que les gustan. No tienen la posibilidad de comprar cuadros y de estar en constante diálogo con las obras de arte. Y aquellos que tienen posibilidades no valoran el arte en absoluto. Los ricos no leen libros. Y cuando no lees, te preguntas "¿Qué es este arte?.
Al final del encuentro pido a Petar Michev que cuente en qué está trabajando en este momento:
Yo desarrollo unos ciclos de varios años. Los huevos de Pascua son un tema que hace más de 25 años no aparecía en el arte búlgaro. Lo descubrí por casualidad y decidí probar. Realicé entonces algunas complejas composiciones sobre el ritual de los huevos de Pascua. Hubo un gran interés hacia ellas. Incluso en una ocasión le preguntaron a mi difunta madre, "¿Cuándo ha fallecido tu hijo?" y ella, "No ha fallecido, ¿por qué?", "Porque venden sus cuadros en la librería". Por entonces sólo se vendían tarjetas con imágenes de artistas fallecidos. Fue un buen chiste en aquella época. Sí, yo trabajo por ciclos. El tema de la Pascua es importante para mí, así como el amor y los sueños. Si no tienes sueños, no tienes futuro.
Versión en español por Marta Ros
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