La misa en los templos ortodoxos durante la Semana Santa es muy solemne y los cánticos que se interpretan están entre las obras más bellas de la música ortodoxa.

Como es sabido para cada fiesta hay determinados textos que se ejecutan sobre melodías de diferentes estilos musicales. Julian Perikliev nos ayudará a presentarles la música que suena en los días antes de la Resurrección de Jesucristo en los templos ortodoxos.

Julian Perikliev es alumno del Liceo Nacional de Lenguas y Culturas Antiguas de Sofía. Se graduó por la Universidad de Sofía, en la Facultad de Teología, es cofundador y solista de Yulánguelo, una formación de cámara, cuyo repertorio se basa sobre todo a obras de la música ortodoxa. Es, además, cofundador del conjunto Anonim y en los últimos años es integrante del coro mixto de Radio Nacional de Bulgaria. He aquí lo que nos cuenta él:

“La sucesión litúrgica durante la Cuaresma –de estatristeza luminosaque experimentamos una y otra vezen nuestra vida cristiana– tiene una cierta especificidad. Esto se nota sobre todo en la liturgia de la Semana Santa, cuando recordamos los últimos días de la vida terrenal de nuestro Salvado: desdesu entrada en Jerusalén hasta su captura, juicio, crucifixión y su gloriosa Resurrección. El lunes, el martes y el miércoles de la Semana Santa se interpretan cánticos especiales que hacen referencia a la parábola de las diez vírgenes. Su significado es que siempre debemos velar porque nadie sabe “el día ni la hora en que el hijo del hombre ha de venir”.

El Jueves Santo recordamos la pasión de Jesucristo. Esta misa es conocida como la lectura de los 12 evangelios, es decir, su esencia es leer 12 fragmentos de los evangelios según Mateo, Juan, Lucas y Marco que hacen referencia a la última semana de la vida terrenal de Jesucristo.

Esta misa se caracteriza por cánticos que se interpretan solamente el Jueves Santo. Uno de los más populares está dedicado al buen ladrón que fue crucificado al mismo tiempo que Jesucristo y que se arrepintió por sus pecados. Viendo su humildad Jesucristo le dijo: “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”.

En el servicio matutino del Viernes Santo resuena el cántico “El noble José”, que habla de la obra de José de Arimatea, quien rogó a Poncio Pilato que permitiera que bajaran el cuerpo de Jesucristo de la cruz, para lavarlo y ungirlo con aceites aromáticos, según manda la costumbre judía, para después cubrirlo con el sudario y colocarlo en la tumba familiar.

En la tarde del Viernes Santo se interpreta el cántico "Funeral de Jesucristo", que se canta solamente este día del año. Es una expresión de los sentimientos y pensamientos de quienes acompañaron el cuerpo de Jesucristo a la tumba para depositarlo en ella. No es casualidad el que en las iglesias ortodoxas se lleve a cabo una solemne procesión fúnebre fuera del templo, sacándose simbólicamente el sudario en el que fue envuelto el cuerpo del Señor Jesucristo. Acabada la procesión y el entierro simbólico, cuando los fieles vuelven a entrar en el templo, pasan por debajo de este sudario. De este modo entramos simbólicamente en la tumba con Jesucristo, para matar al pecado que vive en nosotros mismos, ya que Él venció a la muerte por nosotros”.

El Sábado Santo se oficia la liturgia de San Basilio de Grande. San Basilio el Grande es llamado Pilar de la Iglesia por su fundamental obra como escritor. Determinó el orden de la liturgia tal y como era en los tiempos apostólicos, agregando oraciones creadas por él. La liturgia de San Basilio se oficia 12 veces al año en grandes fiestas. Uno de los cánticos específicos de esta liturgia nos presenta a los alumnos de Jesucristo el sábado antes de la Pascua, cuando el cuerpo se encontraba en la tumba. Ellos no sabían qué les esperaba. Por esto el cántico se denomina “Que calle todo ser vivo” refiriéndose al día del silencio y de la esperanza. Para nosotros este el día en que esperamos la gran alegría.

Versión en español por Hristina Táseva