Según los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística, los ingresos de los búlgaros han subido en los últimos 12 años nada menos que un 40 %. El incremento más importante se ha producido tras el acceso de Bulgaria a la UE en 2007. Todo esto suena bien y optimista. Sin embargo, sobre cómo se presenta, de hecho, la realidad, ha opinado el presidente de este país, Rosen Plevneliev, quien ha anunciado que los búlgaros cobramos apenas un 47 % de la media de las sumas que llegan a parar a los bolsillos y a las cuentas bancarias del resto de los europeos. Resulta que vamos trepando por las paredes del hueco financiero tras abandonar su fondo, pero que distamos aún un largo trecho de la superficie europea, ya que nos queda por escalar más de la mitad del trayecto. Esto no es muy alentador sobre el telón de fondo de la desaceleración económica, una ralentización que no es capaz en absoluto de prometer un aumento a corto plazo de los ingresos y, más bien, indica al menos una congelación, si no algo peor aún, que , suele suceder en todas partes , cuando empeoran los resultados económicos. Varios expertos ya han lanzado advertencia s sobre semejante amenaza.

Sea como fuere, ahora y en el momento, el búlgaro vive con la mitad del dinero que cobra el europeo medio. Esto obviamente significa que vive mal con respecto a los estándares de la moderna sociedad de consumo. Esto es cierto, pero no íntegramente porque la vida real siempre aparece más abigarrada que lo que ponen sobre el tapete los números secos. A pesar de que casi un 30% de los búlgaros se encuentran encasillados en el apartado de “pobres”, es decir, gente que no es capaz de pagar por si misma sus facturas de consumo doméstico, el 70 % restante vive en forma modesta pero, relativamente, decente. Esto salta a la vista de quien decida darse un paseo por las calles de cualquier localidad búlgara y visite el hogar de algún búlgaro de a pie. Lo anterior se encuentra avalado también por la Estadística. En Bulgaria prácticamente no hay ni un solo núcleo familiar que carezca de televisor, refrigerador, cocina y lavadora. Más de la mitad de los búlgaros tienen ordenador personal y acceso a Internet. Hay también otra cosa importante, y es que casi el 90 % de los búlgaros disfrutan de vivienda propia. Todos esto es indicio de una buena calidad de vida. Es cierto que el grueso de las adquisiciones materiales de la gente son de los modelos y marcas más baratos, que los coches, en la mayoría de los casos, ya son viejos de 15 años y que las viviendas no son del tipo de las casas mono familiares rodeadas por parques y lagos. Pero, también en muchos países de Europa Occidental esto es un lujo inaccesible para la gran mayoría de personas.

Es interesante analizar el origen de los ingresos de los  búlgaros, ver de dónde proviene el dinero que va a parar a sus cuentas bancarias. Casi un 70 % provienen de los salarios y casi un 30 % de pagos sociales como pensiones, becas, subsidios sociales .Es nimio el porcentaje de los ingresos generados por rentas, dividendos, intereses y otros instrumentos financieros exóticos para este país.

Buenos ritmos de aumento con una tendencia a ralentizar el incremento de los ingresos –que en Bulgaria siguen  por debajo de la mitad de los ingresos europeos a los que no podrán igualarse pronto− tal es la situación actual. Con la pequeña excepción de Sofía donde algunos cobran los ingresos más elevados y casi europeos que, para colmo, aumentan cada año a ritmos envidiables.

Versión en español por Mijail Mijailov