Hace dos décadas en Bulgaria apareció el Grupo Vocal Bon-Bon (variación de la voz búlgara de la palabra bombón que se escribe bonbón) integrado por niños sonrientes, talentosos y con don artístico, que inmediatamente se ganó admiradores. Todo era diferente: desde el repertorio –compuesto por melodías alegres, letra hermosa y con sentido adaptada a su tierna edad, comportamiento natural de los niños, proximidad acentuada a la cultura pop, sin menospreciar lo “clásico”– hasta la puesta en escena.
Rosi Karáslavova, pedagoga vocal, productora de varias generaciones de cantantes y, ante todo, fundadora y autora del concepto, habla sobre la historia de Bon-Bon y el próximo evento.
El comienzo de todo lo que hago en la actualidad está en mi más temprana edad cuando descubrieron accidentalmente mi talento. Me inscribieron a estudiar el piano en un centro de cultura cerca de la Escuela Media Nacional de Música. Allí en mí se fijó la pianista Pravda Goránova y me llevó a la Escuela de Música, me hicieron una audición y me admitieron de forma excepcional. En paralelo, pasé por la escuela del Coro Infantil Pim-Pam; se seguían conciertos, giras al extranjero, repertorios diferentes e interesantes. Mientras estudiaba en la Academia Nacional de Música, cantaba en varios grupos de pop como solista y coros. Me gustaba tanto trabajar con los niños que acabé encontrando mi vocación y decidí crear mi propio grupo. Mi compañera en esta empresa fue Victoria Mijáylova, que sigue en Bon-Bon hasta hoy en día. Decidimos hacer una formación infantil privada. Me entregué al trabajo con los niños de todo corazón. Me gustaba aún más que preparar mis propias actuaciones. Puse toda mi experiencia, todo mi talento, todo lo aprendido a lo largo de los años. No sé cuántos niños exactamente han pasado por Bon-Bon pero los que querían convertir el canto en profesión lo hicieron, y todavía mantenemos contacto con Poli Guénova, el trío LaTiDa y otros. Los quiero a todos: a los pequeños y a los ya crecidos. Estoy convencida de que nuestro éxito se debe al hecho de que estamos muy unidos.
Rosi Karáslavova y su esposo Borís Chakarov, compositor y arreglista de una parte importante del repertorio del grupo Bon-Bon, decidieron crear también una escuela, la Bon-Bon Music, con la idea de no “jubilar” a los adolescentes tras cumplir los 12-13 años de edad –cuando tienen que abandonar el grupo infantil– y motivarlos en su dedicación al arte. En esta edad difícil, cuando no son niños ni adultos, sus voces mutan pero ellos siguen deseando cantar. Bon-Bon trabaja con varios especialistas reconocidos que se ocupan de su actuación en el escenario.
Tratamos de crear música adecuada también para nuestros niños ya mayores –prosigue Rosi Karáslavova– . Me he dado cuenta de que las canciones infantiles conocidas por generaciones de búlgaros parece que han caído en el olvido. Tal vez se deba a los formatos televisivos que estimulan a los chavales a imitar a las grandes estrellas del pop, comportarse como ellas en el escenario. No prohibiría a mis chicos a hacerlo, si es que les da felicidad y confianza, pero siempre teniendo en cuenta si la letra y el arreglo son adecuados. Trabajamos con varios compositores y autores de textos reconocidos. Debido a los diferentes estilos que interpretamos, estudiamos diferentes técnicas como pop, rap o soul. A veces, cuando estudiamos las antiguas canciones de escuela búlgaras es necesario explicar cómo han sido los tiempos en que fueron creadas. También hacemos nuevos arreglos para que lleguen a los niños. Unos 35 “bombones” estudian o se han graduado por la Escuela Media Nacional de Música de Sofía. Un gran número de ellos se convirtieron en magníficos intérpretes y actúan en los escenarios mundiales. Estoy feliz de que en su conducta artística veo la mella que han dejado en ellos los años en que fueron “bombones”.
Rosi Karáslavova adelanta que el programa del concierto del 9 de abril es retrospectivo y presentará canciones de toda la historia del Grupo Vocal Bon-Bon.
Versión en español por Daniela Radíchkova
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