Uno de los edificios insignia del renacimiento búlgaro, el metoquión de Estambul, será transformado en museo. Se encuentra en el Cuerno de Oro de la ciudad, frente a la famosa iglesia búlgara San Stefan, la única iglesia de hierro del mundo ortodoxo. El templo y el metoquión fueron construidos a mitades del siglo XIX, cuando en Tsarigrad, la actual Estambul, había una gran colonia búlgara. Como indica el profesor Bozhidar Dimitrov, director del Museo de Historia Nacional, además de ser la capital del Imperio Otomano, Estambul era un gran centro de consumo que absorbía todos los bienes que producía la tierra búlgara. Por otro lado, con el tiempo la ciudad del Bósforo se fue convirtiendo en un centro industrial. Por ejemplo, a pesar de las condiciones algo primitivas, se curtían pieles, se teñían tejidos y se confeccionaban prendas para el ejército otomano.
Se cree que la colonia búlgara constaba de hasta 60.000 personas, muchos de los cuales eran personas adineradas, propietarios de negocios que recibían encargos del gobierno. Después de la Guerra de Crimea dirigieron la llamada lucha por la liberación de la Iglesia. Esa no fue una lucha eclesiástica corriente, los búlgaros querían exarquía, patriarca e independencia eclesiástica, y separarse del Patriarcado Ecuménico, donde estaban oprimidos desde 1393, cuando Tarnovgrad cayó bajo el dominio turco. Nuestros compatriotas querían delimitar con los límites eclesiásticos el contorno de sus tierras étnicas. Y en un gran día, en esa situación política, convertirlos en fronteras políticas de Bulgaria.
El metoquión era un centro atractivo donde se reunían búlgaros de distintas profesiones. También era refugio, seminario, y lugar de reunión de inmigrantes búlgaros que anhelaban noticias de su patria. En él se editaban más de 20 periódicos y revistas. Precisamente en el edificio del metoquión se descubrió la primera escuela búlgara de la capital del Imperio otomano.
Durante largos años el edificio permaneció abandonado, pero en los últimos tiempos, cuando yo era ministro, con la colaboración del Gobierno búlgaro logramos en última instancia restaurarlo por completo en cinco años, y devolverle su aspecto anterior. Nuestra misión es transformarlo en un museo, y así lo haremos. Esta es la etapa final, la mejor para mí, como descendiente de inmigrantes tracios, ya que mi familia es de un pueblo cercano a Estambul. Por eso llevaré a cabo esta tarea con gran alegría. Será, por así decirlo, la realización de un deber filial. Disponemos de suficientes documentos, imágenes, cruces y cálices, así como otros materiales. En mi opinión, el 24 de mayo, el Día del Alfabeto y de la Cultura Búlgaros y de la Escritura Eslava, conseguiremos abrir este museo en el Cuerno de Oro del Bósforo.
En el museo habrá una exposición representativa dedicada a la colonia búlgara de Estambul, así como a la historia del exarcado búlgaro.
Versión en español por Marta Ros
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