Los panaderos búlgaros volvieron a plantear hace unos días la cuestión relacionada con la reducción del IVA que grava el pan, a un 5 %. La idea para un impuesto diferenciado para el pan no es nueva pero resulta indispensable ahora porque, según estudios nuestros y datos del Instituto Nacional de Estadística, el sector sumergido en la panificación se ha extendido sobre más del 50 % de la producción de pan y productos panificables. Así lo ha manifestado ante Radio Bulgaria Mariana Kukúsheva, presidenta de la Federación de Panaderos y Reposteros de Bulgaria. La facturación oficial anual en la esfera de la producción de pan es del orden de 500 millones de euros. La cifra aumenta en otros 500 millones generados por el sector sumergido, de los cuales el Estado no recibe nada, declaró la señora Kukúsheva y agregó :

Lo que ocurre es todo lo contrario, son los consumidores quienes aportan dinero al sector sumergido y éste se vuelve poderoso y económicamente fuerte por disponer de un recurso monetario enorme. La economía sumergida ya ha irrumpido, por sus precios increíblemente bajos, también en la contratación que se hace con las cadenas comerciales. Éstas buscan en realidad los precios del sector gris para cerrar contratos oficiales para el suministro con las empresas que funcionan en forma transparente. A consecuencia de esto aumenta el endeudamiento entre las empresas, la facturación se reduce, el consumo se encoge y baja el número de los puestos de trabajo.

Según Mariana Kukúsheva, la producción de pan y derivados es un ramo que funciona íntegramente sobre la base de capitales nacionales. Por esto, ya es hora de que el Estado se esfuerce por proteger los capitales búlgaros e impulse el desarrollo de una sociedad competitiva. Si el experimento relacionado con decretar un impuesto del 5 % sobre el pan se corone de éxito se tratará de un paso acertado hacia la diferenciación de IVA sobre otros alimentos y servicios básicos para la población. Por otra parte, la recaudación de recursos para el Presupuesto se verá incrementada y, al mismo tiempo, el control sobre los bienes de consumo será claro y oportuno, asegura la señora Kukúsheva y agrega:

La buena nueva es que nuestra propuesta al Gobierno encuentra ahora un respaldo fuerte en la persona de una de las contrapartes sociales importantes, la Confederación del Trabajo “Podkrepa”, una de las dos centrales sindicales más importantes en Bulgaria. Hemos iniciado análisis muy serios que ofreceremos a los órganos de control para que la medida que sugerimos sea incorporada al Presupuesto 2017.

Según Mariana Kukúsheva, la reducción eventual del IVA del 20 % actual a un 5 % repercutirá en forma palpable en el precio del producto final:

Dicho en forma convencional, si partimos del supuesto de que con un IVA del 20 % el precio de un producto sea de un euro, al bajar el IVA al 5 % este precio será de 85 céntimos del euro. Dicho con otras palabras, la población se dará cuenta en seguida del descenso en el precio final del producto porque el IVA es un impuesto indirecto pagado siempre por el consumidor y usuario final. Actualmente, el precio de suministro del pan es el mismo que se registraba en 1989, pero con la diferencia de que ahora representa apenas un 40 % del precio final que paga el consumidor nacional. El resto son los llamados “aumentos comerciales “. Puesto que no existe una voluntad sana ni una fuerza política que dé la cara y pregunte cómo se forman estos “aumentos comerciales” tan altos sobre el bien de consumo de mayor circulación en Bulgaria como es el pan, creemos que el Estado debe hacer un gesto respecto al consumidor final a través de un IVA diferenciado.

¿Cómo ha sido el efecto de la reducción del IVA sobre los alimentos en Rumanía?

En Rumanía ya no existe un endeudamiento entre las empresas. En Bulgaria éste es un problema enorme, este endeudamiento aquí es tan elevado que casi equivale al PIB de Bulgaria. En segundo lugar en Rumanía ha aumentado sensiblemente el consumo interno. Tercero, el control en ese país es impecable desde los sembradíos hasta la mesa. Cuarto, en Rumanía son impensables los fraudes con el IVA y, además, resultan insensatos dado el escaso recurso financiero que se maneja con un 5 % de IVA. De hecho, ¿qué es lo que calcamos de Rumanía? En ese país el IVA era de un 24 % y ahora es de un 9 %, o sea, la reducción ha sido de un 75 %. Lo que nosotros proponemos es una disminución con el mismo porcentaje. Todo esto lo sugerimos en aras de la salud financiera y física del consumidor, ya que éste no sólo es consumidor sino, frecuentemente, un inversor y por esto es bueno que las inversiones se hagan en nuestro propio país.