Yo también me iré algún día
y la hierba mi tumba cubriría.
Unos me llorarán, otros me maldirán
pero mis cantos siempre se leerán.
Efectivamente, aún hoy en día sus rimas siguen leyéndose con la misma emoción. Decenas de ellas, poco después de ser escritas, fueron convertidas en canciones, aunque los nombres de algunos de los autores de las melodías nunca pasaron a la historia. Las características musicales de esas coplas son diferentes; según el contenido de la letra, se dividen en marchas, antiguas canciones urbanas (un estilo musical búlgaro muy popular en las primeras décadas del siglo XX),
canciones escolares, etc.
“Junto al Bósforo se oye un fragor” o “Canto al rey Simeón”, dedicado al gran soberano del Primer Reino Búlgaro(siglos VII - XI), son unas de las marchas más populares sobre textos de Iván Vazov. El autor, o los autores, de la melodía de una y de otra se desconocen. El propio poeta dijo que el contenido de ambos poemas está destinado “a los niños más pequeños”, para que conozcan y recuerden la historia de su pueblo.
Poeta, novelista, dramaturgo y personalidad pública, Iván Vazov vivió y creó en dos épocas históricas: la del Renacimiento Nacional búlgaro (siglos XVIII a XIX) y la posterior a la Liberación del país. Ya en vida se le llamaba “poeta del pueblo”. Sus obras, impregnadas de patriotismo, exaltan la belleza de la tierra natal, recuerdan los nombres de intrépidos búlgaros que se inmolaron por la fe y el deber patrio, cuentan hechos históricos... Su obra refleja las luchas por la libertad nacional antes del año 1878.
Una de las poesías que componen su poemario El estándar y guzla (1876) es la titulada “Radetzky”, que reaviva la proeza del poeta revolucionario Jristo Botev. En 1876, en Rumania, Botev se embarcó con su destacamento de rebeldes en el buque austriaco “Radetzky” y obligó al capitán a atracarcerca de Kozloduy, en la ribera búlgara del Danubio. Su misión, de llamar al levantamiento e incitar a más gente a seguirles, fracasó en rotundo, muriendo casi todos los participantes en la expedicióna manos de los osmanlíes. Vazov escribió el poema a la primera noticia de que los valientes habían atravesado el Danubio, admirado por su coraje y espíritu heroico. El texto se convirtió en canción bajo el título “El apacible Danubio blanco”, como rezan las primeras palabras de los versos. El compositor también es desconocido.
Vazov es el único prominente escritor búlgaro que sobrevivió a todas las guerras desde la Liberación de Bulgaria hasta el final de la Primera Guerra Mundial y ha dejado más de una obra dedicada a estos sucesos. Incluso participó en la Guerra Ruso-Turca de 1877 a 1878, libertadora para Bulgaria, como funcionario para encargos especiales en el Ejército Ruso.
Tras la Liberación, como himno de Bulgaria fue proclamada la canción “Ruge el río Maritsa ensangrentado”, con letra del maestro de escuela búlgaro Nikola Zhivkov. En 1912 Vazov hizo una redacción general de aquella y su versión fue adoptada como oficial.
La obra poética de Iván Vazov inspira a los compositores búlgaros también en la actualidad. Por extraño que suene, no son pocos sus versos recreados incluso por músicos de pop y rock. Hace algunos años, el compositor y director de orquesta Stoyán Bábekov compuso cantatas para coro mixto y piano sobre poemas del ciclo Epopeya de los Olvidados (1881–1884). Uno de esos poemas, transformado en canción, está dedicado a uno de los héroes del Levantamiento de Abril de 1876, Panayot Volov, abatido por los turcos a los 26 años de edad.
Niño búlgaro yo soy, del verdor de nuestras montañas estoy fascinado;
búlgaro llamarme es de mi máximo agrado.
Estas estrofas de Vazov pertenecen a la quizás más popular poesía para niños en la literatura nacional. Compositores de varias generaciones han puesto música sobre ella.
Le canté a Bulgaria porque la amé; glorifiqué su paisaje divino y hermoso porque estaba hechizado por él; me interné en su historia porque estaba atraído por la grandeza de su vida pasada, en unas épocas distantes cuando le dio al mundo eslavo la luz del Verbo. Relativamente pequeña, tuvo que librar durante centurias una batalla titánica por su independencia y el cumplimiento de sus ideales; exalté sus aspiraciones por ser éstos sagrados, decía Iván Vazov al ocaso de su vida.
Una de las encarnaciones poéticas de estas palabras es la canción “¿Dónde está Bulgaria?”. La melodía es obra de Panayot Pipkov, uno de los fundadores de la escuela musical profesional en Bulgaria.
Versión en español por Daniela Radíchkov
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