Ahora en el punto de mira de la Comisión de Defensa de la Competencia se encuentran las siete distribuidoras más importantes de gasolina y diésel, entre las que hay también marcas mundiales. La decisión es “valiente puesto que afecta a importantes compañías públicas mundiales”, comentó el viceprimer ministro ,Tomislav Donchev, prometiendo a la Comisión “cualquier tipo de asistencia con tal de que la necesite”.
Pese a que, según reconoce la propia Comisión, demostrar la existencia de un acuerdo de cartel es un problema de alto grado de dificultad y reclama bastante tiempo, la misma no oculta que se encuentra firmemente decidida de llegar ahora al final. Es que este final puede resultarles bastante desagradable a los comerciantes: multas del orden del 10 % de la facturación anual, algo que no es de subestimar incluso en un mercado reducido como el búlgaro puesto que por sus elevados precios de los carburantes, Bulgaria forma parte de los cinco países europeos de precios más altos. Está en juego mucho dinero y, esto sin hablar del golpe contra la imagen y el prestigio que siempre se traduce en dimensiones económicas y financieras complementarias concretas.
El público, desde luego, ha celebrado el ataque de la Comisión de Defensa de la Competencia contra los altos precios, puesto que las propias autoridades en la persona del ministro de Finanzas, Vladislav Goranov, han sugerido que, de desarrollarse todo conforme el plan, se podrá esperar un descenso de los precios en las gasolineras, para alegría de los conductores. Estas esperanzas vienen siendo reforzadas también por el hecho de que la Comisión planee investigar no sólo el comportamiento de los comerciantes minoristas, sino también el de los propios productores de combustibles. En este último caso, se trata de la única refinería de petróleo en el país, la rusa Lukoil, a la cual se le sospecha de abusar de una posición monopolista, dado que, según consta en los documentos, vende combustibles para la exportación a precios inferiores a los del mercado interno.
Le cuesta a uno aventurar si las de por sí buenas y encomiables intenciones de defender las reglas de la libre competencia en el mercado de los carburantes en Bulgaria se coronarán de éxito en esta ocasión. Pero es indiscutible que son bastante convincentes los argumentos que la Comisión de Defensa de la Competencia esgrime en su marcha contra el comportamiento desleal. No obstante, la lid contra los gigantes del crudo no resultará nada fácil.
Versión en español por Mijail Mijailov
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