¿Cómo es el color del invierno? Es, predominantemente, blanco. No importa que las temperaturas al exterior sean primaverales. En las montañas todavía hay nieve; además, no es tarde para una nueva nevada. Al fin y al cabo estamos en febrero.

Bajo el título de “Blanco: El invierno en la colección de la Galería Nacional “El Palacio” se ha organizado una exposición de pintores búlgaros dedicada a la estación más fría del año, que recoge más de 50 obras pictóricas. La más temprana de ellas, de Asén Belkovski, es del año 1899, y la más tardía, de Nikola Nikólov, del 1985. Algunos de los cuadros han sido expuestos en muy raras ocasiones. Kíril Vasílev, curador jefe de la Galería, habla del desafío de crear una obra de arte usando como color principal el blanco.

Hay que admitir que es una tarea muy difícil. Es fácil crear un lienzo con toda la gama de colores disponibles, pero es sumamente complicado realizar una pintura usando como tono principal el blanco. De verdad se requiere una sensibilidad muy fina hacia los matices ya que siempre existe el peligro de concebir una obra de arte tediosa. Es importante transmitir una sensación de dinamismo y variedad sin recurrir a toda la paleta multicromática. Esta es la tarea que encara un artista que utiliza el color blanco. Por supuesto, estamos hablando básicamente de paisajes de invierno. En la exposición mostramos obras de pintores de finales del siglo XIX y principios del XX hasta la década de los 80. La exposición engloba cuadros de algunos de los más prominentes maestros de Bulgaria como Jaroslav Vesin, Josef Pitter, Vasil Stoílov, Nikola Petrov, Zlatyu Boyadzhíev. Las trabajos más recientes son de Dimítar Jínkov y Milko Bózhkov.

Según Kíril Vasílev, a diferencia del plenicromatismo, característico de las demás estaciones, el paisaje invernal permite cierta síntesis de las formas, borra los lindes entre ellas, permitiendo a los artistas lograr un convencionalismo mucho mayor a la hora de crear los motivos que les apasionan.

En invierno sólo podemos hablar de contrastes entre el blanco y el negro. Dentro de estos marcos hay que presentar toda la diversidad de matices con que se trabaja. Desde luego, las escenas de invierno no son mera tarea formal; existe también un cierto tipo de respuesta emocional al paisaje, la estación, el color, toda aquella sensación creada por el bosque deshojado, las figuras solitarias, etc. De modo que, se trata de un estudio de las formas pero también de un intento de expresar ciertos estados emocionales a través del paisaje.

En efecto, en la historia del arte búlgaro no abundan los pintores que muestran especial interés por el invierno o por el blanco como color primario. Las estaciones favoritas de los artistas nacionales son la primavera y, sobre todo, el otoño cuando el paisaje circundante está repleto de una increíble explosión de colores. “A los artistas búlgaros, en su conjunto, les cautivan los colores cálidos y brillantes. De hecho, sólo un par de ellos, como Asén Belkovski, que tiene una serie de paisajes de invierno, y también Atanás Míjov, se fascinan por el paisaje invernal y el color blanco", resume en conclusión Kíril Vasílev.

Versión en español por Daniela Radíchkova
Fotos de la exposición de Veneta Pavlova