En Bulgaria la legalidad no disfruta de especial respeto y no sucede casi nada, pero siempre buscamos la culpa en el otro. Esta es la opinión de uno de los maestros de la animación búlgara, Nikolay Todorov. Nació en Sofía en 1952. Se graduó por el Colegio de Bellas Artes y después hizo la carrera de Cine Animado en el Instituto Estatal de Artes Cinematográficas, de Rusia, en la clase de Iván Ivanov-Vano, el padre de la animación rusa. Trabajó en los estudios de películas animadas Sofía como director, pintor y guionista, así como para la ZDF en Alemania. Es autor de más de 90 películas animadas. Su cinta “Grandomanía” era parte de las nominaciones del Festival internacional de cine en Canes. En el Festival de cine en Hiroshima, en Japón, su película “Odisea” era una de las diez mejores películas animadas contemporáneas. Durante la época del socialismo, en 1981, obras suyas fueron compradas por el Museo de Arte Moderno en Nueva York. Fue miembro del jurado de festivales del cine animado en Canes, Otawa, Moscú, Zagreb, Cracovia, Berlín.

Conversamos con Nikolay Todorov sobre Bulgaria y las artes. Él dice que se decanta por las películas animadas desde su infancia: En esos años no teníamos acceso a las grandes producciones de cine animado que se realizaban en el Occidente como, por ejemplo, Disney. Pero por otro lado existía una red de cines en Bulgaria que eran más de 3 mil. Lamentablemente, ahora son unos 30-40.

Hablamos también del tema de los creadores en Internet. El hecho de que la red global es una rica biblioteca donde podemos encontrar todo es excelente pero, por otro lado: Esos bandidos se arrogaron los derechos de difusión y prácticamente sin preguntar a nadie y se adueñaron de todo lo que se llama cultura, dice con indignación Nikolay Todorov. ¿De qué ley de derechos de autor podemos hablar? En Internet se puede encontrar todo lo que salió de la mano de un pintor, de su cámara, de su pincel. Si en Europa Occidental la educación no permite a la gente robar tanto, aquí, en los ex países socialistas, todo se roba y se comercializa. Por esto la época en que vivimos es muy apropiada para las personas que están interesadas en muchas cosas, pero para estar interesado uno debe tener formación. Para que uno tenga formación hace falta que haya leído. Aquí roban todos, los de la cúpula también roban, pero no saben qué hacer con lo robado porque no se pueden saciar. Los tontos nunca se pueden saciar. Cuando roban no sabe qué hacer con lo robado.

Como un artista que trabajó en dos épocas, en el comunismo y en la democracia, preguntamos a Nikolay Todorov, en qué época el artista se siente más libre y hasta donde se expanden las fronteras de la libertad.

La libertad es un modo de existir, de poder respirar. Nadie puede obligarle a uno que haga algo que no quiere hacer. No me refiero solo al arte. En lo que al arte se refiere, se suele decir que de él deben ocuparse personas muy adineradas o muy pobres. Cuando uno asume el arte como una manera de ganar dinero lo conseguirá pero no creará arte, ya que se trata de espiritualidad y de otras dimensiones. No fueron echados en vano los mercaderes del templo. De qué hablamos si hoy en Bulgaria nadie produce nada. Cuando alguien quiere hacer algo en el arte es libre de hacerlo. Durante el socialismo hacíamos todo lo imposible para encontrar un libro. Hubo literatura prohibida. La prohibición es algo raro y es para los tontos. No pueden prohibirte que respires y que goces del sol. Por esto en tiempos de violencia fueron creadas las mejores obras de arte.

¿Cuál es el lugar de la continuidad en las artes hoy en día?

La continuidad es parte de la fase del desarrollo de un ser inteligente, opina Todorov. Para mí Rusia es un brillante ejemplo de cómo debe ser enfocada la cultura de un modo inteligente. Por esto ese país cosecha grandes éxitos en las artes y en la ciencia. Allí apuestan por la espiritualidad. En las sociedades occidentales también hay continuidad. Unos apuestan en la espiritualidad por amor, otros por pragmatismo. En Bulgaria la continuidad no existe por la simple causa de que nadie se interesa de nadie. El búlgaro opina que es el inicio de todos los inicios. Por esto seguimos tratando de descubrir la rueda y ésta fue descubierta hace mucho tiempo. Mi abuela solía decir: “Es duro el destino de los pueblos en que los sirvientes se convierten en dueños”. Esto es lo que observamos hoy en Bulgaria.

Nikolay Todorov lleva cuatro años trabajando sobre una cinta de 70 minutos que se llama “Made in Brachycera”, con guionista Victor Samuilov. Fue ideada en los años 80 del siglo XX pero entonces fue prohibida. Su creador refiere más detalles. 

Brachycera es una familia de moscas en la biología. La película cuenta que si la fuerza, cae en manos de los analfabetos no puede ayudarles, les hará daño.

Versión en español por Hristina Taseva