Uno de los monumentos de importancia nacional en la ciudad de Bansko es la Casa de Velián. Su historia está relacionada con dos búlgaros famosos: Iván Jadzhíradonov y Velián Ógnev. El primero era uno de los más adinerados comerciantes de algodón en esa parte de Bulgaria. El segundo era pintor, tallaba madera y popularizó la pintura mural laica en la Escuela Búlgara de Bellas Artes.
Se trata de una de las casas más antiguas de Bansko que fueron construidas a mediados del siglo XVIII y es un ejemplo de la llamada casa-fortín de Bansko – cuenta Gueorgui Pítov, comisario en la Casa de Velián. – Es decir, además de un lugar donde vivir podía servir para defenderse. A causa de la enorme anarquía en el Imperio Otomano y los numerosos grupos de bandidos, los habitantes de Bansko comenzaron a construir este tipo de casas, de gruesos muros de piedra. Las casas poseen también sólidas puertas de madera y escondites. En el siglo XVIII Bansko se convirtió en un centro comercial. Los vecinos de la ciudad se dedicaban al transporte de algodón, tabaco, vino y diferentes especias de Grecia y de la región del Mar Egeo hacia el occidente europeo. Desde allí se importaban mercancías industriales y armas para el Imperio Otomano y de este modo se acumulaban grandes riquezas para aquel entonces. Precisamente estas riquezas comenzaron a atraer a un número cada vez mayor de bandidos y por esto fue necesario construir este tipo de casas.
Sin embargo, Iván Jadzhíradonov perdió sus bienes porque el comercio con el algodón comenzó a realizarse por mar, desde los puertos de Grecia hasta Trieste. Entonces vendió su casa al Ayuntamiento.
En 1835 llegó a Bansko Velian Ógnev, uno de los más afamados pintores de la escuela de Débarsko – prosigue Gueorgui Pítov –. Llegó a Bansko por invitación del alcalde Lázar Guerman para pintar la Iglesia “Santa Trinidad”. Entonces conoció a la hermana de Neófito de Rila, Sofía Bénina, se casó con ella y el Ayuntamiento le ofreció la casa como parte de su honorario. La restauró y la pintó casi por completo. Es la primera casa pintada en Bansko. Lo que se ha conservado mejor son los frescos a la derecha, en la llamada habitación femenina. Es la habitación de la dueña de la casa donde recibía a sus amigas. Allí hay dos frescos, uno representa a Estambul y el otro a Venecia. Ya que predomina el azul, al recinto se le suele llamar la habitación azul. Tal vez este es el lugar más bello de la casa.
Sofía Bénina es la segunda esposa de Velián Ógnev. Antes de ella estuvo casado con una italiana con quien viajó mucho y vio gran parte de Europa. Cuando llegó a Bansko deseó pintar la habitación más bella para su esposa. En lo que a los ornamentos en el techo se refiere, son los mismos que en la Iglesia “Santa Trinidad”. Se cree que primero los pintaba en la casa y si le gustaban los pintaba también en el techo de la iglesia.
Debajo de la gran habitación se encontraba el establo y por esto era uno de los lugares más cálidos en la casa. Por esto la familia se reunía allí. La habitación era muy oscura y Velián Ógnev pintó espejos en las paredes para crear la ilusión de un recinto más espacioso y lleno de luz. Allí está el gran hogar que servía para cocinar, calentar la casa e iluminarla. Desde allí se accede a la habitación de faenas domésticas donde está el telar y otros utensilios que la dueña de la casa utilizaba para coser, tejer, etc.
Después viene la llamada habitación infantil. Cuando nacía un bebé, éste vivía con sus padres en esa habitación hasta que cumpliera los tres años de edad. Después se trasladaba a vivir en la habitación común con el resto de los miembros de la familia. A la izquierda está la habitación donde eran recibidos los visitantes de la casa y que estaba pintada casi por completo. Ya que la casa no tenía dueños durante largo tiempo antes de convertirse en museo, el techo estaba en mal estado y gran parte de las pinturas estaban dañadas. Cuando fue restaurada la casa los restauradores vieron que los dueños que sucedieron a Velián Ógnev untaron con tinte blanco los frescos y éstos fueron destruidos. Entre los frescos en la casa podemos ver una escena con lobos. Se cree que están entre los pocos animales que crean una familia para toda la vida. Si uno de la pareja muere, el otro se queda solo. Con esto Velián Ógnev quiso mostrar el profundo lazo entre él y su esposa, Sofía.
Durante el verano la familia utilizaba la terraza, señala Gueorgui Pítov. Hasta hoy en día allí se puede ver el rincón para descansar, los bellos tallados en madera y un pequeño hogar donde se preparaba la comida. En el primer piso estaban las bodegas y diferentes talleres. Un detalle muy importante: en la habitación infantil se encontraba la entrada hacia el escondite en el cual se entraba por una escalera de piedra. En aquella época mediante un túnel especial la casa de Velián estaba conectada con la vecina Casa Sirléshtova que disponía de un escondite muy bueno con varias salidas.
Versión al español de Hristina Taseva
Fotos: Veneta Pavlova y bulgariatravel.org
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