Anguel Goev, destacado etnógrafo nacional , lleva más de 45 años dedicándose a estudiar las creencias y nociones tradicionales, fijándose en su aspecto mágico. Despiertan siempre un interés enorme las muestras de amuletos y talismanes que él mismo elabora. Ha encontrado los conocimientos para su factura en las ideas y testimonios transmitidos de generación a generación, al igual que en los datos arqueológicos y manuscritos antiguos .le hemos preguntado por qué a su juicio, incluso hoy en día, más de 12 siglos después de la conversión al cristianismo, una buena parte de los búlgaros que se definen como religiosos, acuden a la magia y los ritos tradicionales para buscar solución a sus problemas:
“La época que Vds. han mencionado, es una porción muy corta de la historia de la humanidad. El cristianismo es una religión relativamente tardía. Los dos mil años de su existencia son un período muy breve sobre el telón de fondo de la historia universal. Ya al venir a este mundo como un ser que piensa el hombre se ve metido en un entorno fuertemente agresivo. Ha poblado al mundo en su alrededor de diferentes seres sobrenaturales, mitológicos, demoníacos, de magias, envidia, maldades y así desde la más remota Antigüedad el hombre tuvo que rebelarse contra ellos que eran mucho más poderosos que el ser humano según las creencias en aquella época. Para protegerse, el hombre se vio forzado a edificarse un sistema mágico de prevención. Ya como un ser primitivo el hombre comenzó a emplear la magia para sus fines, utilizándola como recurso de protección o para influencias sobre el mundo circundante. Apenas mucho tiempo después, al aparecer el cristianismo, se inició una lucha tenaz contra las llamadas creencias y nociones paganas. Éstas, sin embargo, estaban tan profundamente arraigadas en e tiempo pasado y el cristianismo no lograba erradicarlas. Así hasta hoy en día las nociones de la influencia mágica sobre el mundo siguen vivas en las creencias populares pero, ciertamente, no persisten en todos los estamentos de la población”, explica Anguel Goev.
Los amuletos y los talismanes, o sea los llamados objetos de la Fuerza, tienen por misión ahuyentar a Mal y traer el Bien. El amuleto suele ser un protector mientras que el talismán no sólo le protege a uno sino que le trae buen resultado en todo lo que emprenda. En la confección de los amuletos reviste una importancia enorme el material empleado para su factura: piedra, hueso pero, las más de las veces, madera, cargada desde la Antigüedad con un contenido mágico. Los amuletos y los talismanes se elaboran de diferentes tipos de madera y de diferentes partes de un árbol: de la parte inferior o superior de la corona de éste, del tronco o de las raíces. También importa el sitio en que ha crecido el árbol, si ha estado ubicado al este o al oeste y también, la hora de las 24 horas del día en que se corta la ramita para hacer el amuleto o talismán.
“Cada amuleto se elabora como pieza única. No se ha de repetir tal y como no hay dos hombres completamente iguales. Las exigencias para confeccionar el amuleto para una persona determinada, su tamaño, forma y el material para su elaboración, están siendo definidas por medio de cálculos complejos que dependen de la esencia del hombre concreto y del uso que se dará al amuleto. Hay dos tipos básicos de amuletos. Para la personificación de un amuleto son importantes, a la hora de proceder a fabricarlo, el nombre y dos apellidos del candidato a llevarlo, su fecha de nacimiento y la hora del día o la noche a la que había nacido. Los amuletos del segundo tipo son los que se confeccionan previamente como anónimos. Tales amuletos deberían atraer poderosamente la atención del hombre al verlos, deberían “engancharlo” fuertemente. Dicho de otra forma es el amuleto el que elige al hombre o bien el hombre elige a su amuleto. Un amuleto debe cruzar por multitud de ritos que se practican con fuego, agua, plantas medicinales y conjuros. Ya después se transforma en objeto personal para el hombre al que vaya destinado o para el que se haya enganchado en él”, precisa el etnógrafo. Cuando uno utilice un amuleto o talismán que no se destine a él, ¿será posible que surja un efecto contraproducente y ese objeto libere ciertas fuerzas malignas?
“No - dice categórico el etnógrafo Gоеv -. Según las creencias populares esto no es posible porque los amuletos se confeccionan para traer suerte o tienen un objetivo positivo concreto. Si no se respeten estrictamente las prescripciones tradicionales para la factura del amuleto o el talismán y se cometa un error, ellos seguirán como objetos comunes que no ejercen influencia alguna. No hay manera de que un amuleto o talismán tengan características negativas. Hay casos en que los amuletos se confeccionan con un fin concreto. Tras quedar cumplido su objetivo el amuleto ya no pasa de ser un objeto cualquiera. Se han dado casos en los que el amuleto o el talismán desaparecen misteriosamente tras haber cumplido su cometido”.
Versión en español por Mijail Mijailov
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