A comienzos de la semana Bulgaria fue visitada, primero, por el presidente de Grecia, Prokopis Pavlopoulos, y, luego, por el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu. El momento de ambas visitas coincidió con decisiones importantes de la UE: la preparación para acoger eventualmente a refugiados sirios residentes en Turquía, en el territorio de 8 países europeos, la cumbre sobre temas de la migración y el control de fronteras, el relanzamiento de los procesos de integración europea de los Balcanes por medio de la reanudación de las negociaciones sobre el acceso de Turquía a la UE y el comienzo de conversaciones sobre la adhesión de Serbia.
El diálogo en Sofía no podía desatender este orden del día europeo y el haber sido la capital búlgara anfitriona de las visitas se explica, probablemente, con la circunstancia de que Bulgaria tiene ahora un compromiso con respecto a parte de esta agenda, como país presidente de turno del Proceso de Cooperación en el Sudeste de Europa.
En las conversaciones con el presidente heleno, su homólogo búlgaro Rosen Plevneliev enfatizó en la tesis de que la crisis migratoria es un problema común y que hotspots para registrar y repartir refugiados deben existir no sólo en Italia y Grecia sino también en algunos países balcánicos por los cuales cruzan refugiados con destino a Europa Occidental y del Norte. Los dos interlocutores convinieron en que para evitar una tirantez de las relaciones, causada por el problema de los refugiados, en la UE deberían forjarse reglas claras para resolverlo y que cada país debería respetarlas. En lo tocante a la integración de otros países balcánicos en la UE fue manifestado respaldo a este proceso pero con la salvedad que los países interesados deberían ajustarse a exigencias concretas. En este contexto fueron reiteradas las pretensiones hechas a Macedonia a que acate los principios de la buena vecindad y cese de manipular los hechos históricos. Por parte griega, y con respecto a Turquía, se formuló la petición de que ésta respete las realidades económicas y políticas europeas y se atenga al derecho internacional en lo tocante a los problemas pendientes.
En las conversaciones, tanto con el presidente griego como con el primer ministro turco, fueron abordadas formas para intensificar la colaboración entre los servicios de seguridad. Fue resaltada la exitosa cooperación en este terreno en el plano bilateral y regional, incluido el efecto efectivo de la aplicación del Acuerdo de Cooperación Policial y Aduanera, suscrito recientemente entre Bulgaria, Grecia y Turquía. Al término de las conversaciones con el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, trascendió que los ministros del Interior de Bulgaria y Turquía planean desplegar operaciones conjuntas contra los traficantes de personas. Lo que no quedó claro, sin embargo, es la posición de los tres países ante la idea de la CE de establecer una custodia terrestre y costera centralizada de las fronteras exteriores de la UE. Conforme esta idea, una nueva estructura, distinta de la Frontex y subordinada a la CE antes que a los respectivos países, se encargaría de la custodia de tramos fronterizos que las respectivas autoridades nacionales no consiguen proteger bien. Actualmente tal es el caso de Grecia con respecto a la presión migratoria desde Turquía y desde la frontera con Macedonia. Probablemente, el tema ha sido pasado por alto porque la idea de la CE deberá ser aprobada en los días futuros por el Parlamento Europeo y por los gobiernos de los países miembros de la UE.
Mientras transcurrían las conversaciones en Sofía, el Parlamento Europeo discutía problemas relacionados con la diversificación y la seguridad de los suministros energéticos y la necesidad de revisar la legislación actualmente vigente sobre la eficiencia energética y el aprovechamiento óptimo de las infraestructuras energéticas nacionales y transfronterizas. Bulgaria y Grecia reiteraron su participación conjunta en la materialización del corredor gasístico “Norte-Sur” y la creación de una Bolsa de Energía en el Sudeste de Europa, y sus presidentes celebraron calurosamente el avance del proyecto de la conexión de los sistemas nacionales de transportación de gas, la cual enlazará a Bulgaria al corredor gasístico meridional y a las terminales de gas licuado en el Mediterráneo.
En las conversaciones con la parte turca también se abordó el tema de la interconexión entre los sistemas de transportación de gas de Bulgaria y Turquía. Las interconexiones de Bulgaria con los sistemas gasísticos de los vecinos países llevan ya siete años en el orden del día pero el proyecto con Turquía se ha rezagado notablemente así que ahora, por sólo mencionarlo, aparecen motivos de optimismo. También ha generado optimismo la aseveración de la parte turca de que Sofía y Estambul quedarán enlazadas por un tren de alta velocidad. No obstante, la situación actual en la zona nos mueve a mantener un optimismo más bien moderado. Ha hecho gala de tal optimismo comedido el primer ministro búlgaro, Boyko Borisov, al decir que tenemos por delante proyectos de envergadura que, sin embargo, no llegarían a un término feliz, si entre los países existiera un deterioro de las relaciones. En este contexto el primer ministro de Bulgaria ha exhortado a una normalización de las relaciones entre Turquía y Rusia.
Versión en español por Mijail Mijailov
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