El baterista Ilko Petrov lleva años viviendo en Ratisbona. Se marchó a Alemania por causas económicas a principios de los 90 del siglo pasado, pero nunca ha roto las relaciones con sus colegas búlgaros. No se pierde los eventos jazzísticos más importantes de Bulgaria y siempre planifica las vacaciones familiares de manera que pueda asistir.

Ilko Petrov es uno de los pocos autodidactas que ha conseguido un éxito considerable. En la conversación con el instrumentista surgieron los nombres de Pétar Petrov, Borís Rúsev y toda una pléyade de renombrados jazzistas búlgaros. Aunque en el cielo, ellos siguen estando presentes en los escenarios, sobre todo en su ciudad favorita.

“A los siete años empecé a tomar clases de violín, pasando poco más tarde a la viola – cuenta Ilko Petrov –. Terminé paralelamente el Instituto y la Escuela de Música. Luego, ingresé al Instituto superior de motores de combustión interna de Ruse. En el Club de Cultura del Instituto había varias secciones de música y de teatro, había incluso una big band compuesta por estudiantes y profesores cuyo director era Borís Rúsev “Bobi”. Yo solía escuchar sus ensayos. Una vez el batería no pudo leer una parte y Borís se enfadó. En la pausa me subí al escenario y, ya que no había nadie a mi alrededor, decidí intentar tocar las notas. Fue la primera vez que cogía baquetas, pero la rítmica se me daba bien. Resultó que Borís había oído mis interpretaciones y me invitó a tocar en el grupo. Después de un concierto Pétar me dijo: “No sé si serás ingeniero, pero si quieres ser baterista tendrás que trabajar duro”. Le hice caso. Empecé a asistir a clases de batería y xilófono. Durante un año tocaba doce horas diarias, era lo único que hacía. Vivía en una casa grande y no molestaba a nadie. Elaboré un programa individual que seguía y avancé mucho. Luego me presenté a un examen e ingresé en la Orquesta Filarmónica”.

Durante décadas la figura clave de todos los eventos relacionados con el jazz en Ruse fue Pétar Petrov, fundador de la Reunión del Jazz y su organizador principal hasta el final de su vida.

“Había varias agrupaciones que Pétar había creado antes de que nosotros empezáramos a trabajar con él – recuerda Ilko Petrov –. Cuando empezamos a tocar juntos, Borís Rúsev, saxofón alto, que trabajaba de clarinetista en la Orquesta Filarmónica de Ruse, también formaba parte del grupo. Poco después tuvimos que separarnos, porque cada uno había encontrado trabajo en el extranjero; era la única manera de conseguir buenos instrumentos. Varios años después en Ruse fue inaugurada la Casa de la Juventud. El director Serguey Baránov nos alojó y nos dio la oportunidad de dedicarnos al jazz. Con su ayuda logramos organizar la primera Reunión del Jazz de Ruse hace 40 años. El evento contó con la participación del grupo Beli, zeleni, cherveni (blancos, verdes, rojos) de Plóvdiv, la Big Band de Radio Nacional de Bulgaria, liderada por Vili Kazasyán, y nuestra agrupación. Años más tarde, otro aficionado al jazz convenció a la directiva del Ayuntamiento de Ruse echarnos una mano. Nos dieron acceso al Club de los Activistas de Cultura. Nuestro grupo se convirtió en septeto. Participamos en todas las reuniones nacionales jazzísticas que se organizaban en aquel entonces: en Sopot, Sofía, Plóvdiv, y también en las Jornadas del Jazz de Roma. Más tarde Pétar y yo fundamos un cuarteto, junto con Stayko Stáykov, guitarrista que muy pronto aprendió a tocar el bajo, y Alexánder Vladimírov, piano. Los cuatro cosechamos un éxito realmente grande, recorrimos el mundo. Hicimos una gran gira por los países de la ex Unión Soviética. Durante esa gira colaboramos con Yildiz Ibrahimova. Tomamos parte en el Festival Internacional Cervantino de México donde se presentan diferentes tipos de arte. Hemos tocado también en el Jazz Jambure de Varsovia, en el festival de Debrecen (Hungría), en el Jazz Yatra de India, entre otros. Lamentablemente, tuve que marcharme a Alemania y tocar otro tipo de música. Así me separé del jazz”.

Versión en español por Svetoslava Slávcheva