Del 18 al 26 de septiembre se celebró la 63ª edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián. Este año su programa incluía dos títulos búlgaros: Sed, de la directora debutante Svetla Tsotsórkova, y Perdedores, del actor y director de cine Ivaylo Jrístov. Las películas competían en las secciones Nuevos Directores y Zabaltegi, respectivamente.
Svetla Tsotsórkova se ha graduado en 2004 por la Academia Nacional de Arte Teatral y Cinematográfico. Su película de graduación, La vida con Sofía, participó en aquel mismo año en el Concurso de Cortometrajes nacionales “Jameson”, en el marco del Festival Internacional de Cine “Sofía Film Fest”, ganándose el Premio. Luego la cinta integró el programa de varios festivales, como la Semana de la Crítica de Cannes, Karlovy Vary, Bruselas…Antes de rodar su ópera prima, Sed, Tsotsórkova ha estado trabajando principalmente como productora y actriz.
¿Cómo fue que su película acabó incluida en el programa del Festival de Cine de San Sebastián 2015?
“En el marco del Festival Internacional de Cine “Sofía Film Fest” mi película fue mostrada en la sección Work in Progress, película en proceso de trabajo, donde agradó a una compañía francesa, que se encargó de gestionarla y comenzó a enviarla a diferentes festivales. Un día me llamaron para decirme que mi película fue invitada a dos festivales de categoría “A”, San Sebastián y Karlovy Vary. Como consideraban que San Sebastián es más importante para mi película, sólo aceptaron la invitación de este festival. Así resultó que mi película iba a tener su estreno mundial en el certámen de San Sebastián, concretamente en el programa de competición Nuevos Directores. Fuimos toda una delegación búlgara del equipo de la película: yo, la productora Nadezhda Kóseva, uno de los coguionistas, Svetoslav Ovchárov, y tres de los actores: Ivaylo Jrístov, Mónica Náydenova y Alexánder Bénev”.
La ópera prima de la joven directora tuvo cuatro sesiones en el certamen donostiarra, uno para la prensa especializada y tres para el público. Éstas últimas estaban acompañadas por una presentación de la cinta por parte de la cineasta, y el final del pase era seguido por un coloquio.
¿Cuál es su impresión sobre la acogida, por parte del público español, de su película?
“El sueño de todo director de cine es ver el salón lleno a tope en el estreno de su película. Yo quedé infinitamente sorprendida porque se trata de una película búlgara; aunque nosotros transitamos por un camino trillado, ya que el año pasado la cinta La lección, de Pétar Valchánov y Kristina Gróseva, se llevó el palmarés en el concurso Nuevos Directores. Hace cinco años, la película Refugio, de Dragomir Shólev, también participó en esta misma sección. Lo que quiero decir es que el cine búlgaro no es un desconocido en el Festival de San Sebastián. No obstante me quedé muy sorprendida cuando vi la sala repleta. La proyección fue maravillosa. El público reaccionó ante todas las bromas que habíamos puesto como tales, y allí donde había que permanecer en silencio, callaba. Una sesión de cine que era todo un sueño. Luego, nos aplaudieron largo tiempo, se pusieron de pie, había muchas preguntas... ¡Fue maravilloso!”.
La película Sed retrata la vida de una pareja y su hijo adolescente. La existencia de la familia depende del agua. Viven en lo alto de una árida colina y ofrecen servicio de lavandería para los hoteles locales, a pesar de ser los últimos en recibir el agua necesaria para que funcionen las lavadoras. La llegada de un padre y su hija para la construcción de un pozo pone patas arriba su sencilla vida.
En el coloquio después del pase, ¿qué preguntas le hacían los espectadores, qué era lo que les interesaba?
“La película está protagonizada por dos adolescentes actores no profesionales, Mónica Náydenova y Alexánder Bénev, y muchas de las preguntas estaban orientadas a ellos: cómo los habíamos seleccionado y la forma en que habíamos trabajado con ellos, porque en la película participan también actores búlgaros consagrados como Ivaylo Jrístov, Vasil Mijáylov, Svetlana Yáncheva, Stefan Mavrodíev, Iván Bárnev. Todos ellos tienen a sus espaldas un gran número de películas. Por un lado están ellos y por el otro, los dos adolescentes, completamente inexpertos. Así pues, la mayoría de las preguntas giraron en torno a los actores”.
Y el tema de la película, ¿le resultaba familiar o no al público? ¿Después de visionar la película, surgía la pregunta sobre la realidad búlgara?
“¿Es así en Bulgaria?”, es una pregunta que surge, porque la aldea donde se desarrolla la historia está situada en una colina y los personajes principales lavan la ropa de cama de los hoteles y así sobreviven. El problema es que hay constantes cortes de agua, lo cual es un problema en las aldeas búlgaras –no en todas, y hoy en día cada vez menos, pero el problema persiste– , y la gente se maravillaba si realmente hay cortes de agua, si de verdad no tienen agua. La localidad donde rodamos la película está cerca de la ciudad de Sandanski, una de las zonas de Bulgaria con menos precipitaciones. Después de la primera proyección había otra, nocturna, y yo tenía que hacer una breve presentación de la película. Dije a los espectadores españoles que a diferencia de la localidad donde viven, donde todo es verde y llueve constantemente, verán una película en la que todo es de color amarillo y nunca llueve”.
¿Sabe cómo se presentó en Donostia el filme de Ivaylo Jrístov, Perdedores?, ¿hubo interés en él?
“Cuando nosotros llegamos a San Sebastián, Perdedores ya había tenido un pase y las palabras de Ivaylo fueron estas: “En ningún lugar he visto gente haciendo cola hasta el último momento para conseguir una entrada para ver una película. En ningún lugar he visto salas de cine tan llenas. Esto es un sueño”. Y cuando tenía que empezar nuestra película, al ver el salón lleno de gente, me dijo: “Svetla, te deseo que siempre te vaya así de bien”. O sea que, durante la proyección de Perdedores, la sala también había estado llena y el público había acogido bien el filme, había respondido, se había identificado con él. Es sabido que para que haya comunicación entre espectadores y película, por lo general aquéllos deben identificarse con alguno de los personajes o con alguna de las situaciones; entonces hay diálogo. Es lo que sucedió con Perdedores y también con mi película. El público del Festival de San Sebastián es muy culto. Este foro cinematográfico existe desde tantos años y ha formado a un público excelente”.
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