“En cualquier otro sentido, aparte del geográfico, Europa es una construcción absolutamente artificial”. Palabras estremecedoras pertenecientes a Margaret Tatcher que figuran en su libro “El arte de gobernar”. En los años 80 del siglo XX la dama de hierro sacó a Gran Bretaña de la crisis económica y le devolvió la autoestima de poder mundial. Hoy Gran Bretaña tiene opinión propia en su trato con las instituciones de la UE. Sin embargo, para Bulgaria el afán de adherirse a la UE y a la OTAN como miembro de pleno derecho fue el rumbo norte que no le permitió perderse por el camino hacia la democracia a pesar de las múltiples turbulencias. En varias ocasiones después de 1989, Bulgaria regresó atrás atraída por la nostalgia por su pasado pero precisamente el afán de los búlgaros de ocupar un lugar en el club elitista de los pueblos que viven en el mejor de los mundos le ayudó a superar su mentalidad nacional y no descarrillarse del camino hacia la democracia. Cuando fueron invitados en la casa comunitaria entre los búlgaros hubo escépticos y optimistas europeos. Uno de los escépticos europeos era el profesor de la Universidad de Sofía, Nikola Georguiev.
“De mi larga experiencia en la vida sé que cuando una persona rica propone a una persona pobre cooperar y el rico promete algo al pobre, de todo esto sale perdiendo el pobre. Este tipo de relaciones contradicen la lógica de la industria de mercado y no es posible que traigan igual provecho para ambos bandos. No sé qué significa escéptico europeo, esta palabra no es muy clara, igual que la palabra Europa. Los búlgaros nos vimos obligados a repetir las palabras de uno de nuestros más populares protagonistas literarios, Ganio, que dice “somos europeos pero hasta cierto grado”.
Los optimistas europeos como el director Yavor Gardev le respondían así:
“Nuestra posición marginal respecto a Europa, el hecho de que una vez pertenecemos a Europa y otra no, y el hecho de que largo tiempo estábamos fuera de esta comunidad, siempre nos ha colocado en una posición problemática, algo que ahora cambiará”.
Ha pasado un decenio desde finales de 1995 cuando Bulgaria postuló a miembro de la UE hasta el 25 de abril de 2005, cuando en Luxemburgo fue firmado el Tratado de adhesión de Bulgaria desde el 1 de enero de 2007. Dos Gobiernos tenían el mérito para este histórico éxito de Bulgaria: el de las Fuerzas Democráticas Unidas, encabezado por Iván Kostov, que echó los cimientos del proceso de negociaciones y formuló la dirección y el ritmo a seguir, y el de Simeón de Sajonia Coburgo y Gottha, que tuvo la histórica suerte de firmar el Tratado de adhesión a la familia europea.
“El 25 de abril, Bulgaria regresó políticamente a la familia de las naciones europeas a la cual siempre ha pertenecido. Con su milenaria historia, cultura única y rancios valores europeos mi país aportará al bien de la comunidad, a la diversidad cultural y al desarrollo de la UE. Desearía legar este Tratado a la generación joven de Bulgaria, ya que ellos soportaran el peso de la integración europea, difundirán los ideales de la comunidad y trabajarán a favor de la unidad, la paz y el éxito de Europa en el siglo XXI”.
Los búlgaros “tragaron el bocado amargo” y pagaron el precio de su adhesión europea con el cierre de cuatro reactores de la central atómica de Kozloduy, así como otras graves condiciones que fueron impuestas al país durante el proceso de negociaciones. Bulgaria asintió estar bajo observación, en el marco del llamado Mecanismo de Cooperación y Verificación, a causa de deficiencias en el ámbito de la Justicia, la lucha contra la corrupción y la delincuencia organizada. A pesar de que en 2010 se esperaba que Bulgaria se adhiriera al espacio Schengen, todavía estamos fuera de él. Después de su acceso a la UE, Bulgaria comenzó a cambiar implementando medios de los fondos estructurales europeos. La UE nos trajo lo más importante, la libre circulación, la posibilidad de vivir y trabajar y obtener educación en otros países europeos. En 2000 antes de adherirnos a la UE como miembros de pleno derecho fueron cancelados los visados para el espacio Schengen.
Versión en español por Hristina Taseva
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