Primera ciudad, o centro. Este podría ser el significado que los fundadores del Primer Imperio Búlgaro dieron a su capital en el siglo VII. Eligieron un lugar donde se cruzaban importantes rutas comerciales, y el terreno a su vez ofrecía excelentes condiciones para el ganado. Hoy miles de compatriotas vienen aquí, donde se encontraba Pliska, guiados no sólo por la curiosidad, sino también por aprecio y admiración hacia el trabajo de nuestros antepasados. A sólo 2 km de la actual ciudad de Pliska, y a 29 km de la ciudad de Shumen, se encuentra la reserva histórico-arqueológica nacional "Pliska", declarada monumento cultural en 1970. Hace varias décadas que los restos de la ciudad son investigados por famosos arqueólogos, tanto búlgaros como extranjeros.
Según la investigación, la construcción de Pliska comenzó a finales del siglo VII y principios del VIII. Los edificios eran de madera y se utilizaban como viviendas o residencias representativas. El complejo del palacio original de Pliska fue rodeado de una muralla, y a su alrededor fueron surgiendo pequeños pueblos. Más tarde la ciudad fue incendiada por los bizantinos, y en el lugar del castillo incendiado fue erigido un gran edificio de piedra, conocido como el Palacio de Khan Krum (nacido en el siglo VIII y fallecido en 814).
La cristianización de la población comenzó en 864, cuando el príncipe Boris I cambió la capital. Los templos paganos fueron convertidos en iglesias y monasterios. Se construyeron otros nuevos, entre los cuales el más impresionante es la Gran Basílica. Hoy en día se puede apreciar imponentes restos, prueba del poder espiritual de los gobernantes del momento.
A 1.5 km de la basílica se conserva la Puerta Oriental, la entrada principal a la ciudad fortificada, donde vivían el khan y la aristocracia. La Gran Basílica fue construida en el exterior de la ciudad, probablemente para que pudiera ser visitada por más personas. La iglesia mide más de 30 x 100 metros, lo que la convierte en la más grande de toda la península balcánica en aquella época, explica Hristina Stoyanova, conservadora jefa de la reserva histórica y arqueológica "Pliska"
El recuerdo de Pliska siempre estará vivo. Esta es la ciudad donde se fundó el Estado búlgaro. Sobrevivió hasta mediados del siglo XI, y luego fue enterrada en el olvido y la destrucción. Por desgracia, hoy se encuentra en ruinas, y todo lo que queda de nuestros antepasados es importante y valioso. Tratamos de recrear el aspecto original de los monumentos cuyas partes se conservan a través de reconstrucciones y gráficos por ordenador, para proporcionar a los turistas una idea de la grandeza del complejo del palacio. Este año, además de las medidas de conservación y restauración se decidió limpiar el así llamado pozo sagrado en la gran basílica, para poder mostrarlo a los turistas. El pozo ha permanecido en este lugar durante más de 12 siglos. Hace 100 años que los arqueólogos intentan llegar hasta él, pero por razones de seguridad no han cavado más profundamente. Este año, debido al interés por el descubrimiento, el flujo de turistas ha aumentado en un 100% en comparación con años anteriores. El interés en la exposición del museo se mantiene. Ahí se pueden ver réplicas de ropa medieval y dos viviendas tipo yurta, donde se han recreado tanto el interior como las costumbres de la época. Tenemos una exposición visitante del Museo de Historia Nacional, relacionada con recuerdos de la antigua Bulgaria. hay expuesta una reproducción de un águila con monograma, que se asocia con el fundador del estado búlgaro, el Khan Asparuh. El original se conserva en el Museo Hermitage de San Petersburgo.
Versión al español de Marta Ros
Fotos: wikipedia.org
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