En el lejano año 1909 Donka Shipkova, una moza de la ciudad de Kalofer, fue a Sofía para aprender el arte del encaje de Bruselas. Esta enérgica joven terminó el curso de dos años en uno y regresó a su ciudad natal para comenzar a transmitir sus conocimientos a otras mujeres. Ella no se sometió a los estándares obligatorios del encaje de Bruselas, sino que creó modelos nuevos incluyendo en éstos elementos estilizados búlgaros.
Las alumnas de Donka enriquecieron el encaje con motivos nuevos y de este modo en Kalofer fue creado un nuevo arte búlgaro: el encaje de Kalofer. A través de los años los conocimientos se transmitieron de madre a hija, de abuela a nieta y así los exquisitos modelos llegaron a nuestros días. El día de la fiesta del encaje en Kalofer, que se celebra el 15 de agosto, conversamos con la maestra Ani Yoveva.
En Bulgaria hay dos tipos de encaje, el de Kalofer y el encaje cosido del tipo encaje palestino o kené, en búlgaro. ¿Cuál es la diferencia entre éstos?
“El encaje de Kalofer se cose mediante un cilindro, es un encaje complejo que requiere una exactitud matemática, hace falta largo tiempo para llegar a dominarlo, mientras que el encaje palestino se elabora con una aguja y un hilo, y no requiere otros materiales. No hay un modelo previamente diseñado a seguir. El modelo del encaje de Kalofer es diseñado previamente y está colocado sobre un cilindro en que están indicados todos los nudos. En el caso del encaje cosido lo más difícil es dominar la elaboración hasta la perfección. Se elabora mediante nudos. Si se comete un error el nudo erróneo se corta y se continúa adelante”.
Otrora las búlgaras elaboraban el encaje mediante hilos de algodón o de seda. Si el hilo es más fino el encaje también lo será. Se utilizaban colores de la gama del blanco pero en nuestros días se usa el azul o el gris. Si se elaboran flores se usan diferentes colores. En las diferentes partes de Bulgaria se elaboran diferentes tipos de encaje.
“En Kiustendil se elaboran dos tipos de encaje palestino o kené, en búlgaro. En el primer tipo entre los elementos hay más aire y el encaje es más fino. El otro tipo de encaje es muy denso. En este caso se hacen ornamentos que semejan personas tomadas de la mano. En la región de Samokov lo característico es elaborar ornamentos adicionales entre los hilos. En los Ródopes el encaje es denso y se elabora con hilo de lana”, cuenta Ani Yoveva.
En la ciudad de Koprivshtitsa se elaboraba el único en su género encaje en que se entrelazaba un pelo de caballo. “Este pelo no se ve, está envuelto en hilos de seda pero hace duradero al encaje. Este tipo de encaje no ha sido superado en calidad hasta el momento”, dice Ani Yoveva y agrega: “No sabemos todos los secretos de este encaje. Ya no hay maestras a quienes la elaboración les haya sido transmitida por sus madres o abuelas. Al elaborarla una de las maestras se ocupaba de la primera parte, otra de la segunda, etc. Nadie dominaba la elaboración a la perfección lo cual es una pena”.
En el pasado los exquisitos encajes embellecían las mangas, los escotes y los pañuelos de la búlgara. Un mismo encaje se utilizaba en diferentes ropas, ya que las mujeres solían guardarlo cuando la ropa se desgastaba y utilizarlo en la nueva. Hoy el encaje se usa en la vida diaria y embellece no solo la ropa, sino servilletas, bufandas, manteles para la mesa, diferentes accesorios y joyas, incluso cuadros.
No desaparecerán los secretos y las habilidades en la elaboración del encaje. Últimamente renace el interés por el encaje de Kalofer. Tienen enorme aportación a esto diferentes organizaciones que conservan y popularizan los encajes y los bordados típicos búlgaros. En abril el taller Sedianka mostró una bandera única con 140 bordados búlgaros de todas las regiones folclóricas del país en la cual mediante diferentes colores fue elaborado el mapa de Bulgaria. La obra fue bordada en un año con la colaboración de Iren Yamami que vive en Japón desde hace largos años. Participaron también japonesas de la escuela de bordados búlgaros en Japón. El bello encaje sin el cual la bandera no sería terminada es obra de maestras búlgaras. Ani Yoveva y Galia Stoicheva elaboraron con gran amor el encaje armenio de casi 5 metros solo en cuatro días. El otro tipo de encaje en la bandera es de Kalofer y representa dos rosas rojas, símbolo de Bulgaria. Es obra de Margarita Boneva y la doctora Liubka Liubenova.
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