Este año, cerca de la aldea de Baña, en el municipio de Panaguiúrishte (centro sur de Bulgaria), se iniciaron investigaciones de una fortaleza ubicada en unos pintorescos parajes. El nombre de la fortaleza, Bansko Kalé, se debe a los manantiales de aguas termales a sus pies y a un baño antiguo, del que proviene el nombre de la aldea. Sin embargo, el alcázar no ha sido explorado arqueológicamente hasta ahora. Las excavaciones han sido posibles después de que la Municipalidad de Panaguiúrishte ganara un proyecto para la socialización de la fortaleza. Radio Bulgaria entrevistó al Dr. Valeri Grigórov, jefe de las investigaciones arqueológicas.
“Esta fortaleza es interesante porque es parte de un sistema más amplio de fortificaciones distantes entre 5 y 6 kilómetros una de otra – dice –. Para nosotros es importante aclarar cuáles de las fortalezas funcionaban simultáneamente y cómo interactuaban. En este sentido, en los últimos 10 años me he enfocado en investigar a dos de ellas. La primera es Krasen, la mayor ciudad medieval en la zona. Tiene dos fortificaciones, un gran suburbio, varias necrópolis arrabaleras e iglesias. La segunda es un pequeño fuerte de vigilancia en la localidad de Kóychevo Kalé. Tras varias fuertes temporadas arqueológicas que hemos tenido, suspendimos las excavaciones de las dos fortalezas a fin de conservar los restos arquitectónicos hallados”.
Según señalara Valeri Grigórov, es esencial que, en paralelo con el estudio de las fortalezas se proceda a su conservación oportuna. Por ello, finalizada cada temporada arqueológica, a tal propósito se destinan tiempo y financiación.
¿Cuáles son los resultados de la temporada en Bansko Kalé?
“Hemos constatado que la fortificación fue utilizada durante dos períodos históricos. Han sido documentados dos incendios que arrasaron el sitio. El primero probablemente ocurrió en el periodo de los siglos V al VI, durante las grandes incursiones de hunos, avaros y eslavos. El segundo se produjo en los siglos XII al XIV. Lo más probable es que se trate de una campaña militar de la Tercera Cruzada en 1189, o de la ofensiva del zar búlgaro Kaloyán en Tracia un año más tarde. La falta, de momento, de suficientes hallazgos no nos permite datar los acontecimientos más contundentemente, todavía estamos al inicio de la investigación. Uno de los artefactos interesantes, que hemos encontrado quemado en la segunda capa, es una flecha pesada para ballesta que se encuentran raramente. Tales flechas solían utilizarlas los caballeros occidentales, y la que hemos descubierto es un indicio de su presencia en este momento dramático en la historia de la fortificación. Ya hay un interés creciente por la fortaleza de Bansko. Incluso durante las excavaciones y la conservación que realizábamos, el número de los turistas que subían hasta ella, accidental o intencionadamente, se incrementaba. Todo ello nos obliga a mantener el sitio en un buen estado. Terminados los estudios, encargamos la elaboración de varios paneles informativos que muestren e informen de los resultados de nuestra labor”.
Los arqueólogos organizaron una conferencia pública que había sido muy concurrida. Los lugareños querían saber no sólo de los resultados arqueológicos sino también cómo sería la futura exploración y conservación de la fortaleza.
“Me alegro de que hoy en día la sociedad es mucho más madura e interviene activamente en las discusiones relacionadas con nuestro patrimonio cultural e histórico y su conservación – resalta el Dr. Grigórov –. La gente ya es más exigente con nuestro trabajo y se muestra sensible y crítica con respecto a algunas prácticas de restauración de monumentos arqueológicos que no son lo suficientemente buenas. Expertos arqueólogos y ciudadanos hemos llegado a un consenso: de que es necesario respetar más la autenticidad de los monumentos y ser muy cuidadosos y exigentes con las propuestas para su restauración, la que no debe exceder de los hechos arqueológicos”.
Durante las exploraciones Valeri Grigórov consiguió documentar asimismo una interesante colección de objetos arqueológicos recopilada por un investigador local. La colección contiene monedas de diferentes épocas, joyas y dos sellos. Éstos últimos no tienen análogo de momento.
La mayoría de los artefactos fueron encontrados durante el lavado de oro en el río. El río local, Banska Luda Yana, es uno de los más ricos en oro en el país. La causa por la que tantos artefactos acabaron en el lecho fluvial es que los asentamientos de la Antigüedad y de la Edad Media se ubicaban en proximidad a las riberas y los manantiales de aguas minerales calientes, alrededor de los cuales transcurría la vida en diferentes épocas. La erosión causada por las intensas y copiosas lluvias desmoronaba periódicamente las capas culturales; de esta manera muchos objetos terminaron en el cauce del río.
Versión en español por Daniela Radíchkova
Fotos: Cortesía del Dr. Valeri Grigórov
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