En el verano de 1994, en que se celebra el Mundial de Futbol en EEUU. Bulgaria participa por sexta vez en finales mundiales. En realidad participó porque nueve meses antes Dios fue búlgaro. El 17 de noviembre en el estadio de Parque de los Príncipes, en París, Bulgaria y Francia se disputaron la clasificación para el mundial de EEUU. Entonces, con resultado de 1:1, que hubiera clasificado a Francia, Emil Kostadinov marcaba en el último minuto un fantástico gol en la portería de Bernard Lama haciendo añicos las esperanzas de los gallos. Precisamente en ese instante en el éter de la Televisión Nacional de Bulgaria el legendario comentarista de futbol, Nikolay Kolev-Michmana, pronunciaba la frase: “Dios es búlgaro”.
El resto se parece a un cuento de hadas. Parece que Dios siguió siendo búlgaro cierto tiempo, ya que la selección nacional de Bulgaria, o como suelen llamar a los futbolistas búlgaros “La Cuadrilla de Penev, quedó en la historia con el mayor logro del fútbol búlgaro clasificándose para las semifinales del Mundial. La victoria sobre Grecia, por 4:0 en la fase de grupos, fue la primera en su género que conquistaron los búlgaros en finales mundiales. En su grupo los integrantes de la selección nacional quedaron segundos con puntos iguales al líder, Nigeria, y al tercero en el grupo, Argentina.
En los octavos de final, los búlgaros eliminaron a México por 4:2 después de penaltis. En los cuartos de final, Bulgaria se enfrentaba al campeón mundial, Alemania. Después de 0:0 en la primera parte del partido, los alemanes se adelantaron en el juego con un gol de Lotar Mateus marcado de un penalti. Esto no desanimó a los búlgaros y volvieron en el juego solo en tres minutos, en el 75 y en el 78, con goles de Hristo Stoichkov y Yordan Lechkov. En las semifinales contra Italia, Bulgaria mostró un juego flojo en la primera parte y permitió que Roberto Baggio le marcara dos goles. Antes del descanso, Hristo Stoichkov marcó un gol de penalti. En la segunda parte, los búlgaros regresaron a la cancha muy motivados pero los italianos se les opusieron con gran empeño.
En el minuto 70, Alesando Kostakurta jugó con la mano pero el árbitro francés no pitó un penalti. A fin de cuantas, el partido terminó con pérdida para Bulgaria de 1:2. En el partido para el tercer puesto, Bulgaria perdió de Suecia por 0:4 y quedó en el cuarto lugar en la clasificación final. Quedaron, desde luego algunas dudas que 20 años después Hristo Stoichkov manifestaba públicamente. A su juicio, la FIFA no permitió a Bulgaria que participara en las finales del Mundial de EEUU de 1994 y las acciones del árbitro escandaloso, Joel Kina, que perjudicó premeditadamente a Bulgaria privándola de penaltis en dos ocasiones en el partido contra Italia fueron dirigidas directamente por la central de la FIFA. Stoichkov se refería al entonces presidente, Joao Havelich, y el ex jefe del fútbol brasileño, Ricardo Taisheira y Sep Blater, diciendo: “Estas son las personas que no nos permitieron que jugáramos contra Brasil y no la selección de Italia”. Stoichkov decía esto en entrevista al canal televisivo brasileño, Globo. Stoichkov tiene una explicación absolutamente lógica de las acciones de la FIFA y es el hecho de que una final entre Bulgaria y Brasil no suscitaría el mismo interés que una final entre Italia y Brasil, países que no se habían disputado el título desde hacía 24 años. Solo Dios y los tres mencionados saben si era así de verdad.
Así y todo, este fue el verano que quedó en la historia bajo el nombre “el verano norteamericano” y cada uno sabe que esto significa el verano del triunfo búlgaro que hizo que todo el pueblo saliera a las calles. Y no solo esto, el triunfo unió a los búlgaros que recibieron a los futbolistas así: “Bienvenidos a los abrazos de la madre Bulgaria, queridos futbolistas. El pueblo búlgaro, nuestros compatriotas en el extranjero, y nuestros vecinos les agradecen todo lo que hicieron en los pasados 30 días. Hicieron para Bulgaria tanto como no lograron hacer todos los diplomáticos y políticos de este siglo.
La recepción de los futbolistas tuvo lugar en Sofía y desde luego el entonces alcalde Alexander Yanchulev les daba la bienvenida: “Valientes búlgaros, les agradecemos la enorme alegría que nos obsequiaron haciendo de Bulgaria la cuarta fuerza futbolística en el mundo. Queridos futbolistas, en menos de un mes, lograron que recuperáramos nuestra autoestima y orgullo de búlgaros. Todo el mundo habla con respeto de Bulgaria y de su capital. Por esto, la junta municipal de Sofía por unanimidad les ha declarado ciudadanos honoríficos de la capital, con lo cual sus nombres ya figuran en el Libro de Oro de Sofía. Al entregarles la insignia honorífica de Sofía expresamos nuestro respeto hacia Uds. y a su hazaña de dignos compatriotas nuestros”.
El entrenador Dimitar Penev, el portero Borislav MIjailov, los delanteros Hristo Stoichkov y Emil Kostadinov son algunos de los héroes del pueblo búlgaro de entonces y para siempre.
A continuación les ofrecemos la canción Gracias y perdón en la voz de Georgi Minchev que rinde homenaje a la maravilla que hicieron los deportistas en los terrenos futbolísticos.
Versión en español por Hristina Taseva
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