“Las ventajas superan, a ciencia cierta, los inconvenientes”. En estos términos la canciller germana, Angela Merkel, comentó el acuerdo con Grecia, logrado en Bruselas al cabo de 17 horas de negociaciones. De llegarse a un nuevo, tercer rescate para Grecia, el Gobierno de Alexis Tsipras contará en los próximos tres años con la cuantía de unos 86 mil millones de euros. Según Angela Merkel, 25 mil millones se necesitarán únicamente para la recapitalización de los bancos helenos.
Por quinto año consecutivo, la crisis de la deuda en la vecina Grecia no abandona las primeras planas de los medios informativos alemanes. Es lógico puesto que, además de ser Alemania primera potencia económica europea, por los 85 mil millones de euros otorgados a Grecia, es el acreedor más generoso de ese país en el marco de la UE. Los políticos, expertos y medios informativos germanos, sin embargo, siempre han enfocado la crisis de deuda griega no sólo a través del prisma financiero y económico, sino como un test para los valores preconizados en la UE, sobre todo, para la solidaridad europea.
Antes del logro del acuerdo, en horas tempranas de la mañana del lunes, Martín Schulz, presidente del Parlamento Europeo, manifestó sin ambages que el porvenir de la UE está pendiente de las negociaciones en Bruselas: ”El Grexit significaría el fin de la Europa unida”, señaló. Los líderes de los 19 países miembros de la Eurozona no permitieron, en última instancia, que Grecia abandonara la moneda común. Al menos, de momento. Es que el acuerdo plantea varias condiciones Sine Qua Non y una de éstas es la votación del texto en el Bundestag alemán. “Esto probablemente ocurra el viernes”, manifestó el presidente del Bundestag, Norbert Lamert, de la Unión Demócrata Cristiana de la canciller Merkel, pero resaltó expresamente que, antes, “Atenas deberá hacer sus tareas”. Siegmar Gabriel, presidente del Partido Socialdemócrata y ministro de Economía en el Gobierno de Merkel, espera que el Bundestag y el resto de parlamentos en la Zona Euro respalden el acuerdo con Grecia.
Evidentemente, la amplia coalición gobernante en Berlín estima como factibles las tareas planteadas ante Atenas, pero igualmente acentúa en las consecuencias éticas para la UE. ”Grecia debe urgentemente recuperar la confianza”, comentó el ministro alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, quien calificó el acuerdo de “expresión de la capacidad histórica de los europeos de lograr compromisos”. Apenas se da sintonía en las declaraciones de los socios de la coalición en Berlín, no cesan las críticas lanzadas contra el “férreo” ministro de Finanzas, Wolfgang Schauble. El vicepresidente del Partido Socialdemócrata, Ralf Stegner, acusó al democristiano, Schauble, que en la última semana había apostado, erróneamente por el Grexit, aunque como medida temporal.
La oposición liberal en Alemania, en cambio, no se encuentra tan encantada por lo acordado en Bruselas. ”El acuerdo no hará sino reforzar las fuerzas centrífugas en la UE. Hemos desperdiciado la oportunidad de relanzar la Eurozona con mayor número de incentivos económicos para fomentar la competencia. En vez de ello, una vez más, fue la esperanza la fuerza motriz en la toma de la decisión en Bruselas”, comentó Kristian Lindner, presidente de los Liberales Libres.
Tras el logro del acuerdo para resolver la crisis de la deuda griega, los parlamentos nacionales de los países de la Eurozona deberán ahora dar su visto bueno al texto. De momento, no tienen razones para preocuparse quienes integran la amplia coalición: la Unión Demócrata Cristiana de Angela Merkel y los socialdemócratas de Siegmar Gabriel. Es que, también en esta ocasión, el Gobierno obtendrá el respaldo indispensable. No obstante, los críticos en Alemania ya han empezado a contar los votos de los diputados por la coalición gobernante, quienes votarán en contra. Desde el comienzo de la crisis griega en 201,0 su número va en aumento aunque a unos ritmos despreciables.
Versión en español por Mijail Mijailov
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