Durante la semana que termina hemos presenciado extraños desfases en las declaraciones públicas de representantes de la elite política búlgara y mucha gente se ha preguntado si acaso se trataba de discrepancias en las posturas o bien del enésimo farol para engañar a la sociedad. ¿De qué se trata? El presidente Rosen Plevneliev, a quien varios observadores ya coinciden en calificar de rusófobo manifestó durante su visita a Kiev que Bulgaria respaldaba y reclamaba una continuación de las canciones contra Moscú hasta que quedaran garantizados la soberanía y la integridad territorial de Ucrania. En rueda de prensa conjunta con su homólogo ucraniano Petró Poroshenko el jefe de Estado búlgaro dijo, además que la anexión de Crimea por parte de Rusia violaba el derecho internacional y que “Bulgaria no reconoce ni reconocerá jamás este ilegal acto”. Plevneliev remachó su declaración con el eslogan: ”Para nosotros Crimea es Ucrania, y Ucrania es Europa”. La frase resonó un tanto como “Unión indestructible de repúblicas libres” y dejó la impresión de que , según el orador, Rusia estaba en Asia. Un par de días después de haber pedido el jefe de Estado una prolongación de las sanciones contra Rusia, el primer ministro búlgaro Boiko Borisov, calificado por una serie de observadores como un político pronorteamericano manifestaba entrevistado por la agencia informativa rusa TASS: ”Ruego a Dios a que los líderes se pongan de acuerdo con rapidez y que las sanciones contra Rusia sean revocadas”. Borisov agregó, además, que “sin tener nosotros culpa alguna, sin habérnoslo propuesto , las relaciones entre Bulgaria y Rusia se han vuelto tibias”. Reconoció que “Bulgaria como país miembro leal de la OTAN y de la UE ha respaldado las sanciones” pero que ahora está procurando hacer ”todo lo posible por la restauración de los contactos normales” entre Bulgaria y Rusia, “que tienen tradiciones dilatadas y cuya destrucción provoca pérdidas para Bulgaria”, generadas incluso por las contra sanciones decretadas por Moscú. El primer ministro puso la guinda al pastel diciendo que: ”los lazos históricos, la postura amistosa y el sentimiento de reconocimiento del pueblo búlgaro por el ruso que se crearon durante la guerra de Liberación de Bulgaria, no dependen de la coyuntura política del día”.
Resumiendo, podemos decir que en la semana que termina quienes estaban pendientes de la evolución de la política exterior de Bulgaria, se vieron abocados al dilema de poder adivinar hacia dónde se inclinaba la balanza, hacia el poder presidencial o a favor del Ejecutivo, y ¿qué pensar sobre la posición oficial búlgara frente a la crisis ucraniana, y, concretamente, con respecto a Moscú?
Versión en español por Mijail Mijailov
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