El cerco de monasterios alrededor de la millonaria urbe capitalina búlgara se llama Monte Sagrado de Sofía. Nadie sabe a ciencia cierta el número exacto de los templos, capillas, fuentes sagradas y santuarios desplegados como un rosario de perlas por el valle de Sofía. Algunos han sido restaurados, otros languidecen en la ruina y el olvido. Sin embagro, los recorridos de peregrinaje por estos centros espirituales trae paz y consuelo a los creyentes. Para el resto de las personas conocerlos es un motivo excelente para aproximarse a lo más profundo de la herencia espiritual de Bulgaria y conocer más sobre la historia de muchos siglos del cristianismo en estas tierras.
En su afán de promover el turismo de peregrinación, la Municipalidad capitalina, junto con la Facultad de Teología de la Universidad de Sofía, se ha dedicado a desarrollar rutas especiales que llevan a algunos de los monasterios más emblemáticos del llamado Monte Sagrado de Sofía. En la Edad Media la pristina ciudad de Sredetz (el nombre de Sofía en aquella época) fue uno de los mayores centros espirituales en tierras búlgaras. Esto explica la alta concentración de templos y lugares sagrados en la zona.
Al sur de la capital se encuentra el monasterio búlgaro más importante y más famoso, "San Juan de Rila", que, a pesar de no formar parte del Monte Sagrado de Sofía, es uno de los lugares religiosos más visitados del país. Por eso las personas que emprenden tales viajes de peregrinación, no dejan de pasar primero por él. El Monasterio “San Juan de Rila” fue construido en el siglo XIV y está dedicado al santo patrono de Bulgaria. Una ruta peatonal de seis días, que parte de la Basílica de Santa Sofía, en el centro de la capital, conduce al santo lugar pero antes los peregrinos cruzan tres montañas: Vítosha, Verila y parte de la montaña de Rila.
Sin embargo, el objetivo de este viaje espiritual no son el recorrido ni la visita a los lugares de interés cultural e histórico por el camino.
“Se trata de una remembranza relacionada con el traslado de las reliquias del santo al monasterio por sus discípulos – explica Tsvetelín Mijáylov de la Empresa Municipal de Turismo de la Municipalidad de Sofía y agrega –:Durante las peregrinaciones, en todas las capillas, iglesias y templos se ofician servicios religiosos porque los peregrinos están acompañados por sacerdotes. De hecho, esta es la idea, ya que no se trata sólo de practicar cierto tipo de turismo y hacer travesías de montaña. Siempre hay misas matutinas y vespertinas en los diferentes lugares en que nos detenemos y encontramos templo. Generalmente, la gente que se apunta a estos recorridos no se interesa tanto por el lado histórico o la arquitectura de estos sitios sino más bien quiere vivir una elevación espiritual, purificarse, quiere ser, aunque sea por breve rato, parte de la vida eclesiástica que buye en estos centros religiosos y que queda invisible para muchos, por desgracia”.
Una gran cantidad de monasterios a tiro de piedra de la capital atraen cada año a peregrinos de todos los rincones de Bulgaria. Algunos se inscriben en las rutas turísticas de los extranjeros interesados en el turismo religioso, que son, en su mayoría, visitantes de Israel, Rusia y Ucrania.
Magníficas joyas de la arquitectura eclesiástica ortodoxa son, por ejemplo, el cenobio de la villa de Zemen “San Juan el Apóstol” del siglo XI, próximo a Sofía, que fue restaurado recientemente, o el de la villa de Étropole, de la Santísima Trinidad, construido de piedra caliza en el siglo 12. En Pascuas se organiza una travesía de peregrinaje hasta el Monasterio de San Salvador, en la aldea de Lozen, fundado probablemente en los siglos XI a XII. Es el claustro más oriental de todos los que forman el Monte Sagrado de Sofía. Y en la festividad del Espíritu Santo (el día 50 de la Resurrección de Cristo) se organiza un recorrido de peregrinación al Cenobio de la Santa Trinidad, en la zona de la aldea de Divotino. Su construcción se remonta al año 1046 y es uno de los más antiguos y bien conservados en la zona.
Versión en español por Daniela Radíchkova
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