A finales de la semana pasada en Riga fue dado un paso muy importante hacia la profundización y la ampliación de los suministros de gas en el centro y en el este de Europa. Los ministros de Exteriores de Bulgaria, Eslovaquia, Hungría y Rumanía firmaron un memorando político sobre sus intenciones de conectar los sistemas de transporte de gas de esos países. El proyecto fue denominado Eastring y se suministrará con gas de Azerbaiyán, Turkmenistán, Irak, Chipre y Rusia y permitirá suministros reversibles de puestos gasísticos en el oeste de Europa. 

Se trata de un paso hacia la realización del Corredor Vertical de Gas que es muy importante para Bulgaria sobre todo después del fracaso del gasoducto transeuropeo, South Stream, que debería pasar por este país y suministrar con gas ruso el centro y el este de Europa. Incluso después de haber sido sustituido por el nuevo gasoducto, Turkish Stream, Sofía continuó haciendo planes de ocupar un lugar geoestratégico más importante en el mapa gasístico del continente y no dejó de lanzar ideas en este sentido, la mayor parte de las cuales fueron aceptadas como poco serias. 

La idea de conectar los gasoductos de Bulgaria con los sistemas de tránsito de gas de los países del centro europeo, mediante el Corredor Vertical de Gas, fue recibida con alegría por la CE que dejó bien claro que es posible que financie este tipo de proyectos. Precisamente en este contexto de necesidad de integración y, por consiguiente, de una independencia mayor de los suministros de gas ruso, debería concebirse el memorando que acaba de ser firmado.

El primer paso, al menos a nivel político, ya ha sido dado y, de aquí en adelante, seguirán largos análisis y prospecciones técnicas. La primera tarea a este respecto será decidir cuál de las dos variantes debatidas se llevará a cabo. Todavía no está claro si el Eastring en cuestión abarcará únicamente a Eslovaquia, Hungría y Rumanía o a él se sumará también Bulgaria. A estas alturas hay que decir que a pesar de la falta de claridad Sofía firmó el memorando, ya que sabe que tiene fuertes ventajas.

Es verdad, los tres gasoductos que pasarán por Turquía transportando gas ruso o azerí, deben entrar en territorio europeo cerca de las fronteras con Bulgaria. En su territorio pasa el lazo más directo y más corto con el centro y el oeste de Europa que debería utilizarse para el fracasado proyecto Nabucco Oeste. El gasoducto Trans-Anatolian, el Turkish Stream, el gasoducto Trans-Adriático entrarán en Europa a pocos kilómetros de Bulgaria y su prolongación al oeste y al norte hacia el centro y el oeste de Europa será no solo lógica, sino rentable desde el punto de vista económico. Aquí hay que mencionar los chismes no confirmados de que, a pesar de las discrepancias entre Moscú y Sofía a causa del fracasado South Stream, ya se están sosteniendo conversaciones de una variante más pequeña del gasoducto que salga en la costa búlgara del mar Negro. Por muy mínima que sea la variante en comparación con la inicialmente prevista, de 63 mil millones de metros cúbicos de gas al año, el nuevo proyecto superará las modestas necesidades de Bulgaria de unos 3 mil millones de metros cúbicos y el resto de la cantidad tal vez será orientada al interior del continente. No hay nada más lógico que conectar los sistemas de tránsito de gas de Rumanía, Hungría y Eslovaquia. Además, la construcción de las conexiones en ambos sentidos entre Bulgaria y Grecia y Rumanía ya está en una fase muy avanzada. 

El acuerdo político de crear un anillo gasístico entre los cuatro países europeos tiene todas las oportunidades de ver luz verde. La iniciativa es realista, mutuamente ventajosa y en plena sintonía con la política de diversificación energética e independencia de la UE. 

Versión en español por Hristina Taseva