El año 1885 culminó con uno de los eventos más importantes en la historia de Bulgaria: la Unificación del Norte y el Sur del país. Esto se hizo posible siete años después de la independización de Bulgaria al cabo de casi cinco siglos de dominio otomano. El 3 de marzo de 1878, con la firma del Tratado de Paz de San Stefano, terminó la Guerra Ruso-Turca de 1877 y 1878, libertadora para Bulgaria. Según el tratado, en los marcos del país renacido estaban incluidas tierras habitadas principalmente por búlgaros.
Algunos meses más tarde, empero, el Congreso de Berlín de las Grandes Potencias revisó el contrato, fragmentando el país en varias partes. El territorio entre la cordillera de Stara Planina, que divide el país en dos, y el río Danubio, con la región de Sofía, fue separado en el Principado de Bulgaria. Las tierras al sur de Stara Planina obtuvieron el estatuto de región autónoma dentro del Imperio Otomano bajo el nombre de Rumelia Oriental. Macedonia y Tracia Oriental fueron devueltas al sultán.
A finales de los años 70 y principios de los 80 del siglo XIX, la unificación del Principado libre y Rumelia Oriental se convirtió en objetivo nacional. La Unificación fue labrada políticamente por el príncipe Alejandro de Battenberg y el primer ministro Petko Karavélov.
El archivo sonoro de Radio Nacional de Bulgaria conserva un registro en que el académico Jristo Jrístov, en aquel momento director del Instituto de Historia de la Academia de Ciencias de Bulgaria, habla del papel de los dos en tan relevante acontecimiento en la historia de la Bulgaria moderna: “Estas dos personalidades aunaron sus fuerzas en la brega por la Unificación; el primer ministro Petko Karavélov, una figura sobria, y el príncipe Battenberg, que en 1881 realizó un golpe de Estado y abolió la Constitución. Amenazado con la abdicación, Battenberg entendía que había que apoyarse en el pueblo y se convirtió en portavoz de los intereses de la nación. Si no hubiera encabezado la Bulgaria unida, la obra de la Unificación se habría enfrentado a muchas más dificultades”.
Un papel importante en la preparación de la unificación desempeñaron también los combatientes en las luchas por la Liberación de Bulgaria de la dominación otomana. En febrero de 1885, en la ciudad de Plóvdiv, fue constituido un Comité Revolucionario Secreto, presidido por Zajari Stoyánov, destacado escritor, publicista y apóstol del Levantamiento de Abril de 1876 que dio pie para la Guerra Ruso-Turca. Unos meses más tarde comenzó a salir el periódico Borba (Lucha) redactado por Zajari Stoyánov. A pesar de que llegaron a publicarse tan sólo 15 números, el periódico se convirtió en una importante fuente de información para los habitantes de Rumelia Oriental. A través de él los revolucionarios declaraban que lucharían por "la verdadera libertad e independencia de este país, llamado Bulgaria, usando las armas adecuadas, cuando y donde sea necesario”.
En la madrugada del 6 de septiembre el gobernador de Rumelia Oriental, Gavril Krástevich, fue destituido y fue formado un Gobierno provisional de la región, integrado por representantes de las fuerzas políticas, los militares y los revolucionarios.
En los siete años, entre la Liberación de Bulgaria y la Unificación en Rumelia Oriental, se creó un estrato de numerosos funcionarios, oficiales militares y ciudadanos que sacrificaron su buena posición en nombre de la causa nacional.
Con motivo del centenario de la Unificación, en Plóvdiv fue erigido un monumento dedicado a este importante suceso de la historia nacional.
El fondo sonoro de esta Casa guarda también un registro del discurso del entonces líder de Bulgaria, Todor Zhívkov, presidente del Consejo de Estado y secretario general del Comité Central del Partido Comunista, pronunciado durante la inauguración del monumento, el 6 de septiembre de 1985: “Compañeras y compañeros, con gran emoción cumplo el encargo del Consejo de Estado de la República Popular de Bulgaria de inaugurar aquí, en la ciudad antigua de Plóvdiv, el monumento levantado con motivo del centenario de la Unificación del Principado de Bulgaria con Rumelia Oriental. Este monumento es la expresión de nuestra gratitud a quienes con gran fervor patriótico y espíritu de entrega dieron lo más preciado, la vida, por la victoria de la Unificación. Gloria eterna a estos hijos heroicos de nuestro pueblo que con el verbo y con la espada realizaron la Unificación”.
Hoy en día, al volver atrás, en 1885, y leer de nuevo las páginas de la historia, los búlgaros recordamos una vez más que Petko Karavélov, el príncipe Alejandro de Battenberg y los miembros del Comité Revolucionario Secreto tenían diferentes ideas sobre la Unificación. Sin embargo, esto no impidió que unieran sus esfuerzos en nombre del ideal nacional, sin buscar beneficios ni rivalizar entre sí. Sin duda alguna, es un ejemplo digno de seguir.
Versión en español por Daniela Radíchkova
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