El atractivo grupo Red Hot Chilli Pipers, de Escocia, acaparó la atención del público búlgaro en la noche del 11 de mayo con un concierto que dio inicio a la vigésima edición del Festival Internacional “Salón de las Artes”, organizado por el Palacio Nacional de Cultura. El ingenioso juego de palabras con el nombre de la famosa banda de rock estadounidense Red Hot Chilli Peppers es una muestra del sentido del humor del grupo gaitero fundado en 2002 en Escocia. Además del instrumento tradicional típico, incluye guitarras, teclados y batería.

Durante meses los gaiteros escoceses mantuvieron correspondencia con sus colegas búlgaros, invitados a participar en el concierto: Valya Balkanska, la célebre cantante de los montes Ródope cuya interpretación del tema “Izlel e Delio jaydutin” (Salió el rebelde Delio al monte), emblemático de la región de los Ródope, forma parte del disco de oro que vuela desde 1977 a bordo de la lanzadera espacial Voyager en busca de otras vidas; su compañero permanente en el escenario, Pétar Yánev (gaita kabá, de tono bajo) y el conjunto folclórico Orfikus. Los músicos búlgaros prepararon varias actuaciones en solitario y aprendieron piezas del repertorio de los músicos escoceses esperando con impaciencia el espectáculo deslumbrante, al que aportaron “el colorido búlgaro”.

Valya Balkanska y Pétar Yánev ya han tenido la oportunidad de participar en actuaciones conjuntas con gaitas escocesas en un evento real, en Gran Bretaña, hace unos años. La voz de Valya Balkanska y la gaita kabá de Pétar Yánev sonaron junto con la banda musical militar de la guardia de la Reina, en un concierto organizado por la Corte Real.

En la víspera del concierto, Pétar Yánev ofreció para Radio Bulgaria detalles sobre la participación de los músicos búlgaros en el programa:

“Lo que queremos hacer es reunir las dos culturas, las dos sonoridades: la gaita escocesa en combinación con la canción y la gaida kaba rodopianas. Los medios de comunicación constantemente insisten en que habrá algún tipo de choque. Pues no habrá nada por el estilo. Es mi profunda convicción que este instrumento, en todas sus variedades tiene una raíz común. Creo que hay que buscarla donde nuestros antepasados en estas tierras, los tracios. Según mi parecer, la gaita proviene de su cultura, y luego se extendió por toda Europa. La buena música, para mí, es consonancia, es unión. Esto es lo que intentaremos hacer. Con nosotros están los gaiteros de la formación folklórica Orfikus en la que tocan músicos del conocido conjunto 100 gaitas kabá. El más joven es de 14 años de edad, el mayor, de 84. Nosotros participamos en una o dos de sus piezas. Hemos preparado para ellos la canción Lindo bosque mío, que es muy popular en Bulgaria y no es difícil de interpretar por músicos extranjeros. Hemos heredado una enorme variedad de ritmos irregulares, melodías increíbles, construidas sobre modos musicales (líneas melódicas), típicos de Europa y de los maqam del Oriente. Debemos estar orgullosos de tener el folklore más diverso del mundo”.

“Juzgan de nosotros por nuestras tradiciones, cómo somos como nación e historia, por eso me mantengo firme en cantar temas folklóricos autóctonos – dijo por su parte Valya Balkanska –. Ya tengo la experiencia de mi participación en Gran Bretaña y sé cómo suenan nuestras canciones en la voz de las gaitas escocesas. Estoy curiosa cuál sería el resultado ahora, cuando serán comparadas con la interpretación de las auténticas gaitas kabá. No voy a transformar mis canciones; en ellas y en las tradiciones que conservamos están perpetuados los Ródope”.

Versión en español por Daniela Radíchkova