“Iván, el talento y los niños”es el título de un documental exhibido en preestreno en el Complejo Nacional de Enseñanza y Cultura con Liceo Italiano, de Sofía. En ese centro docente imparte clases desde hace muchos años el eminente pintor nacional, Iván Yahnadzhiev.

El documental nos introduce en la creación de este artista del pincel y en su mundo de esfuerzo artístico, talento y entrega. “Nunca creí que pintar con niños sería tan importante para mí”, dice el pintor. “En cuanto te adentras en un dibujo infantil, descubres rutas y vías a que siempre has aspirado. ¡La creación infantil es tan sincera y tan espontánea! La experiencia me ha enseñado que en la ordenación de los colores y de las formas el niño no es incapaz de mentir. Los grandes pintores están en el linde entre un adulto y un niño”.

“La pintura brota del alma del niño, no es algo que se le pueda imponer. Indistintamente de lo que le sugieras que pinte, el niño lo hace a su manera. Los bulgaritos siempre pintan el sol más grande que las casas, o el gallo, más grande que ellos mismos. En general, los niños tienen un mundo propio. He sido miembro de múltiples jurados y he valorado centenares de dibujos. He participado en toda clase de concursos de pintura infantil. Pues les advierto que en los dibujos infantiles jamás he visto ni nadie verá violencia, catástrofes o cataclismos. Los niños búlgaros suelen pintar calles llenas de sol, un mundo de paz. Al ver esos dibujos, uno se percata de que hoy los niños no quieren vivir como hemos vivido nosotros, los adultos. En alguna medida, nuestros problemas los han martirizado. Su deseo es vivir a su manera, de un modo inigualable, haciendo caso omiso de  las normas de los adultos. Por eso siempre digo que si los políticos o los adultos en general mirásemos los dibujos hechos por los niños, posiblemente se nos aclararía la idea de cómo debería ser la vida”.

Según el pintor Iván Yahnadzhiev, es muy importante insuflar en los niños seguridad de sí mismos y alentarlos a la hora de crear.

“Al hacer arte con un niño, no puedes decir, como he oído a algunos colegas “el niño no puede más”. Sí que puede, hay que ayudarle a que aprenda a ver los colores, a oír la música al escucharla. Es mi ambición, y es algo muy importante desde mi punto de vista. A la entrada de nuestra escuela hay un letrero que me encanta. Dice: “Ayúdame para que te glorifique”.

Dicho sea de paso, en el interior de la escuela en que trabaja Iván Yahnadzhiev, se pueden ver tanto dibujos de los alumnos más pequeños como magníficos tapices y elementos decorativos elaborados por el maestro con participación de los alumnos mayores: un nogal, un molino hecho de 30 kilos de rebanadas de pan, una instalación de tres metros con un puercoespín cuyas espinas son, de hecho, cinco mil bolígrafos, etc. Es impactante el colorido de las obras, tan característico de la creación del maestro Yahnadzhiev. Lienzos suyos adornan muchos hogares búlgaros y están presentes en galerías nacionales, europeas y de otros continentes.

“Es muy bello el instante en que el cuadro cobra vida propia. En cuanto el pintor lo termine, el cuadro no está acabado aún. Se convierte en auténtico cuadro al abandonar el taller y toma un camino propio. Se vende, se revende y sigue derroteros impredecibles. A veces puedes topar con él en una casa en que nunca pensaste que podría estar una obra tuya. Puede suceder, asimismo, que en una ciudad, distante de la tuya, alguien te pare en la calle para decirte “Tengo un cuadro suyo en casa”. Son momentos que brindan infinita satisfacción”.

El pintor Iván Yahnadzhiev organiza diversas actividades artísticas con su hijo, que reside en Italia.

“El promotor de la mayoría de ellas es él, porque trabaja como pintor y como periodista parlamentario en Roma. Tiene la posibilidad de establecer contacto con diversas organizaciones y a veces hacemos juntos cosas extrañas. La última fue pintar sobre los restos de coches destrozados en accidentes de tráfico. Lo hicimos junto con Laura Boldrini, presidenta de la Cámara de Diputados. Fue una experiencia interesante porque pretendía alertar sobre la necesidad de cuidar de los niños en las carreteras y conducir con mucha precaución. Pintamos sobre los coches destrozados en el centro de Roma, a pocos metros del Parlamento italiano, y lo hicimos también en Bulgaria. Un happening muy interesante que realizó mi hijo en Italia consistió en montar 250 paraguas pintados por él sobre una calle muy antigua de Assisi. Al salir el sol, sus rayos reflejaban sobre el empedrado los colores de las pinturas de los paraguas. Hemos hecho con mi hijo también body art y otras rarezas”.

Versión en español por Raina Petkova