Hay muchas pruebas escritas sobre los orígenes del yogurt búlgaro y sus efectos benéficos sobre la salud humana. Según estudios recientes, es muy probable que el yogurt resulte ser una de las claves para la cura de la enfermedad de Parkinson. A esa conclusión ha llegado el equipo del Prof. Teymuras Kurzchalia del Instituto Max Planck de biología molecular celular y genética de Dresde. Forma parte de ese equipo de científicos el joven búlgaro Sider Penkov. *
“Los descubrimientos se realizaron a base de experimentos con los gusanos Caenorabditis elegans que nosotros utilizamos como modelo genético para muchas enfermedades”, explica Sider Penkov. Esos gusanos pueden sobrevivir sin agua bajo la condición de que un gen determinado, denominado DJ-1, funcione en ellos con normalidad. Precisamente cuando ese gen está dañado, progresan los síntomas de la enfermedad de Parkinson en una gran parte de los enfermos. El descubrimiento es que ese gen es responsable de la producción de dos sustancias simples: el ácido glicólico y el ácido D-láctico. Los estudios mostraron que si estas sustancias se proporcionan a las células nerviosas dañadas, éstas pueden recuperar su funcionamiento normal. Por suerte, el yogurt es un producto alimenticio muy rico en ácido D-láctico y por esto se puede utilizar en la prevención y la terapia de la enfermedad de Parkinson”.
El descubrimiento está patentado pero el trabajo científico continúa. Ahora lo más importante es entender el mecanismo de acción del ácido D-láctico. Se están realizando estudios clínicos previos con la participación de voluntarios sanos. ¿Se puede pronosticar cuánto tiempo durarán estos estudios?
“Es difícil decirlo”, señala el investigador joven. “Los estudios clínicos previos durarán otros seis meses más. Después la comisión de ética deberá aprobar los estudios clínicos con pacientes. Si esto ocurre, se necesitará otro par de años para realizarlos. Lamentablemente, las cosas no pueden ocurrir con rapidez”.
Durante los debates con diferentes especialistas del área, el equipo del Prof. Kurzchalia ha llegado a la conclusión de que no todos los fermentos que se utilizan en la producción de yogur producen las cantidades necesarias de ácido D-láctico. Resulta que las fuentes más nutridas de ácido D-láctico son los fermentos búlgaros.
Este descubrimiento ha sido reflejado en ediciones de prestigio como el Bild y el Times y en algunas revistas especializadas. Ha sido elogiado, pero también ha recibido varias críticas como, por ejemplo, la que se da demasiada esperanza a los pacientes que padecen la enfermedad de Parkinson. Según Sider Penkov, sin embargo, el Prof. Kurzchaliaes optimista en cuanto a los resultados del descubrimiento.
No hace mucho el Prof. Kurzchalia visitó Bulgaria por invitación de la Academia de Ciencias Búlgara y presentó una lección sobre los descubrimientos relacionados con la enfermedad de Parkinson. Él se reunió con científicos, productores de culturas de fermentos lácteos y representantes de la Asociación de los Productores de Lácteos de Bulgaria.
Si el yogurt búlgaro en realidad resultara ser la clave en la lucha de esa enfermedad, el descubrimiento podría provocar el interés de otros investigadores también.
“Puede que el yogurt presente también propiedades terapéuticas en cuanto a muchas otras enfermedades. La conexión con la enfermedad de Parkinson se hizo debido a la capacidad del ácido D-láctico de restaurar la función de las mitocondrias que son los productores de energía, algo como centrales eléctricas, para las células. Muchas otras enfermedades en realidad surgen y se desarrollan como resultado de un mal funcionamiento de estas pequeñas centrales eléctricas, lo que significa que, después de ciertos estudios, el yogur podría resultar útil para otras enfermedades neurodegenerativas”, señala en conclusión el científico búlgaro.
*Después de haberse graduado con éxito en la especialidad de Biología Molecular por la Universidad “San Clemente de Ohrid” él ganó una beca de la Sociedad Alemana para la Investigación “Max Planck” y en 2011 hizo un doctorado en el laboratorio del Prof. Kurzchalia. Actualmente trabaja en proyectos de investigación relacionados con trastornos de metabolismo.
Versión en español: Ruslana Valtcheva
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