El Holding Energético Búlgaro (HEB) es el señor estatal de la energía en Bulgaria; controla la producción y la venta de energía eléctrica y define las reglas del juego en el mercado del gas. De hecho, esto es un monopolio estatal, prohibido, en teoría, por las regulaciones vigentes en Europa, pero que en la práctica funciona libremente. Como ocurre, por regla, con los monopolios de Estado, sus negocios no van bien, sus ganancias caen, mientras que las deudas crecen. Este año, sin embargo, se ha empezado a hablar más en serio de liberalizar el mercado y destronar al monarca.

La incontrolada y todopoderosa estructura estatal se ha compenetrado con su papel de señor del mercado de la energía en Bulgaria a tal punto que provocó la ira de Bruselas, que desde hace tiempo la sospecha de abuso de posición dominante e incumplimiento de las reglas del libre mercado. Estos días Bruselas de nuevo rechinó los dientes y amenazó con intensificar el control y profundizar la investigación contra el Holding Energético Búlgaro; además, no ocultó que se propone también a imponer una multa del 10 % de su facturación anual. El Holding respondió pacíficamente que está preparando una respuesta a las preocupaciones de la CE.

El día en que Bruselas de nuevo amenazó con el dedo la megaestructura energética, como por encargo llegó la noticia que la agencia internacional de calificación Fitch Ratings rebaja la calificación crediticia de la compañía y la pone bajo vigilancia especial. La noticia no puede haber pasado desapercibida por los jefes del monopolista, que deberían de estar aún más desalentados, ya que la otra importante agencia de calificación, Standard & Poors, hizo lo mismo a inicios de marzo del año en curso. No podía ser de otra manera si los cálculos preliminares muestran que el año pasado el Holding sufrió pérdidas por valor de 260 millones de EUR. A esto se suma, asimismo, la deuda pendiente de 500 millones de EUR. Todo ello plantea serias dudas sobre su liquidez, según los expertos.

Entretanto, fueron anunciadas las estadísticas sobre los salarios en los diferentes sectores en el país, que muestran claramente que los trabajadores de la energía cobran unos de los mayores salarios en Bulgaria, a pesar de que todo el sector está en números rojos. Delián Dóbrev, presidente de la Comisión de Energía del Parlamento y ex ministro, confesó que el sector de energía tiene los salarios más altos y cuenta con mayores beneficios sociales. Otro ejemplo de “este comunismo”, según el diputado, es el número de empleados en la central nuclear de Kozloduy, 4200, mientras que el proyecto para la segunda planta nuclear, la de Bélene, de la misma potencia, preveía un personal de 800 personas.

Es evidente que la energía búlgara necesita de cambios, especialmente sobre el telón de fondo de la deuda de más de 1600 millones de EUR de la Compañía Nacional de Electricidad, que forma parte del Holding Energético Búlgaro. El Gobierno actual comenzó a discutir con fuerzas renovadas la idea de hace cuatro años de una privatización parcial del Holding Energético Búlgaro colocando sus acciones en la Bolsa de Bulgaria o en cualquier otro mercado de capitales. Esto, empero, afronta la resistencia de los círculos políticos populistas, que temen que el resultado de dicha operación conducirá inevitablemente a un aumento de los precios de la energía. De momento, en contra de toda lógica económica, los precios se mantienen a un nivel que no garantiza la rentabilidad de los productores y los proveedores.

Versión en español por Daniela Radíchkova